Rudyard Kipling: La carga del hombre blanco, 1899
Este famoso poema, escrito por el poeta imperial británico, fue una respuesta a la toma de control de Filipinas por parte de Estados Unidos después de la Guerra Hispano-estadounidense.
Tomad la carga del Hombre Blanco--
Enviad a los mejores de vuestra raza-- Id
y atad a vuestros hijos al exilio
Para servir a las necesidades de vuestros cautivos;
Para esperar con pesados arneses,
Sobre gente agitada y salvaje--
Vuestros pueblos recién capturados, hoscos,
Mitad diablo y mitad niño.
Tomad la carga del Hombre Blanco--
Con paciencia para aguantar,
Para velar la amenaza del terror
Y reprimir la exhibición de orgullo;
Con un discurso abierto y sencillo,
Cien veces dejado claro
Para buscar el beneficio de otro,
Y trabajar la ganancia de otro.
Tomad la carga del Hombre Blanco--
Las salvajes guerras de la paz--
Llenad la boca del Hambre
Y ordenad a la enfermedad que cese;
Y cuando vuestro objetivo esté más cerca
El fin buscado por otros,
Observad cómo la pereza y la locura pagana
Destruyen todas vuestras esperanzas.
Tomad la carga del Hombre Blanco--
No el gobierno sórdido de los reyes,
Sino el trabajo del siervo y el barrendero--
El cuento de las cosas comunes.
Los puertos a los que no entraréis,
los caminos que no pisaréis,
id, marcadlos con vuestros vivos,
y marcadlos con vuestros muertos.
Tomad la carga del Hombre Blanco--
Y cosechad su antigua recompensa:
La culpa de los que sois mejores,
El odio de los que guardáis--
El grito de las huestes que complacéis
(¡Ah, lentamente!) hacia la luz:--
"¿Por qué nos ha sacado de la esclavitud,
Nuestra amada noche egipcia?"
Tomad la carga del Hombre Blanco--
No os atreváis a rebajaros--
Ni a invocar demasiado fuerte la Libertad
Para disimular vuestro cansancio;
Por todo lo que lloréis o susurréis,
Por todo lo que dejéis o hagáis,
Los pueblos silenciosos y hoscos
Pesarán a vuestros dioses y a vosotros.
Tomad la carga del Hombre Blanco--
Acabad con los días infantiles--
El laurel ofrecido a la ligera,
La alabanza fácil, sin escrúpulos.
Viene ahora, para examinar vuestra hombría
A través de todos los años ingratos
Fríos, afilados por la sabiduría comprada a precio de oro, ¡
El juicio de vuestros pares!