sábado, 17 de diciembre de 2016

Epílogo, de Antonio Nobre

Corazón mío, ¡no golpees, para!
Corazón mío, ¡déjate tumbar!
Nuestro dolor, lo sé, es amargo,
nuestro dolor, lo sé, es amargo...
Corazón mío, vamos a soñar... 
Al mundo vine, pero engañado.
Estoy cansado de vivir: 
vi lo que era, estoy hastiado,
vi lo que era, estoy hastiado...
¡No golpees más! Vamos a morir... 
Llamé a la puerta de la ventura:
nadie me abrió, golpeé en vano.
¡Vamos a ver si la sepultura,
vamos a ver si la sepultura
nos hace lo mismo, corazón!
¡Adiós planeta! ¡Adiós, oh Lama! 
Que a ambos nos vais a digerir... 
Mi corazón, la vieja llama,
mi corazón, la vieja llama.
¡Basta, por Dios! Vamos a dormir...