Las formas que enterramos.
The Shapes we buried, Emily Dickinson (1830-1886)
Por acercarse a sus cosas alejadas,
el alma tiene veces
en las que la tiniebla es rara
y la claridad es fácil.
Las formas que enterramos viven,
familiares;
en las habitaciones
sin mancha
de sepulcro,
el podrido compañero de juegos vuelve
con la chaqueta misma que llevaba
abotonada largo tiempo en el moho,
desde que ambos, en viejas mañanas,
de niños jugábamos
divididos por un mundo.
La tumba devuelve lo llevado,
los años, nuestras cosas robadas,
yemas de radiante aparición
nos saludan con sus alas.
Como si, por así decir, hubiéramos perecido,
no ellos que esperan reencontrarnos;
como si ellos fueran, no nosotros,
quienes plañen.
Of nearness to her sundered Things
The Soul has special times—
When Dimness—looks the Oddity—
Distinctness—easy—seems—
The Shapes we buried, dwell about,
Familiar, in the Rooms—
Untarnished by the Sepulchre,
The Mouldering Playmate comes—
In just the Jacket that he wore—
Long buttoned in the Mold
Since we—old mornings, Children—played—
Divided—by a world—
The Grave yields back her Robberies—
The Years, our pilfered Things—
Bright Knots of Apparitions
Salute us, with their wings—
As we—it were—that perished—
Themself—had just remained till we rejoin them—
And 'twas they, and not ourself
That mourned—
Emily Dickinson (1830-1886)