miércoles, 10 de octubre de 2007
Tartaria, de Julio Martínez Mesanza
Cuando a mi estéril corazón me vuelvo,
por las eternas dudas asolado,
pienso en Tartaria, en gélidos desiertos,
y una sombra comienza a tomar forma
y una forma se encarna lentamente,
mientras mi débil voluntad conquista.
Deseo entonces que el jinete eterno,
a quien turban inmensas lejanías,
lleno de desazón, se ponga en marcha.
De Europa y otros poemas (1990)
De Julio Martínez Mesanza
Sólo sabes vivir en el desierto,
sólo sabes vivir contigo misma,
entre las rocas y los arenales,
lejos de los estúpidos jardines,
de las mortales rosas, del murmullo
del agua que adormece los sentidos.
Sólo sabes vivir en el desierto,
y aun el desierto te parece, alma,
sometido a la vida innecesaria.
sólo sabes vivir contigo misma,
entre las rocas y los arenales,
lejos de los estúpidos jardines,
de las mortales rosas, del murmullo
del agua que adormece los sentidos.
Sólo sabes vivir en el desierto,
y aun el desierto te parece, alma,
sometido a la vida innecesaria.
miércoles, 3 de octubre de 2007
A un galán del siglo XVII, Enrique de Mesa
Acuchilla los toros del Jarama
como a los alguaciles de la ronda,
y en su rizada cabellera blonda
prendió su corazón más de una dama.
Si del amor, en la agridulce trama,
desvío y burla halló su pasión honda,
es bien que en rimas su despecho esconda
y en madrigal convierta un epigrama.
Y cuando en duelo, por amor reñido,
rueda a sus pies el contrincante herido
y en tierra dice: "¡Confesión, que muero!",
a la luz del farol que, débil, brilla,
doblegando, cristiano, la rodilla,
le da a besar la cruz: la de su acero.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)