jueves, 26 de abril de 2012

El ministro Quijote, de Ventura Ruiz Aguilera



Hubo en una corte un ministro loco, 
loco rematado, como Don Quijote, 
a quien bautizaron con aqueste mote 
viendo cómo el reino quiso gobernar: 
mucho durar pudo, mas, por su conducta, 
que, según decían, era extravagante, 
pronto dejó a un cuerdo su sillón vacante 
dando justo origen a cierto refrán, 
que, a pesar del tiempo, dura todavía: 
"Ministro Quijote, ministro de un día." 

De las oficinas desterró a los necios 
que allí colocaron sus antecesores; 
de su lado huyeron los aduladores , 
honradez y ciencia pródigo premió. 
Consiguió que el libro santo de las leyes 
acatase ciego todo ciudadano; 
el tesoro público respetó su mano ; 
pobre subió y pobre muy pronto bajó; 
El refrán, por eso, dura todavía: 
"Ministro Quijote, ministro de un día". 

Con las opiniones fue muy tolerante, 
blando con los buenos, duro con los malos; 
pero jamás quiso persuadir a palos, 
como en nuestros días hacen más de tres. 
Mientras fue ministro, falto de memoria, 
no conoció amigo ni mimó pariente 
procediendo en todo pura y rectamente, 
por lo cual rodando baja del poder. 
El refrán, por eso, dura todavía: 
"Ministro Quijote, ministro de un día." 

Nunca se dio tono con el que le hablaba, 
fuese grande o chico, flaco fuese o gordo, 
ni por conveniencia se hizo jamás sordo, 
cosa que no pueden muchos concebir. 
Libertó a la prensa de los torpes lazos 
que la sujetaban con su férreo yugo 
y, por fin de fiesta, suprimió al verdugo; 
¡De principios tales, digno fue tal fin! 
Pero cayó pronto; bien lo merecía: 
"Ministro Quijote, ministro de un día". 

Desde aquel entonces, el mortal que sube 
máximas contrarias felizmente observa, 
y en su amado puesto firme se conserva 
sin que nada turbe su cabal salud. 
El ministro loco sírvele de ejemplo; 
hoy ya se gobierna con tan raro tino 
que ni el más imbécil hace un desatino, 
porque de él no corra por la multitud 
el refrán que el otro por doquier oía: 
"Ministro Quijote, ministro de un día". 

1851.