miércoles, 26 de febrero de 2025

Dos sonetos de amor de Cervantes en la Galatea


Soneto de la pastora Gelasia

 

¿Quién dejará del verde prado umbroso

las frescas yerbas y las claras (*) fuentes?

¿Quién de seguir con pasos diligentes

la suelta liebre o jabalí cerdoso?


¿Quién, con el son amigo y sonoroso,

no detendrá las aves inocentes?

¿Quién, en las horas de la siesta ardientes,

no buscará en las selvas el reposo,


por seguir los incendios, los temores,

los celos, iras, rabias, muertes, penas,

del falso amor, que tanto aflige al mundo?


Del campo son y han sido mis amores;

rosas son y jazmines mis cadenas;

libre nascí, y en libertad me fundo.


(*) Corrijo "las frescas fuentes" por "las claras fuentes", por creer que es una ditografía muy probable.

(La Galatea, Libro VI, en Obras completas, ed. Sevilla Arroyo, p. 137b)


Soneto de Elicio


Si deste herviente mar y golfo insano,

donde tanto amenaza la tormenta,

libro la vida de tan dura afrenta

y toco el suelo venturoso y sano,


al aire alzadas una y otra mano,

con alma humilde y voluntad contenta,

haré que amor conozca, el cielo sienta

qu’el bien les agradezco soberano.


Llamaré venturosos mis sospiros,

mis lágrimas tendré por agradables

por refrigerio el fuego en que me quemo.


Diré que son de Amor los recios tiros

dulces al alma, al cuerpo saludables,

y que en su bien no hay medio, sino estremo.


(La Galatea, Libro VI, en Obras completas, ed. Sevilla Arroyo, p. 141a)