sábado, 31 de agosto de 2019

Itylus, de Algernon. Charles Swinburne

Itylus

Algernon Charles Swinburne

Golondrina, hermana mía, golondrina, 
       ¿cómo puede tu corazón estar henchido de primavera? 
               Mil veranos han terminado y muerto. 
¿Qué has encontrado en la primavera para seguir? 
       ¿Qué has encontrado en tu corazón para cantar? 
               ¿Qué harás, cuando el verano se acabe? 

Oh golondrina, hermana, oh golondrina rauda, 
       ¿por qué volarás tras la primavera al Sur? 
               ¿Está tu corazón en el suave Sur? 
¿No te seguirá el dolor de los viejos tiempos? 
       ¿No se te pegará la canción a la boca? 
               ¿Has olvidado antes de que yo olvide? 

Hermana, hermana mía, oh dulce y fugaz golondrina, 
       tu camino es largo hasta el sol y el Sur; 
               pero yo, cumpliendo el deseo de mi corazón, 
derramo mi canción sobre lo alto y lo hueco 
       del rojo cuerpo y boca dulce y pequeña, 
               alimento el corazón de la noche con fuego. 

Yo, ruiseñor, toda la primavera mediante, 
       oh golondrina, hermana, oh golondrina cambiante, 
               desde la primavera total hasta la nueva, 
vestido con la luz del rocío en la noche, 
       canto, mientras las horas y los pájaros salvajes siguen, 
               emprende el vuelo, y persigue y encuentra el sol. 

Hermana, hermana mía, oh suave golondrina de luz, 
       aunque todo se deleita invitado por la primavera, 
               ¿cómo alegras aún tu corazón? 
porque allá donde vueles no te seguiré 
       hasta que la vida olvide y la muerte recuerde, 
              hasta que lo recuerdes y yo lo olvide. 

Golondrina, hermana mía, oh, golondrina 
       no sé cómo tienes corazón para cantar. 
               ¿Lo tienes? ¿Ya pasó todo?
Tu señor, el verano, es bueno para ir en pos, 
       y justo a los pies de tu amante primavera 
               ¿qué le dirás, empero, a tu primavera amante? 

Oh golondrina, hermana, oh golondrina fugaz, 
       mi corazón en mí es brasa fundida 
               y sobre mi cabeza las olas han chocado. 
Pero te demorarías o yo te seguiría 
       yo podría olvidar o recordar 
               ¿tú podrías recordar y yo olvidar? 

Oh dulce hermana callejera, oh golondrina cambiante, 
       la división del corazón nos divide. 
               Tu corazón es ligero como hoja de árbol; 
pero el mío parte entre huecos de golfo marino 
       al lugar del asesinato de Itylus, 
               a la fiesta de Daulis, en el mar de Tracia. 

Oh golondrina, hermana, oh golondrina rápida, 
       te ruego que cantes no poco trecho. 
               ¿No están mojados techumbres y dinteles? 
La trama tejida que era fácil seguir, 
       el muerto cuerpecillo, la faz floreciente, 
               ¿puedo recordarlos si te olvidas? 

¡Oh hermana, hermana, tu primogénito! 
       Las manos que se aferran y los pies que siguen, 
               la voz de sangre del niño que todavía llora 
¿quién me ha recordado? Quien ha olvidado.
       Te has olvidado, oh golondrina de verano; 
               pero el mundo terminará cuando lo olvide. 

Itylus

BY ALGERNON CHARLES SWINBURNE

Swallow, my sister, O sister swallow, 
       How can thine heart be full of the spring? 
               A thousand summers are over and dead. 
What hast thou found in the spring to follow? 
       What hast thou found in thine heart to sing? 
               What wilt thou do when the summer is shed? 

O swallow, sister, O fair swift swallow, 
       Why wilt thou fly after spring to the south, 
               The soft south whither thine heart is set? 
Shall not the grief of the old time follow? 
       Shall not the song thereof cleave to thy mouth? 
               Hast thou forgotten ere I forget? 

Sister, my sister, O fleet sweet swallow, 
       Thy way is long to the sun and the south; 
               But I, fulfilled of my heart's desire, 
Shedding my song upon height, upon hollow, 
       From tawny body and sweet small mouth 
               Feed the heart of the night with fire. 

I the nightingale all spring through, 
       O swallow, sister, O changing swallow, 
               All spring through till the spring be done, 
Clothed with the light of the night on the dew, 
       Sing, while the hours and the wild birds follow, 
               Take flight and follow and find the sun. 

Sister, my sister, O soft light swallow, 
       Though all things feast in the spring's guest-chamber, 
               How hast thou heart to be glad thereof yet? 
For where thou fliest I shall not follow, 
       Till life forget and death remember, 
               Till thou remember and I forget. 

Swallow, my sister, O singing swallow, 
       I know not how thou hast heart to sing. 
               Hast thou the heart? is it all past over? 
Thy lord the summer is good to follow, 
       And fair the feet of thy lover the spring: 
               But what wilt thou say to the spring thy lover? 

O swallow, sister, O fleeting swallow, 
       My heart in me is a molten ember 
               And over my head the waves have met. 
But thou wouldst tarry or I would follow, 
       Could I forget or thou remember, 
               Couldst thou remember and I forget. 

O sweet stray sister, O shifting swallow, 
       The heart's division divideth us. 
               Thy heart is light as a leaf of a tree; 
But mine goes forth among sea-gulfs hollow 
       To the place of the slaying of Itylus, 
               The feast of Daulis, the Thracian Sea. 

O swallow, sister, O rapid swallow, 
       I pray thee sing not a little space. 
               Are not the roofs and the lintels wet? 
The woven web that was plain to follow, 
       The small slain body, the flowerlike face, 
               Can I remember if thou forget? 

O sister, sister, thy first-begotten! 
       The hands that cling and the feet that follow, 
               The voice of the child's blood crying yet 
Who hath remembered me? who hath forgotten? 
       Thou hast forgotten, O summer swallow, 
               But the world shall end when I forget. 


viernes, 9 de agosto de 2019

Dulce et decorum est, de Wilfred Owen. Poesía de la I Guerra Mundial

I

Dulce et decorum est

Doblados como viejos mendigos bajo fardos,
entrechocando las rodillas y tosiendo como viejas,
maldecimos a través del lodo
hasta darle la espalda a las condenadas bengalas
y empezar a arrastrarnos a un descanso inalcanzable.
Los hombres marchaban dormidos. Muchos ya sin botas
cojeaban calzados de sangre. Todos patéticos, ciegos todos,
bebidos por el cansancio, sordos incluso a los silbidos
de proyectiles decepcionados que caían más atrás.
¡Gas! ¡Gas! ¡De prisa, chicos! En un éxtasis de torpeza
nos calamos zafias máscaras justo a tiempo;
pero alguno seguía pidiendo ayuda a gritos, tropezando
indeciso, como un hombre ardiendo en llamas o cal viva.
Borroso tras los vidrios empañados de la máscara
y a través de aquella verde luz espesa,
como hundido en un mar verde, lo vi ahogarse.
En todos mis sueños, ante mi vista indefensa,
se abalanza sobre mí, se atraganta, se ahoga, se apaga.
Si en algún sueño asfixiante también pudieras seguir a pie
la carreta donde lo arrojamos
y ver cómo retorcía los ojos blancos en su cara,
una cara colgante, como un diablo harto de pecado;
si pudieras oír, a cada tumbo, la espuma de sangre vomitada por pulmones podridos,
obscena como el cáncer, amarga como pus
de llagas viles e incurables en lenguas inocentes,
amigo, no contarías con tanto entusiasmo
a los niños que arden ansiosos de gloria
la vieja mentira: Dulce et decorum est
pro patria mori.​

II

Himno para una juventud condenada

¿Qué fugaces campanas hay para el ganado que va a morir?
Solo la monstruosa ira de las armas,
solo el traqueteo rápido de los rifles tartamudos
poder puede puntuar sus preces presurosas,
no hay para ellos burlas de oraciones y campanas,
ni voz alguna de duelo salvo los coros,
los estridentes y dementes coros de los obuses que gimen;
y las cornetas llamantes desde tristes condados.

¿Qué velas se pueden sostener para desearles buena ventura?
No en las manos de estos muchachos, sino en sus ojos
brillará la lumbre santa del adiós,
la palidez de las frentes de las muchachas será su mortaja;
sus flores, la ternura de las mentes silenciosas
y el lento bajar de una persiana al crepúsculo.

Ozymandias, Percy Bysse Shelley

A un viajero vi, de una tierra remota.
Me dijo: hay dos piernas en el desierto,
de piedra y sin tronco. A su lado cierto
rostro en la arena yace: la faz rota,
sus labios, su frío gesto tirano,
nos dicen que el escultor ha podido
salvar la pasión, que ha sobrevivido
al que pudo tallarlo con su mano.
Algo ha sido escrito en el pedestal:
"Soy Ozymandias, el gran rey. ¡Mirad
Mi obra, poderosos! ¡Desesperad!"
La ruina es de un naufragio colosal.
A su lado, infinita y legendaria,
solo queda la arena solitaria.


(Traducción de Fernando G. Toledo).

Traducción más literal al español

Conocí a un viajero de una tierra antigua
quien dijo: «dos enormes piernas pétreas, sin su tronco
se yerguen en el desierto. A su lado, en la arena,
semihundido, yace un rostro hecho pedazos, cuyo ceño
y mueca en la boca, y desdén de frío dominio,
cuentan que su escultor comprendió bien esas pasiones
las cuales aún sobreviven, grabadas en estos inertes objetos,
a las manos que las tallaron y al corazón que las alimentó.
Y en el pedestal se leen estas palabras:
"Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes:
¡Contemplad mis obras, poderosos, y desesperad!"
Nada queda a su lado. Alrededor de la decadencia
de estas colosales ruinas, infinitas y desnudas
se extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas»


"OZYMANDIAS" (VERSIÓN ORIGINAL EN INGLÉS):

I met a traveller from an antique land
Who said:—Two vast and trunkless legs of stone
Stand in the desert. Near them on the sand,
Half sunk, a shatter'd visage lies, whose frown
And wrinkled lip and sneer of cold command
Tell that its sculptor well those passions read
Which yet survive, stamp'd on these lifeless things,
The hand that mock'd them and the heart that fed.
And on the pedestal these words appear:
"My name is Ozymandias, king of kings:
Look on my works, ye mighty, and despair!"
Nothing beside remains: round the decay
Of that colossal wreck, boundless and bare,
The lone and level sands stretch far away.