¿Están entonces Dios y la Naturaleza en conflicto,
y la Naturaleza nos da sueños tan perversos?
Parece tan cuidadosa con la especie,
tan descuidada con la vida individual,
que yo, considerando en todas partes
el significado secreto de sus acciones
y descubriendo que, de cincuenta semillas,
a menudo solo salva una,
vacilo donde pisé con firmeza,
y, cayendo con todo el peso de mis preocupaciones
sobre las grandes escaleras del altar del mundo
que descienden a través de la oscuridad hasta Dios,
extiendo las cojas manos de la fe y tanteo,
y recojo polvo y paja, y llamo
a lo que siento que es Señor de todo,
y confío débilmente en la mayor esperanza.
Canto LVI
Quien confió en Dios, fue por amor de verdad.
Y el amor fue la ley final de la Creación.
Aunque la Naturaleza, rojos sus dientes y garras,
gritó contra su credo en los barrancos.
¿Quien amó, quien sufrió males innúmeros,
quien luchó por lo Verdadero, lo Justo,
será arrastrado por el polvo del desierto
o sellado entre las colinas de hierro?
Canto CXXII
Si alguna vez, cuando la fe se ha dormido,
oigo una voz: «No creas más» y una orilla
que se rompe sin cesar y se derrumba
en las profundidades sin Dios,
un calor dentro del pecho ha derretido
la parte más fría de la razón helada,
y, como un hombre enfurecido, el corazón
se levanta y responde: «Lo he sentido».
No como un niño en duda y miedo:
ese clamor ciego me hizo sabio;
entonces era como un niño que llora,
y, al llorar, sabe que su padre está cerca.
Canto XCIX:
Sin vigilancia, la rama del jardín se balanceará,
la tierna flor revoloteará hacia abajo;
sin amor, esa haya se volverá marrón,
este arce se quemará.
Canto XXVII:
Lo considero verdadero, pase lo que pase;
lo siento cuando más dolor siento;
es mejor haber amado y perdido
que no haber amado nunca.
Canto LIV:
Así corre mi sueño, pero ¿qué soy yo?
Un niño que llora en la noche,
un niño que llora por la luz,
y sin más palabras que un llanto.
En el Canto CXXIII:
Las colinas son sombras: fluyen
de forma en forma y nada permanece;
se derriten como la niebla las tierras sólidas,
se moldean como las nubes y se van.