jueves, 21 de septiembre de 2023

Horacio, Carmen saeculare / Himno secular

CANTO SECULAR (encargado por el emperador Augusto el año 17 a. C.)

Traducción de Germán Salinas, 1909.


CORO DE MANCEBOS Y DONCELLAS

¡Oh Febo, y tú, Diana, poderosa en las selvas, astros brillantes del cielo, siempre adorados y siempre dignos de adoración, escuchad nuestras preces en los días consagrados por los versos de la Sibila, para que las vírgenes escogidas y los castos mancebos eleven sus cánticos en loor de los dioses protectores de las siete colinas!

CORO DEL PUEBLO Y LOS MANCEBOS

Sol resplandeciente, que en tu carro de fuego nos traes y celas el día y renaces siempre nuevo y siempre el mismo, ¡así no puedas alumbrar nunca ciudad más poderosa que Roma!

CORO DE DONCELLAS

Dulce Ilitia, que presides los alumbramientos felices, protege a las madres; y ya quieras ser llamada Lucina, ya Genital, favorece, ¡oh diosa!, su fecundidad, y haz que prosperen los decretos de los senadores sobre los matrimonios y la ley conyugal llamada a multiplicar nuestra prole; así, transcurridos otros ciento diez años, volverán a resonar estos cantos y celebrarse estos juegos tres veces a la luz radiante del sol, y otras tantas en la alegría de la noche.

CORO DEL PUEBLO

Y vosotras, Parcas, siempre veraces al anunciar lo que el destino ha decretado, lo que guarda el orden estable de la Naturaleza, añadid nuevas dichas a las ya logradas. Que la tierra, fértil en granos y rica en rebaños, ciña con corona de espigas las sienes de Ceres, y fecundicen sus gérmenes vitales las. ondas cristalinas y las auras de Jove.

MANCEBOS

Depón los certeros dardos, Apolo, y escucha grato y benévolo a los jóvenes suplicantes.

DONCELLAS

¡Oh luna, creciente reina de los astros, dígnate oir a las doncellas!

CORO GENERAL

Si Roma es obra vuestra, si obedientes a vuestros mandatos abandonaron sus Lares y su ciudad y emprendieron próspero viaje hacia las playas de Etruria los habitantes de Ilión, a quienes el piadoso Eneas, sobreviviendo a la catástrofe de su patria y fiel a sus promesas, abrió libre camino a través de la incendiada Troya para darles más de lo que abandonaban, ¡oh dioses!, conceded a la dócil juventud puras costumbres, plácido descanso a los ancianos, y al pueblo de Rómulo sucesión, riquezas y glorias envidiables.

Que el descendiente esclarecido de Anquises y Venus, que ahora os sacrifica los blancos toros, impere vencedor del enemigo belicoso, y clemente con el enemigo humillado a sus plantas.

Ya el medo reconoce su poder, tan grande en la tierra como en el mar, y tiembla ante las segures de Alba; ya los escitas y los indos, antes tan soberbios, aguardan sus soberanos decretos.

Ya se atreven a volver el honor, la buena fe, la paz, el antiguo pudor y la virtud tanto tiempo olvidada; ya aparece la feliz Abundancia con su cuerno henchido de frutos.

CORO DE MANCEBOS

Y el profético Apolo, ornado de su aljaba rutilante, y siempre querido de las nueve hermanas, cuya ciencia saludable vigoriza los cuerpos que languidecen enfermos, si contempla orgulloso los alcázares del Palatino, la grandeza de Roma y la tierra feliz del Lacio, prolongue nuestras dichas otro siglo con días siempre mejores.

CORO DE DONCELLAS

Que Diana, tan reverenciada en el Aventino y el Algido, acepte los ruegos de los quince sacerdotes, y preste atento oído a los votos de los mancebos.

CORO GENERAL

Nosotros, que aprendimos a cantar en coro las alabanzas de Febo y Diana, nos llevamos a casa la firme y consoladora esperanza de que han atendido nuestras súplicas Jove y todos los dioses.


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Quinto Horacio Flaco, Carmen Saeculare  / Himno secular

Phoebe silvarumque potens Diana,

Lucidiim caeli decus, o colendi

Semper et culti, date quae precamur

Tempore sacro,

5 Quo Sibyllini monuere versus

Virgines lectas puerosque castos

Dis quibus septem placuere colles

Dicere carmen.

Alme Sol, curru nitido diem qui

10 Promis et celas aliusque et idem

Nasceris, possis nihil urbe Roma

Visere maius !

Rite maturos aperire partus

Lenis, Ilithyia, tuere matres,

15 Sive tu Lucina probas vocari

Seu Genitalis :

Diva, producas subolem patrumque

Prosperes decreta super iugandis

Feminis prolisque novae feraci

20 Lege marita,

Certus undenos deciens per annos

Orbis ut cantus ref eratque ludos

Ter die claro totiensque grata

Nocte frequentes.

25 Vosque veraces cecinisse, Parcae,

Quod semel dictumst stabilisque reruni

Terminus servet, bona iam peractis

lungite fata.

Fertilis frugum pecorisque tellus

30 Spicea donet Cererem corona ;

Nutriant fetus et aquae salubres

Et Iovis aurae.

Condito mitis placidusque telo

Supplices audi pueros, Apollo ;

35 Siderum regina bicornis, audi, '

Luna, puellas :

Koma si vestrumst opus, Iliaeque

Litus Etruscum tenuere turmae,

Iussa pars mutare Lares et urbem

40 Sospite cursu,

Cui per ardentem sine fraude Troiam

Castus Aeneas patriae superstes

Liberum munivit iter, daturus

Plura relictis :

45 Di, probos mores docili iuventae,

Di, senectuti placidae quietem,

Romulae genti date remque prolemque

Et decus omne.

Quaeque vos bobus veneratur albis

50 Clarus Anchisae Venerisque sanguis,

Impetret, bellante prior, iacentem

Lenis in hostem. [p. 118]

iam mari terraque manus potentes

Medus Albanasque timet secures,

55 lam Scythae respousa petunt superbi

Nuper, et Indi.

lam Fides et Pax et Honor Pudorque

Priscus et neglecta redire Virtus

Audet, adparetque beata pleno

60 Copia cornu.

Augur et fulgente decorus arcu

Phoebus acceptusque novem Camenis,

Qui salutari levat arte fessos

Corporis artus,

65 Si Palatinas videt aequus arces,

Rem que Romanam Latiumque felix

Alterura in lustrum meliusque semper

Prorogat aevum.

Quaeque Aventinum tenet Algiduinque,

70 Quindecim Diana preces virorum

Curat et votis puerorum arnicas

Adplicat aures.

Haec Tovem sentire deosque cunctos

Spem bonam cer tarn que domum reporto,

75 Doctus et Phoebi chorus et Dianae

Dicere laudes.

Epitafio de Sícilo a Euterpe, 100. a. C.

Se ha conservado incluso la partitura.


Soy una imagen de piedra,

Sícilo me ha colocado

donde soy, por siempre,

señal de eterno recuerdo.


Ὅσον ζῇς, φαίνου,

μηδὲν ὅλως σὺ λυποῦ·

πρὸς ὀλίγον ἐστὶ τὸ ζῆν,

τὸ τέλος ὁ xρόνος ἀπαιτεῖ.


Mientras vivas, brilla,

no temas nada en absoluto.

Que la vida dura poco,

y el tiempo exige el final.

Estásimo del Coro de Eurípides, Orestes, cuya música se ha conservado

κατολοφύρομαι, κατολοφύρομαι

ματέρος αἷμα σᾶς, ὅ σ’ ἀναβακχεύει,

ὁ μέγας ὄλβος οὐ μόνιμος ἐν βροτοῖς,

ἀνὰ δὲ λαῖφος ὥς τις ἀκάτου θοᾶς τινάξας δαίμων

κατέκλυσεν δεινῶν πόνων ὡς πόντου

λάβροις ὀλεθρίοισιν ἐν κύμασιν

[Lloro, lloro,

la sangre de tu madre que te enloquece,

la felicidad en los mortales nunca dura,

sino como la vela de un veloz navío,

que un dios hinchó y con terribles trabajos

zambulló en el mar, en sus codiciosas y mortíferas olas.]

Salmo 19, de David

SALMO 19 (18)

Himno de David.

19 El cielo azul nos habla

de la grandeza de Dios

y de todo lo que ha hecho.

2 Los días y las noches

lo comentan entre sí.

3 Aunque no hablan ni dicen nada,

ni se oye un solo sonido,

4 sus palabras recorren toda la tierra

y llegan hasta el fin del mundo.


En el cielo Dios ha puesto

una casa para el sol.

5 Y sale el sol de su casa

feliz como un novio;

alegre como un atleta,

se dispone a recorrer su camino.

6 Sale por un lado

y se oculta por el otro,

sin que nada ni nadie

se libre de su calor.


7 La ley de Dios es perfecta,

y nos da nueva vida.

Sus mandatos son dignos de confianza,

pues dan sabiduría a los jóvenes.

8 Las normas de Dios son rectas

y alegran el corazón.

Sus mandamientos son puros

y nos dan sabiduría.

9 La palabra de Dios es limpia

y siempre se mantiene firme.

Sus decisiones son al mismo tiempo

verdaderas y justas.

10 Yo prefiero sus decisiones

más que montones de oro,

me endulzan la vida

más que la miel del panal.

11 Me sirven de advertencia;

el premio es grande

si uno cumple con ellas.


12 Nadie parece darse cuenta

de los errores que comete.

¡Perdóname, Dios mío,

los pecados que cometo

sin darme cuenta!

13 ¡Líbrame del orgullo!

¡No dejes que me domine!

¡Líbrame de la desobediencia

para no pecar contra ti!


14 ¡Tú eres mi Dios y mi protector!

¡Tú eres quien me defiende!

¡Recibe, pues, con agrado

lo que digo y lo que pienso!

Salmo 90, el más antiguo, de Moisés, 1440 a. C.

SALMO 90 (89)

Oración de Moisés.

1 Dios nuestro,

¡tú siempre has sido nuestra casa!

2 Desde siempre y hasta siempre,

desde antes de que crearas

las montañas, la tierra y el mundo,

tú has sido nuestro Dios.

3 Tú marcas el fin de nuestra existencia

cuando nos ordenas volver al polvo.

4 Para ti, mil años pasan pronto;

pasan como el día de ayer,

pasan como unas horas de la noche.

5 Nuestra vida es como un sueño

del que nos despiertas al amanecer.

Somos como la hierba:

6 comienza el día,

y estamos frescos y radiantes;

termina el día,

y estamos secos y marchitos.

7 Si te enojas, nos asustas;

si te enfureces, nos destruyes.

8 Tú conoces nuestros pecados,

aun los más secretos.

9 Si te enojas, termina nuestra vida;

los años se nos escapan

como se escapa un suspiro.

10 Si las fuerzas nos ayudan,

podemos vivir setenta años,

y aun llegar a los ochenta;

pero no tiene sentido

que vivamos tanto tiempo:

esa vida de angustias y problemas

pasa pronto, lo mismo que nosotros.


11 La fuerza de tu furia

nadie ha llegado a conocerla.

¡Es tan grande tu enojo

como el temor que nos inspiras!

12 Enséñanos a pensar cómo vivir

para que nuestra mente

se llene de sabiduría.


13 Dios nuestro,

¿hasta cuándo vas a abandonarnos?

¡Vuelve a ser nuestro Dios!

¡Compadécete de nosotros

pues somos tu pueblo!

14 ¡Permítenos comenzar el día

llenos de tu amor,

para que toda la vida

cantemos llenos de alegría!

15 Ya hemos tenido días de tristeza

y muchos años de aflicción;

¡devuélvenos esa alegría perdida!

16 ¡Permite que nosotros y nuestros hijos

podamos ver tu grandeza y tu poder!


17 Dios nuestro,

¡muéstranos tu bondad,

y bendice nuestro trabajo!

¡Sí, bendice nuestro trabajo!