Le valieron el destierro de la corte:
Los que algún tiempo tuvistes
noticia del Lavapiés,
de hoy más sabed que su calle
no lava, que sucia es;
que en ella hay tres damas
que, a ser cuatro como tres,
pudieran tales columnas
hacer un burdel francés.
[…]
Es puta de dos y cuatro,
y a mí me dijo un inglés
que la vio sus blancas piernas
por dos varas delantés…
A cuantos piden su cuerpo
se lo da por interés:
hizo profesión de puta;
¡ved qué convento de Uclés!
Este es otro de los sonetos ofensivos contra Elena y su familia:
Una dama se vende a quien la quiera.
En almoneda está. ¿Quieren compralla?
Su padre es quien la vende, que aunque calla,
su madre la sirvió de pregonera.
Treinta ducados pide y saya entera
de tafetán, piñuela o anafalla,
y la mitad del precio no se halla
por ser el tiempo estéril en manera.
Mas un galán llegó con diez canciones,
cinco sonetos y un gentil cabrito,
y aqueste respondió que es buena paga.
Mas un fraile la dio treinta doblones,
y aqueste la llevó. Sea Dios bendito;
muy buen provecho y buena pro-le haga.