"Lección sobre la sombra", de John Donne (Gran Bretaña, 1572-1631)
Mi amor, párate un poco, que una filosofía
de amor quiero leerte. En las tres horas
que desgranamos juntos paseando,
iban a nuestro lado dos sombras que nosotros producíamos.
Ahora el sol se cierne sobre nuestras cabezas;
avanzamos pisándonos las sombras;
y ya todas las cosas se concretan
en dura claridad.
Así mientras crecían nuestros amores niños,
los disfraces, las sombras fluían de nosotros
y de nuestro cuidado. Ahora ya no es lo mismo.
Aún no había llegado aquel amor
a su grado más alto. Por eso se ingeniaba
en celarse a la vista de los hombres.
Pero si nuestro amor no se sostiene
en puro mediodía, nuevas sombras
proyectaremos al opuesto lado.
Y mientras las primeras cegaban a los otros,
las que vengan después trabajarán
sobre nosotros mismos, cegando nuestros ojos.
Si nuestro amor desmaya, declina hacia el ocaso,
tú me disfrazarás
falsamente tus actos, yo los míos.
Las sombras mañaneras se esfumaron,
pero éstas de la tarde irán creciendo
a lo largo del día.
Mas, ¡ay!, el día del amor es corto
cuando el amor desmaya.
El amor es la luz siempre creciente,
o plena e inmutable.
Y su primer minuto
después del mediodía es ya la noche.
John Donne en Songs and Sonnets (1633), incluido en Poetas ingleses metafísicos del siglo XVII (Editorial Acantilado, Barcelona, 2000, selec. y versión de Blanca y Maurice Molho).
De George Herbert:
ALAS DE PÁJARO
Señor, tú que al hombre creaste en riqueza y abundancia
aunque él todo perdiera neciamente,
más y más decayendo,
hasta que se tornara
paupérrimo:
contigo
déjame elevarme
igual que las alondras armoniosas,
y cantar ese día tus victorias.
Entonces mi vuelo, vencerá a mi caída.
Mi tierna edad comenzó en congoja:
y con enfermedades y vergüenza
castigaste la falta de tal modo
que me torné
más débil.
A Ti
deja que me una
y que sienta este día tu victoria:
porque si rozo en ti mi ala
la aflicción apurará mi vuelo.
John Donne
CONSTANCIA DE MUJER
Ahora que has amado un día entero,
mañana cuando partas ¿Qué dirás?
¿Acaso habrás de antedatar algún voto reciente?
¿O dirás que ahora
no somos las mismas personas que ayer éramos?
¿O es que tal vez de juramentos hechos de temos reverente
del Amor y su ira, cualquiera puede abjurar?
¿O es que así como muertes verdaderas desatan verdaderos
matrimonios,
los contratos de los amantes, imágenes de aquéllos,
unen sólo hasta que el sueño -imagen de la muerte- los libera?
¿O bien, para justificar tus propios fines
por haber cambiado tu propósito, y también tu falsedad,
no tienes otro modo de verdad que la falsía?
Vano y loco, contra esas huídas podría yo
luchar y vencer, si lo quisiera,
pero de actuar me abstengo,
pues antes de mañana, podría tener idéntica opinión.
John Donne
COMUNIDAD
Debemos amar lo bueno y odiar lo malo,
porque lo malo es malo, y lo bueno, bueno permanece,
pero hay cosas anodinas Ejemplo 2
que no podemos odiar ni amar,
pero debemos probar
hasta encontrar la inclinación de nuestro gusto.
Si, entonces, al comienzo sabia Natura hubiera hecho
a las mujeres buenas o malas,
podríamos odiar algunas y escoger otras;
pero como de tal manera las creara
que no las podemos amar ni odiar,
sólo hay una posible conclusión: podemos usar todas Ejemplo 1
Si fueran buenas se vería,
la bondad es tan visible como el verde
y ante todos los ojos se traiciona;
si fueran malas no podrían durar,
lo malo se consume a sí mismo y a los otros:
entonces, no merecen ni culpas ni elogios.
Mas ellas son nuestras cual son los frutos,
aquél que sólo prueba como aquél que devora,
o el que lo deja todo, participa también:
amores cambiados son como cambiados platos de carne;
y cuando se ha comido la semilla
¿quién no tira la cáscara?
"El saludo", de John Donne (Gran Bretaña, 1572-1631)
Por mi fe, muchas veces me pregunto
qué hacíamos tú y yo antes de querernos.
¿Como niños aún no destetados
seguíamos chupando domésticos placeres?
¿Roncábamos tal vez en la caverna
de los Siete Durmientes? Así era.
Aquel u otro placer sólo fue sueño,
y si vi alguna vez una belleza
que deseé y obtuve, no era nada
sino un sueño de ti.
Y ahora ¡buenos días!
al doble despertar de nuestras almas,
que de miedo no aciertan a mirarse.
Pues el amor gobierna
todo el amor oculto de las cosas,
y hace de un todas partes, poco espacio.
Bien está que marcharan a buscar nuevos mundos
nautas descubridores, y que muestren los mapas
un mundo y otro mundo a quien los mira;
poseamos nosotros nuestro mundo
el que tiene, el que es cada uno de nosotros.
En tus ojos mi rostro,
en los míos el tuyo se retrata,
y los rostros reflejan
dos corazones simples y leales.
¿En dónde encontraríamos mejores hemisferios,
sin crudo Norte o declinante Oeste?
Sólo mueren las mezclas desiguales:
si nuestros dos amores son uno, o tan idénticos
que ni el tuyo ni el mío cede al otro,
ninguno de los dos puede morir.
John Donne en Songs and Sonnets (1633), incluido en Poetas ingleses metafísicos del siglo XVII (Editorial Acantilado, Barcelona, 2000, selec. y versión de Blanca y Maurice Molho).