domingo, 3 de septiembre de 2023

Vive la vida, de Luis Alberto de Cuenca


 Vive la vida, de Luis Alberto de Cuenca (Por fuertes y fronteras, 1996)


Vive la vida. Vívela en la calle

y en el silencio de tu biblioteca.

Vívela en los demás, que son las únicas

pistas que tienes para conocerte.

Vive la vida en esos barrios pobres

hechos para la droga o el desahucio

y en los grises palacios de los ricos.

Vive la vida con sus alegrías

incomprensibles, con sus decepciones

(casi siempre excesivas), con su vértigo.

Vívela en madrugadas infelices

o en mañanas gloriosas, a caballo

por ciudades en ruinas o por selvas

contaminadas o por paraísos,

sin mirar hacia atrás.

Vive la vida.



Poemas de renuncia y desamor de Andrés Eloy Blanco, José Ángel Buesa y Ernesto Cardenal

 LA RENUNCIA (Andrés Eloy Blanco)


He renunciado a ti. No era posible

Fueron vapores de la fantasía;

son ficciones que a veces dan a lo inaccesible

una proximidad de lejanía.


Yo me quedé mirando cómo el río se iba

poniendo encinta de la estrella...

hundí mis manos locas hacia ella

y supe que la estrella estaba arriba...


He renunciado a ti, serenamente,

como renuncia a Dios el delincuente;

he renunciado a ti como el mendigo

que no se deja ver del viejo amigo;


Como el que ve partir grandes navíos

como rumbo hacia imposibles y ansiados continentes;

como el perro que apaga sus amorosos bríos

cuando hay un perro grande que le enseña los dientes;


Como el marino que renuncia al puerto

y el buque errante que renuncia al faro

y como el ciego junto al libro abierto

y el niño pobre ante el juguete caro.


He renunciado a ti, como renuncia

el loco a la palabra que su boca pronuncia;

como esos granujillas otoñales,

con los ojos estáticos y las manos vacías,

que empañan su renuncia

soplando los cristales

en los escaparates de las confiterías...


He renunciado a ti, y a cada instante

renunciamos un poco de lo que antes quisimos

y, al final, ¡cuántas veces el anhelo menguante

pide un pedazo de lo que antes fuimos!


Yo voy hacia mi propio nivel. Ya estoy tranquilo.

Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño;

desbaratando encajes regresaré hasta el hilo.

La renuncia es el viaje de regreso del sueño...


POEMA DEL RENUNCIAMIENTO (José Ángel Buesa)


Pasarás por mi vida sin saber que pasaste.

Pasarás en silencio por mi amor y, al pasar,

fingiré una sonrisa como un dulce contraste

del dolor de quererte... y jamás lo sabrás.


Soñaré con el nácar virginal de tu frente,

soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar,

soñaré con tus labios desesperadamente,

soñaré con tus besos... y jamás lo sabrás.


Quizás pases con otro que te diga al oído

esas frases que nadie como yo te dirá;

y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,

te amaré más que nunca... y jamás lo sabrás.


Yo te amaré en silencio... como algo inaccesible,

como un sueño que nunca lograré realizar;

y el lejano perfume de mi amor imposible

rozará tus cabellos... y jamás lo sabrás.


Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,

"el tormento infinito que te debo ocultar",

te diré sonriente: «No es nada... ha sido el viento».

Me enjugaré una lágrima... ¡Y jamás lo sabrás!


EPIGRAMAS (Ernesto Cardenal)


Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:

yo porque tú eras lo que yo más amaba

y tú porque yo era el que te amaba más.

Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:

porque yo podré amar a otras como te amaba a ti

pero a ti no te amarán como te amaba yo.


Esa será mi venganza:

Que un día llegue a tus manos el libro de un poeta famoso

y leas estas líneas que el autor escribió para ti

y tú no lo sepas.

José Antonio Labordeta, Mai / Madre

 Mai / Madre, en navarro-aragonés


Mai, mira-me as mans, as trayo buedas, lasas d’amar…

Son dos alas d’un biello pardal que no puet ni sisquiera volar.


Mai, mira-me os uellos, n’o cielo perdius n’un fondo silencio…

Son dos purnas blincadas d’o fuego que no alumbran ni matan o chelo.


Mai, mira-me l’alma aflamada de sete, ixuta d’esperanza…

Ye un campo labrau an no i creixen que allagas que punchan a vida dica matar-la.


Mai, mira-me á yo.

Me reconoixes, mai?

Fue o tuyo ninón, hue soi un hombre que no sé cómo soi.

Mai, ¿me reconoixes?

¡MAI!, ¿ni sisquiera tú?

De No deixez morir a mía voz.


Traducción al castellano


Madre, mírame las manos, las traigo vacías, faltas de amar...

Son dos alas de un viejo pardal*que no puede ni siquiera volar.


Madre, mírame los ojos, en el cielo perdidos en un hondo silencio...

Son dos chispas saltadas del fuego, que no alumbran, ni matan el hielo.


Madre, mírame el alma agostada de sed, seca de esperanza...

Es un campo labrado donde solo crecen aliagas que pinchan la vida hasta matarla.


Madre, mírame a mí.

¿Me reconoces, madre?

Fui tu niño, hoy soy un hombre, que no sé cómo soy.

Madre, ¿me reconoces?

¡Madre!, ¿ni siquiera tú?

Madre no dejes morir mi voz.

Juana de Asbaje y Ramíres (sor Juana Inés de la Cruz), ¿En perseguirme, mundo, qué interesas?

¿En perseguirme, mundo, qué interesas?

¿En qué te ofendo, cuando sólo intento

poner bellezas en mi entendimiento

y no mi entendimiento en las bellezas?


Yo no estimo tesoros ni riquezas,

y así, siempre me causa más contento

poner riquezas en mi entendimiento

que no mi entendimiento en las riquezas.


Yo no estimo hermosura que vencida

es despojo civil de las edades

ni riqueza me agrada fementida,


teniendo por mejor en mis verdades

consumir vanidades de la vida

que consumir la vida en vanidades.

Hafiz, Incluso después

 Hafiz, un poeta sufí persa:


Incluso

después

de todo este tiempo,

el Sol nunca dice a la Tierra:

"Me debes"


Mira

lo que sucede

con un amor así;

ilumina

el Cielo

entero

¿Can Nelpa Tonyazque? (¿A dónde iremos?) de Nezahualcóyotl

Nezahualcóyotl, señor de Texcoco

¿Can Nelpa Tonyazque? (¿A dónde iremos?)


¿Can nelpa tonyazque

canon aya micohua?

¿Ica nichoca?

Moyoliol xi melacuahuacan:

ayac nican nemiz.

Tel ca tepilhuan omicoaco,

netlatiloc.

Moyoliol xi melacuahuacan:

ayac nican nemiz.


¿ A dónde iremos

donde la muerte no existe?

Mas, ¿por esto viviré llorando?

Que tu corazón se enderece:


Aquí nadie vivirá por siempre.

Aun los príncipes a morir vinieron,

Los bultos funerarios se queman.

Que tu corazón se enderece:

Aquí nadie vivirá para siempre.

Benjamín Prado, La rencorosa

La Rencorosa, por Benjamín Prado


Para ti que gobiernas el país del rencor

donde todo está inmóvil,

donde nada se cura.

Para ti que conviertes

cada palabra en una cicatriz,

cada recuerdo en una barricada.

Para ti se inventaron la soberbia y la ira.

Yo que viví en tu mundo de horas irrevocables

y golpes sin regreso,

sé que no existe paz para tu guerra,

que no hay nada más que pasado en quien nunca habrá olvido.

A dónde vas a ir,

si a tu sed de venganza no hay agua que la sacie,

si no existe victoria que te haga sentir fuerte;

si tú vives

como quien para huir del fuego sube a la azotea de una torre en llamas.

Para ti

cuyos ojos abiertos en las sombras

son las heridas blancas de la noche.

Para ti en cuyas manos

se leen los venenos,

se clavan para siempre las espinas.

Para ti se ha inventado la amargura.


"Mirando la luna" de Zhang Jiuling

 "Mirando la luna" de Zhang Jiuling (张九龄).


Mirando la luna


Sobre el mar crece

una luna de satén.


Los dos la contemplamos

desde extremos diversos.


Triste, lamento

la noche tan larga

y me acuerdo de ti.


Apago el farol:

prefiero la luz de la luna.


Me pongo el capote y salgo.

Siento el rocío que nos moja.


Me duele no poder atrapar

un rayo de luz y ofrecértelo.


Regreso y me tiendo en el lecho.


Quizá pueda verte en el

sueño.