lunes, 18 de enero de 2016

Karoline von Günderrode

Del poema “Amor En Todas Partes”, dedicado a Creutzer, que la abandonó:

Todo vacío, todo mudo está, ya nada me contenta; ni aroman los perfumes ni los aires refrescan; ¡mi corazón está tan melancólico! [...]

¿Puedo en mi corazón guardar tan cálidos deseos?
Contemplar las coronas de flores de la vida,
y pasar frente a ellas sin llevar yo corona alguna,
¿y no debo, además, triste despertar?

¿Renunciaré, altanera, al deseo más querido?
¿Debo, valiente, entrar al reino de las sombras,
implorar a otros dioses otros gozos,
pedir nuevos placeres acaso a los muertos?

Descendí, pero incluso en el reino de Plutón,
en el seno de las noches la pasión arde tal que,
anhelantes, las sombras se inclinan a otras sombras.

Pues perdido está aquel sin fortuna en el amor,
e incluso aunque bajara a la laguna Estigia,
en el fulgor del cielo, seguiría sin éxtasis.