lunes, 16 de mayo de 2016

Textos de Pedro Calderón de la Barca en Sueños hay que verdad son

Del auto de Pedro Calderón de la Barca Sueños hay que verdad son:

I

SUEÑO: (Canta.)

¡Dormid, dormid, mortales!
Iguales son lo que les dura el sueño.
Mortales, que en la cárcel
del mundo vivís presos,
no tan solo los yerros arrastrando,
mas también arrastrados de los yerros:
dormid, dormid, al son
de mi músico acento,
que mudas consonancias de la vida
son también las quietudes del silencio.
Dormid, dormid, no solo
hoy al descanso atentos,
sino atentos a ver qué es lo que quiere (1)
en vuestras sombras revelar el cielo.
Y vosotras, ideas
que en fantásticos cuerpos
representáis como retratos vivos
ansias y gozos a sentidos muertos,
ved que Dios, conmovido
de una virtud al ruego,
en términos nos manda que las ruinas
que el sueño destruyó, restaure el sueño.

(1) Sustituyo "pero" por sino

II

REY

Aunque a lo que has venido
no dudo que lo traigas ya sabido,
con todo, he de decirlo, por si acaso
no lo contaron bien. Este es el caso:
yo soñé que de un río a la ribera
siete vacas bellísimas salían,
y cuando de sus márgenes pacían
las esmeraldas de la primavera,
vi que otras siete de la undosa esfera,
tan flacas que esqueletos parecían,
saliendo contra ellas, consumían
la lozanía de su edad primera.
Después vi siete fértiles espigas,
lágrima cada grano del rocío,
y otras siete, que en áridas fatigas
sin granarlas abril, taló el estío,
y lidiando unas y otras enemigas,
venció lo seco con llevarlo el río.


JOSEF

Que el río jeroglífico haya sido
del tiempo, gran señor, prueba es bastante,
que siempre corre y siempre va adelante,
sin que nunca haya atrás retrocedido.
Luego es el tiempo de quien ha nacido
en espigas y vacas lo abundante,
y es el tiempo también el que, inconstante,
todo lo deja a nada reducido.
Siete fértiles años imagina
en espigas y vacas, cuyo halago
en otros siete estériles termina;
y pues te avisa el golpe en el amago,
la abundancia prevén contra la ruina

y la felicidad contra el estrago.

III

[Un ejemplo de metateatro calderoniano]

SUEÑO:

Mira en triunfal carro
cómo salvador le aclama
el pueblo, y cómo los varios
males que causaron sueños
en términos satisfago
con las ventajas que hay
desde el baldón al aplauso,
desde la miseria al triunfo,
y desde la ruina al lauro;
y, pues que ya obedecida
de mí te miras, en cuanto
a causa segunda (puesto
que es de la primera el mando),
en premio de mi obediencia,
salir de una duda aguardo.
Tú me dijiste que anda
en estos visibles rasgos
de embozo un misterio, que es
milagro de los milagros;
y así, humilde te suplico
me le adelantes en algo
que pueda ser de mi duda
arrimo, si no descanso.


CASTIDAD:

Sí haré, mas con una salva.

SUEÑO:

¿Qué es?

CASTIDAD:

Que los dos parezcamos
lo que somos; esto es,
como personas tratarnos
alegóricas, y no
reales, pues con eso es llano
que no habiendo en los dos tiempo
ni lugar, daremos paso
a que la interpolación
(como si acabara un acto
y empezara otro) nos supla
la síncopa de los años,
dando por vividos siete
fértiles, con que empezando
los estériles, verás
en el pósito o erario
del trigo, que ha recogido
de la abundancia el espacio,
cómo le reparte a pobres
y ricos, no exceptuando
personas.

SUEÑO:

Eso deseo.

CASTIDAD:

Pues ven conmigo a lo alto
del monte de la visión,
patrimonio hereditario
de Josef, pues si en él fue
Isaac, su abuelo, retrato
de quien también él lo ha sido,
justo es que convenga en ambos
el mirar desde su cumbre
cómo se pueblan los campos
de racionales hormigas
que próvidas, tras el rastro
de la paja que se lleva
el Nilo, buscan el grano;
en cuya distribución
verás que hasta a sus hermanos
socorre, sin acordarse
de que le fueron ingratos;
pues subiendo de Canaán
a Egipto..., mas no perdamos

tiempo. Ven conmigo.