miércoles, 28 de febrero de 2007

EL ALBATROS, Charles Baudelaire



Por distraerse, a veces, suelen los marineros
dar caza a los albatros, grandes aves del mar,
que siguen, indolentes compañeros de viaje,
al navío surcando los amargos abismos.

Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas,
estos reyes celestes, torpes y avergonzados,
dejan penosamente arrastrando las alas,
sus grandes alas blancas semejantes a remos.

Este alado viajero, ¡qué inútil y qué débil!
Él, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco!
¡Éste quema su pico, sádico, con la pipa,
aquél, mima cojeando al planeador inválido!

El Poeta es igual a este señor del nublo,
que habita la tormenta y ríe del ballestero.
Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,
sus alas de gigante le impiden caminar.