domingo, 27 de mayo de 2012

Poemas de Umberto Saba


Palabras

Palabras,
donde se reflejaba el alma del hombre
-desnuda y sorprendida- en los orígenes;
busco un ángulo en el mundo, un oasis
propicio en que lavaros con mi llanto
de la mentira que os ensucia. Juntos,
el cúmulo de recuerdos espantosos
se desharía como nieve al sol.

La cabra

He hablado a una cabra.
Estaba sola en el prado, estaba atada.
Harta de hierba, bañada
por la lluvia, balaba.

Aquel balido igual era fraterno
a mi dolor. Y contesté, primero
por broma, después porque el dolor es eterno,
tiene una sola voz y no varía.
Y yo oía esta voz
gemir en una cabra solitaria.

En una cabra de rostro semita
oía lamentarse cualquier otro dolor,
cualquier otra vida.

Versión de Jesús López Pacheco

 Sobre la mesa

Sobre la mesa del bar donde nos sentamos 
en el verano amigo, caen las hojas 
de los árboles donde los estorninos 
se posan, prestos a emigrar.

Mas tú a mi lado tienes queridas 
esperanzas. Tienes la tristeza que te marca
de una sombra el rostro joven. Oscuro 
es mi llanto, que a los otros y a sí mismo se oculta.

Perspectiva 

La gente aprisa dispersa. 
                                          En la avenida 
hileras de árboles desnudos, 
al fondo allá donde se esfuman los campos, 
se aproximan –parece– hasta estrecharse.     
Y entra aquí un poco de ese cielo lila 
que turba y no consuela. 
                                           Breve tarde, 
demasiado, a la vista, tranquila.

El cristal roto

Todo se mueve contra ti. El mal tiempo, 
las luces que se apagan, la vieja 
casa sacudida por una ráfaga y que amas 
por el mal sufrido, las perdidas 
esperanzas, alguna dicha en ella gozada. 
Sobrevivir te parece negar 
obediencia a las cosas. 
                                       Y en el destrozo 
del cristal en la ventana está la condena. 


Hoja muerta

La encarnada hoja muerta 
que el viento arrastra, 
el viento y el barrendero,

–bajo el fúlgido cielo cae, ensangrienta 
con las otras la calle–

imitaría. Por náusea 
de las palabras vanas, 
de los rostros sin luz.

Pero tu voz, amable, me habla; 
haz que no caiga aún.  
  

Cenizas

Cenizas 
de cosas muertas, de perdidos males, 
de contactos inefables, de mudos 
suspiros;

vívidas 
llamas de vosotras me invisten en el acto 
que de ansia en ansia acerco a las puertas 
del sueño;

Y en el sueño, 
con los lazos tiernos y apasionados 
que tienen el niño y la madre, y en vosotras cenizas 
me fundo.

La angustia 
acecha al paso, yo la desarmo. Como 
un beato la vía del paraíso, 
subo una escala, me detengo ante una puerta 
a la cual llamaba en otros tiempos. El tiempo 
ha cedido de golpe. 
                                   Me siento, 
con los pantalones y el alma de entonces 
en una luz de fulgor; en el corazón 
se abate una alegría vertiginosa 
como el fin. 
                     Pero no grito. 
                                             Mudo 
parto de la sombra hacia el inmenso imperio.

   
Primavera

Primavera que no aprecio, quiero
decir de ti que de una calle la esquina 
doblando, tu presagio me hería 
como una cuchilla. La sombra aún leve 
de ramas desnudas sobre la tierra aún 
desnuda me turba, casi también podría yo 
debería 
renacer. La tumba 
parece insegura ante tu inminencia, antigua 
primavera, que más que otra estación 
cruelmente resucitas y matas. 

Límite 

Habla conmigo largamente mi compañera 
de cosas tristes, graves, que sobre el pecho 
pesan como una piedra; maraña 
de males inextricables, que ninguna 
mano, tampoco la mía, puede desatar. 
Un pájaro 
de la casa de enfrente sobre el alero 
se posa un instante, al sol brilla, regresa 
al cielo azul que lo cobija. 
                                          ¡Oh, él 
dichoso entre los dichosos! Tiene alas, ignora 
mi pena secreta, mi dolor 
de hombre junto a un límite: la certeza 
de no poder salvar a quien se ama.  

UNA NOTTE 

Verrebbe el sonno come l’altre notti 
s’insinua già tra i miei pensieri.
Allora
come una lavandaia un panno, torce 
la nuova angoscia il mio cuore. Vorrei 
gridare, ma non posso. La tortura,
che si soffre una volta, soffro mutuo

Ahi, quello che ho perduto so io solo


UNA NOCHE

Vendrá el sueño como las otras noches,
se insinúa ya entre mis pensamientos.
Entonces
como una lavandera con un paño, retuerce
la nueva angustia de mi corazón. Quisiera
gritar, pero no puedo. La tortura,
que se sufre una vez sola, sufro mudo

Ay, sólo yo sé lo que he perdido

FINESTRA

Il vuoto
del cielo sul color di purgatorio 
delle tegole. Dietro, la materna 
linea dei colli; in basso l’erta dove 
dai cornicioni del teatro calano
i colombi; verdeggia 
un albero che poca terra nutre; 
statue portano alati sulla lira;
fanciulli con estrose grida vagano in corsa


VENTANA

El vacío
del cielo sobre el color de purgatorio
de las tejas. Detrás, la línea
maternal de las colinas; debajo la cuesta donde
las palomas se deslizan desde las cornisas
del teatro; reverdece
un árbol que poca tierra nutre;
unas estatuas cargan aves sobre su lira;
y unos niños entre gritos caprichosos
corretean