viernes, 6 de enero de 2017

T. S. Eliot, "East Coker", de Cuatro Cuartetos


T. S. Eliot, "East Coker", segundo de sus Cuatro Cuartetos. Trad. de José Emilio Pacheco


I

En mi principio está mi fin.1 Una tras otra

Las casas se levantan y se derrumban,

Se desmoronan, las amplían,

Las trasladan, las demuelen, las restauran,

O queda en su lugar un campo raso,

Una fábrica o una desviación.

Viejas piedras para nuevos edificios,

Vieja leña para nuevas hogueras,

Viejas hogueras para la ceniza y ceniza para la tierra

Que ya es carne, pieles y heces,

Huesos de humanos y animales,

Tallos y hojas de cereal.2

Las casas viven y mueren:

Hay un tiempo para la construcción,3

Un tiempo para habitar y engendrar

Y un tiempo para que el viento arranque el cristal

desprendido,

Sacuda la tarima en que trota el ratón de campo4

Y el tapiz en jirones donde se halla bordado

Un lema silencioso.5



En mi principio está mi fin. Ahora cae la luz

A lo largo del campo raso.

Se oculta entre sus ramas la honda vereda,

Sendero oscuro en el atardecer

Donde uno se protege contra el talud cuando pasa un vehículo.

Y la honda vereda insiste en continuar

Hasta la aldea hipnotizada bajo el calor eléctrico.

En la neblina cálida la luz sofocante

Es absorbida, no refractada, por la piedra gris.

Duermen las dalias en el silencio vacío.

Esperan al primer búho que llegará con la noche.



En ese campo raso,6

Si uno no se acerca demasiado, si uno no se acerca

demasiado,

A medianoche en el verano podrá oír

Música de caramillo y tamboril,

Verá la danza en torno de la hoguera,

La asociación del hombre y la mujer

En bailes que significan matrimonio,

Un sacramento noble y útil.

De dos en dos en conjunción necesaria,

Tomados de las manos o de los brazos

Como símbolo de concordia.

Dan vueltas a la hoguera, saltan sobre las llamas

o se unen en corros.

Rústicamente solemnes o en rústica risa,

Levantan sus pesados pies en toscos zapatos,

Pies de tierra y arcilla que se alzan en el júbilo

del campo,

El júbilo de aquellos que están bajo la tierra

Desde hace mucho y nutren los cereales.

Danzan y llevan el compás,

Viven al ritmo de las vivientes estaciones,

El tiempo de las estaciones y las constelaciones,

El tiempo de ordeñar y el tiempo de cosechar,

El tiempo de acoplarse hombre y mujer

Y el de los animales.

Pies que suben y bajan,7

Comida y bebida, estiércol y muerte.



El alba ya despunta y otro día

Se dispone al silencio y al calor.

El viento de la aurora mar adentro

Ondula y se desliza. Estoy aquí

O allá o en otra parte. En mi principio.



ii

¿Qué hace noviembre en su estación postrera

Con el disturbio de la primavera

Y las criaturas del calor de estío,

Flores deshechas bajo el paso impío,

Malvarrosa que apunta a lo excesivo

(Su color rojo muere en gris cautivo),

Rosas tardías con temprana nieve?

Entre los astros a rodar se atreve

El trueno que simula un carro armado

En las guerras del orbe constelado.

Al Sol combate sin piedad Escorpión.

Sol y Luna se van. En sucesión

Lloran cometas y el meteoro vuela.8

En fuego acabará este mundo en vela.

Cazan los cielos, cazan las llanuras,

Giran en remolino las alturas:

Lumbre perpetua que arde sin consuelo

Antes que cubra a este planeta el hielo.9



Esto fue una manera de decirlo, no muy satisfactoria,

Un ejercicio perifrástico en un estilo poético raído

Que lo deja a uno ante la intolerable lucha

Con las palabras y los significados.

La poesía no importa.10

No era (para recomenzar) lo que uno se había imaginado.

¿Cuál iba a ser el valor de lo que tanto tiempo

anhelamos:

La calma tan esperada, la serenidad otoñal

Y la sabiduría de la vejez?11

¿Nos engañaron o se engañaron a sí mismos

Los ancestros de voces tranquilas

Y nada más nos legaron la receta de un fraude?

La serenidad, solo un deliberado letargo;

La sabiduría, solo el conocimiento de secretos muertos,

Inútiles en las tinieblas a las que se asomaron

O de las que apartaron los ojos.



Hay, nos parece, a lo sumo un valor limitado

En el conocimiento que se deriva de la experiencia.

El conocimiento impone un diseño y falsifica,

Porque el diseño es nuevo a cada instante

Y cada instante, una nueva y estremecedora

Valoración de cuanto hemos sido.

Solo nos desengañamos

De aquello que engañándonos ya no podía dañarnos.

En medio, no solo en medio del camino,12

Sino en todo el camino,

En un zarzal, en una selva oscura

O al borde de una ciénaga13

En donde cada paso es peligroso,

Monstruos y fuegos fatuos nos acechan

Y estamos bajo riesgo de algún hechizo.



No me hablen de la sabiduría de los ancianos

Sino más bien de su locura,

Su miedo al miedo y al delirio,

Su miedo a la posesión, a pertenecer a otro,

A otros o a Dios.

La única sabiduría que podemos esperar adquirir

Es la sabiduría de la humildad:

La humildad es infinita.



Todas las casas yacen bajo el mar.

Todos los danzantes yacen bajo la tierra.



iii

Oh tinieblas tinieblas tinieblas.14

Todos caen en tinieblas,15

Los espacios vacantes entre los astros,16

Lo vacío en el vacío:

Militares, banqueros mercantiles,

Eminentes hombres de letras,

Mecenas generosos, estadistas y gobernantes,

Notables funcionarios, presidentes de muchos comités,

Señores de la industria y pequeños contratistas:

Todos caen en tinieblas.

En tinieblas el Sol, la Luna y el Almanaque de Gotha17

Y la Gaceta de la Bolsa y la Guía de Gerentes.

Y el sentido se hiela y se pierde el motivo de la acción.

Y todos vamos con ellos en el funeral silencioso,

El funeral de nadie pues no hay nadie a quién enterrar.



Quédate inmóvil, dije a mi alma,

Y desciendan sobre ti las tinieblas

Que serán las tinieblas de Dios.18

Como en un teatro

Se apagan las luces para cambiar el decorado

Con un hueco rumor de bastidores,19

Movimiento de sombras entre sombras.

Y sabemos que enrollan y se llevan

La colina, el árbol y el paisaje,

Las altivas fachadas imponentes.20

O como cuando el metro se detiene entre dos estaciones

Y la conversación se eleva y después poco a poco

Se desvanece en silencio.

Y uno ve ahondarse el vacío mental detrás de cada

rostro.

Y solo queda el terror creciente

De no tener ya nada en qué pensar.

O como cuando, bajo anestesia,

La mente está consciente pero consciente de nada.



Quédate inmóvil, dije a mi alma,

Y espera sin esperanza.

Porque la esperanza sería esperanza

En lo que no debe esperarse;

Espera sin amor

Porque el amor sería amor

A lo que no se debe amar.



Sin embargo, queda la fe.

Pero la fe, el amor y la esperanza

Radican en la espera.

Espera sin el pensamiento,

Aún no estás dispuesta para él.

Así, las tinieblas serán la luz

Y la inmovilidad será la danza.

Susurro de corrientes y relámpagos invernales,

El tomillo silvestre no visto21 y la fresa silvestre,

La risa en el jardín, eco del éxtasis,

No perdido sino exigente,

Que indica la tortura

De muerte y nacimiento.



Dices que repito

Algo que he dicho.

Lo diré nuevamente.

¿Lo diré nuevamente?

Para llegar ahí,22

Para llegar adonde estás,

Para salir desde donde no estás,

Debes ir por un camino en el que no hay éxtasis.

Para llegar a lo que no sabes

Debes ir por un camino que es el de la ignorancia.

Para poseer lo que no posees

Debes ir por el camino de la desposesión.

Para llegar a lo que no eres

Debes ir por el camino en el que no eres.

Y lo único que sabes es lo que no sabes

Y lo único que posees es lo que no posees

Y en donde estás es en donde no estás.



iv

El cirujano herido hunde el acero23

Que interroga la parte más dañada.

Ve el mapa de la fiebre en el tablero.

Laten bajo su mano ensangrentada

La compasión y el arte verdadero.



Nuestra única salud es la enfermedad,

Si acato a la enfermera agonizante

Que no intenta agradar. Es su constante

Afán el insistir: la humanidad

Empeora y desde allí sigue adelante.



Nuestro hospital está en la Tierra entera.24

Lo legó el arruinado millonario.

En él, si bien nos va, se nos espera

Morir por el cuidado extraordinario

Del Padre que protege dondequiera.



Sube el frío del pie hasta la rodilla.

Canta la fiebre en su mental alambre.

Para tener calor me enfrío a la orilla

Del purgatorio. El frío es hielo y hambre;

Rosa la llama; el humo, zarza, astilla.

Solo bebemos sangre, y por lo tanto

Carne sangrante es la única comida.

A pesar de ello hacemos nuestra vida

De suponernos carne sin espanto

Y a este viernes llamamos Viernes Santo.



v

Y bien, estoy aquí, en medio del camino.

He pasado veinte años

–Veinte años en gran parte baldíos,

Los años de l’entre deux guerres–25

Tratando de aprender a usar las palabras.

Y cada intento es un nuevo principio

Y un tipo diferente de fracaso.

Porque uno solo aprende a dominar las palabras

Para decir lo que ya no tiene que decir

O en una forma en que no quiere ya decirlo.

Por eso cada intento es un nuevo principio,

Una incursión en lo inarticulado

Con un mísero equipo cada vez más roído

En el desorden general

De la inexactitud del sentimiento,

Escuadras de la emoción sin disciplina.

Y lo que debe ser conquistado

Mediante fuerza y sumisión,

Ya ha sido descubierto, una, dos, varias veces,

Por hombres que uno no tiene esperanza de emular,26

Pero no hay competencia:

Solo existe la lucha por recobrar lo perdido

Y encontrado y perdido una vez y otra vez

Y ahora en condiciones impropicias.

O quizá no hay ganancia ni pérdida:

Para nosotros solo existe el intento.

Lo demás no es asunto nuestro.



Hogar es el lugar del que partimos.

A medida que envejecemos

El mundo se nos vuelve más extraño, más compleja

La ordenación de muertos y vivos.

No el intenso momento

Aislado, sin un antes ni un después,

Sino la vida entera que arde en cada momento.

Y no la vida entera de un solo hombre

Sino de viejas piedras indescifrables.27

Hay un tiempo para el anochecer bajo la luz de las estrellas

Y un tiempo para el anochecer a la luz de la lámpara

(El anochecer con el álbum de fotos).

El amor se acerca más a sí mismo

Cuando dejan de importar el aquí y el ahora.

Los viejos deberían ser exploradores,

Aquí o allá, no importa dónde.

Debemos estar inmóviles y sin embargo movernos

Hacia otra intensidad,

En busca de una mayor unión, una comunión más

profunda,

A través del frío oscuro y la vacía desolación,

El grito de la ola, el grito del viento, las grandes aguas28

Del petrel y de la marsopa.29

En mi fin está mi principio.30 ~





NOTAS

East Coker es una aldea en Somerset, cerca de Yeovil. Eliot la visitó por única vez en agosto de 1937. Su familia vivió allí durante dos siglos antes de emigrar a Norteamérica. Hoy sus cenizas yacen en la iglesia de este lugar ancestral.

En el atrio Eliot contempló las “viejas piedras indescifrables”, lápidas de quienes deben de haber sido sus ancestros. En un campo próximo hay un antiguo círculo. En él, a mitad del verano danzaban los hombres y las mujeres que por tiempo inmemorial labraron la tierra de East Coker.

En The composition of Four quartets, Helen Gardner afirma que “East Coker” trata del tiempo solar, el ciclo de las estaciones, el tiempo biológico, el breve plazo entre el nacimiento y la muerte. Habla también del tiempo histórico: el paso de los siglos, el largo proceso de nacimiento, crecimiento, decadencia y muerte de cuanto somos y edificamos los humanos. Contrasta un solo día con estos ciclos y edades, opone los movimientos erráticos del tiempo psicológico y mental a la inevitabilidad de las estaciones y los cambios históricos.



i

1. En mi principio está mi fin. Eliot invierte el lema En ma fin est mon commencement que figuraba en el trono de María Estuardo, y en el último verso lo devuelve a su forma original.

María Estuardo, Mary Stuart o Mary Queen of Scots (1542-1587), fue hija de Jaime V de Escocia y María de Guisa, la familia ducal francesa que encabezó en su país la lucha de los católicos contra el protestantismo y contribuyó a la atroz matanza de hugonotes en la Noche de San Bartolomé (1572).

Por su catolicismo y su derecho a la corona inglesa, María Estuardo se convirtió en una amenaza para Isabel I de Inglaterra (1533-1603), quien al final logró ejecutarla. Su hijo, Jaime VI de Escocia, llegó al trono inglés como Jaime I.

Huérfana de padre a los seis días de nacida, a los dieciséis años María Estuardo se casó con Francisco II de Francia. Al morir su esposo y ascender al trono Carlos IX, ella volvió a Escocia cuando apenas tenía diecinueve años. Trató de establecer la convivencia entre católicos y protestantes. Se casó con su primo Henry Stuart, lord Darnley (1545-1567), nieto de Enrique VIII, y por ello él también con derechos al trono inglés. Los protestantes se levantaron contra el matrimonio pero María Estuardo los derrotó.

Ofendido porque ella se oponía a sus aspiraciones monárquicas, lord Darnley asesinó a David Rizzio, un músico italiano que era el mejor amigo de la reina. Con ayuda de parte de la nobleza, la reina venció a Darnley y dio a luz al hijo de ambos, el futuro Jaime I. Asesinado Darnley, la reina se casó según los ritos del protestantismo con su consejero James Hepburn, conde (earl) de Bothwell (1536-1578). El pueblo y los nobles se rebelaron. María Estuardo tuvo que abdicar en favor de su hijo Jaime y huir a Inglaterra. Bothwell murió demente en una prisión danesa.

Al comienzo María Estuardo fue bien recibida por la reina Isabel. Luego la acusó de complicidad en el asesinato de Darnley y la mantuvo prisionera durante los siguientes dieciséis años. La más importante conspiración para liberarla fue el proyectado desembarco de un ejército español al mando de don Juan de Austria (1547-1578), hijo natural de Carlos V y el héroe que en Lepanto derrotó a la armada otomana (1571). En recompensa, don Juan de Austria iba a casarse con María Estuardo. La alianza habría significado el término de las ambiciones imperiales inglesas. La prematura muerte de don Juan arruinó los planes.

Isabel I inculpó a María Estuardo de tramar una rebelión católica y ordenó que fuera decapitada en el castillo de Fotheringhay el 8 de febrero de 1587. Su tragedia, su valor y su belleza la convirtieron en una gran figura romántica a partir del drama que acerca de ella escribió en 1800 Friedrich Schiller (1759-1805).



2. Hojas de cereal. Cornstalk. En el inglés británico se emplea corn para todos los cereales. En el norteamericano se refiere solo al maíz.



3. Hay un tiempo para la construcción. Paráfrasis de Eclesiastés 3, 1-8: “Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. / Tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado; / tiempo de matar y tiempo de curar; tiempo de destruir y tiempo de edificar; / tiempo de llorar y tiempo de reír; tiempo de endechar y tiempo de bailar; / tiempo de esparcir piedras y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar y tiempo de abstenerse de abrazar; / tiempo de buscar y tiempo de perder; tiempo de guardar y tiempo de desechar; / tiempo de romper y tiempo de coser; tiempo de callar y tiempo de hablar; / tiempo de amar y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra y tiempo de paz” (Versión de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera).



4. La tarima en que trota el ratón de campo. Una cita de “Mariana”, un poema de lord Alfred Tennyson (1809-1892), escrito a los veintiún años:



Todo el día en la casa soñolienta

Las puertas rechinaron en sus goznes.

La mosca azul cantó en los cristales.

En la mohosa tarima

Chilló el ratón.



5. Un lema silencioso. No “En mi principio está mi fin” sino el lema de la familia Eliot: Tace aut face que puede traducirse de muchas maneras: “Actúa y calla”, “Guarda silencio y obra”, “Cállate y cumple con tu deber” o, simplemente, “No lo digas: hazlo”.



6. En ese campo raso. La sección contiene –dice Eliot en una carta de 1940– algunas frases en inglés de la época Tudor tomadas de The boke named the Governour (1531), de sir Thomas Elyot. En esta versión no se ha intentado trasladar al español la sintaxis y la ortografía antigua que conserva el original en inglés:



It is diligently to be noted that the associatinage of man and woman in daunsinge, they bothe obseruinge one nombre and tyme in their meuynges, was not begonne without a special consideration, as well for the necessarye coniunction of those two persones, as for the intimation of sondry vertues, whiche be by them represented. And for as moche as by the asociation of a man and a woman in daunsinge may be signified matrimonie, I coulde in declarynge the dignitie and commoditie of that sacrament make intiere volumes...

In every daunse, of a moste auncient custome, there daunseth together a man and a woman, holding eche other by the hande or the arme, which betokeneth concorde.



Eliot cita entre sus fuentes Germelshausen, de Friedrich Gerstäcker (1816-1872), novelista de viajes y aventuras que vivió en Estados Unidos y fue muy popular durante la infancia del poeta. Germelshausen es la historia de una parroquia a la que el papa condena a no poder vivir ni morir. Cada cien años sus habitantes renuevan por un día su fiesta espectral y enseguida vuelven a hundirse bajo la tierra. Helen Gardner comenta que East Coker no está bajo ninguna maldición: la danza en torno de la hoguera es un antiguo rito de fertilidad que puede verse “si uno no se acerca demasiado”.

Tanto su ancestro como T. S. Eliot velaron la naturaleza erótica de la ceremonia. En la Europa del Medioevo las fiestas de mayo preservaban las tradiciones paganas. La promiscuidad ritual era la forma de propiciar la fertilidad y celebrar el renacimiento de la vegetación.



7. Pies que suben y bajan. En Reunión de familia “pies que suben y bajan” es la imagen en que Agatha recoge la sensación de encarcelamiento en el tiempo.



ii

8. Al Sol combate sin piedad Escorpión. Eliot alude a una batalla en el espacio interestelar que simboliza las interminables guerras libradas en nuestro planeta. Al final del otoño Escorpio, la octava constelación del zodiaco, se hace visible en su totalidad sobre el hemisferio sur. En este sentido, triunfa sobre el Sol. Allí donde por exigencia del verso español traduzco “lloran cometas y el meteoro vuela”, Eliot dice: Comets weep and Leonids fly.

Cuando la Tierra intercepta la órbita de un cometa se producen lluvias de meteoritos, objetos sólidos que caen después de entrar en la atmósfera desde el espacio interplanetario. Eliot se refiere a los Leónidas, pertenecientes a la constelación de Leo. Fragmentos del cometa Tempel-Tuttle descubierto en 1865, los Leónidas son los meteoritos más conocidos. Aparecen referencias a ellos a partir del siglo x. Año tras año entre el 14 y el 20 de noviembre cruzan el firmamento como estrellas fugaces. Cada 33 años se produce una lluvia de especial intensidad. Desde el punto de vista científico son bolas de fuego meteóricas, bólidos que en su descenso emiten una especie de silbido. Al parecer, la visión de los Leónidas provocó la antigua creencia en los dragones voladores.



9. Antes que cubra este planeta el hielo. En el Pleistoceno, hace más de once mil años, la Tierra estuvo cubierta de hielo. Según varias teorías, la atmósfera será destruida por el calentamiento global y comenzará una nueva glaciación que hará desaparecer a nuestra especie.



10. La poesía no importa. Es decir, lo que importa para Eliot es lograr la unión con Dios y la salvación de su alma.



11. La serenidad otoñal y la sabiduría de la vejez. Quizás una respuesta a Yeats que en “After long silence”, el poema XVII de la sección “Words for music perhaps” en The winding stair and other poems (1933), escribió:



La decrepitud corporal es sabiduría; de jóvenes

Nos amábamos y éramos ignorantes.



12. En medio del camino. Cita evidente del célebre primer verso del Inferno de Dante:



Nel mezzo del cammin di nostra vita

mi ritrovai per una selva oscura

che la diritta via era smarrita.



13. Al borde de una ciénaga. Eliot escribe: On the edge of a grimpen. Al lado de Dante está citando a sir Arthur Conan Doyle (1859-1930) en El sabueso de los Baskerville. The hound of the Baskervilles comenzó a publicarse en agosto de 1901, el mismo año de El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, en The Strand Magazine. La serialización terminó en abril de 1902. Ambas novelas fueron lecturas adolescentes que Eliot recordó toda su vida. El sabueso de los Baskerville significó la reaparición de Sherlock Holmes. Conan Doyle lo había “matado” en 1893, a los siete años de su aparición en Estudio en escarlata.

Según la novela, sir Charles Baskerville es hallado muerto en su jardín que da a los páramos de Dartmoor, cerca de Grimpen, Devon. Al lado del cadáver se encuentran huellas de un perro gigantesco. Hugo (no Hugh), otro de los Baskerville, lleva a una joven a la casa familiar. Los cuerpos de la muchacha y de Hugo son hallados juntos con la garganta desgarrada por enormes colmillos. Un tercer Baskerville, sir Henry, toma posesión de la propiedad. Recibe un anónimo que le ordena mantenerse lejos de los páramos. Entonces pide la protección de Holmes y el doctor Watson. Se entera de que un criminal ha escapado de una prisión cercana. Henry Baskerville sorprende haciendo señales luminosas a John Barrymore (sic), un viejo sirviente de la familia. Barrymore confiesa que el fugitivo es su cuñado.

Watson conoce a Jack Stapleton, un naturalista que oculta un pasado tenebroso, y presenta como hermana a su esposa Beryl. En realidad Beryl se apellida García y nació en Costa Rica. (Una extraña característica que Conan Doyle legó a Eliot es el empleo de personajes siniestros provenientes de Centroamérica, como el dictador don Juan Murillo, “el Tigre de San Pedro”, en “Wisteria Lodge”; o Federico Gómez en The elder statesman.)

Stapleton hace que el sabueso, al que ha pintado de manera que fosforezca para resultar más aterrador, ataque a sir Henry. Holmes mata al perro y persigue a Stapleton, quien anhela quedarse con el lugar porque, en realidad es el hijo de Roger Baskerville que creció en Centroamérica y allí se casó con Beryl García. El villano muere en las arenas movedizas del Grimpen Mire, una ciénega que nadie puede pasar, excepto Stapleton-Baskerville, su perro y su sirviente Anthony. Su verdadero nombre es Antonio, y como Beryl proviene de Costa Rica. El doctor Watson dice: “La vida ha llegado a ser un gran pantano (grimpen mire) con pequeñas manchas verdes por doquier, en donde podemos hundirnos sin que haya una guía que señale el camino.”



iii

14. Oh tinieblas, tinieblas, tinieblas. John Milton, Samson Agonistes, versos 80-83:



Oh tinieblas, tinieblas, tinieblas,

Entre la hoguera del mediodía,

Eclipse total, irrecuperablemente oscuro

Sin esperanza alguna de luz de día.



John Milton (1608-1674) es un protagonista de los Cuatro cuartetos. Lo veremos reaparecer en “Little Gidding IV” como “uno que murió ciego y sereno”. Durante la guerra civil Milton, que ya había escrito L’Allegro, Il Pensieroso, Comus y Lycidas, apoyó a los puritanos que encarcelaron y ejecutaron al rey Carlos I. Escribió que los súbditos tienen derecho a derrocar a un mal gobernante. Publicó muchos folletos políticos, entre ellos Areopagitica (1644), defensa de la libre expresión. Oliver Cromwell (1599-1658) lo nombró secretario en latín para las relaciones internacionales. Milton a su vez tuvo como secretario a Andrew Marvell (1621-1678), uno de los grandes poetas metafísicos.

Milton quedó ciego. Tras la Restauración (1660) fue perseguido y algunos de sus libros se quemaron en la hoguera. Después recibió los beneficios de la amnistía general y pudo vivir en calma sus últimos años. Dictó a sus hijas sus grandes obras: Paradise lost y Paradise regained. El paraíso perdido consta de doce libros en verso blanco y es uno de los mayores poemas épicos en lengua inglesa. Milton escribió aquí una teodicea, es decir, un intento de justificar la existencia del mal en el mundo como resultado de la rebelión de Satán contra Dios. Dictó asimismo Samson Agonistes, que no pudo representarse porque en la Inglaterra de Cromwell estaba prohibido poner en escena a personajes bíblicos. Trataba de hundir los autos sacramentales entonces considerados mera propaganda católica.

Eliot tuvo dos actitudes ante Milton. En un ensayo juvenil sobre John Dryden escribió: “En el siglo xvii aparece una disociación de la sensibilidad, de la cual nunca nos hemos repuesto; y esa disociación se debió, como es natural, a la influencia de los dos poetas más poderosos del siglo: Milton y Dryden.” En 1936 aceptó que Milton era un poeta muy grande pero resultaba arduo decidir en qué consiste su grandeza y lo acusó de ejercer una influencia nociva en la poesía de los siglos xvii y xviii.

Rectificó este punto de vista en 1947. Culpó de “la disociación” a la guerra civil contra Carlos I y basó la importancia de Milton en la invención de su propia lengua poética y en su alejamiento del habla común. Finalizó: “En suma, me parece que actualmente los poetas se han liberado lo bastante del prestigio miltoneano como para acercarse sin peligro a su estudio, con provecho para su propia poesía y para la lengua inglesa.”

Se ha señalado también la cercanía de estos versos con Algernon Charles Swinburne (1837-1909). Escribió en “The Last Oracle” (Poems and ballads, 1878):



Oscuro el santuario y muda la canción

Que de allí brotaba,

A no ser palabras más tristes que lágrimas de sangre...



15. Todos caen en tinieblas. Eliot refuta aquí un verso del célebre poeta metafísico Henry Vaughan (1621-1695):



¡Todos se han ido al mundo de la luz!

Y yo tardo en marcharme y permanezco aquí sentado...



Vaughan supone que sus amigos han ido al cielo. Eliot, por el contrario, condena a hundirse en las tinieblas a quienes menciona.



16. Los espacios vacantes entre los astros. En el mismo pasaje de Samson Agonistes figuran los versos:



Para mí el Sol es oscuro

Y silencioso como la Luna

Cuando abandona la noche

Y se oculta en su vacante caverna interlunar.



A Eliot el empleo del adjetivo “interlunar” le pareció un golpe de genio.



17. Almanaque de Gotha. Un manual que contiene información sobre la realeza y la nobleza europeas, originalmente publicado en Gotha, ciudad de Turingia.



18. Las tinieblas de Dios. En Noche oscura I (comentarios en prosa al poema) escribe san Juan de la Cruz: “En esta noche oscura comienzan a entrar las almas cuando Dios las va sacando de estado de principiantes, que es de los que meditan en el camino espiritual, y las comienza a poner en el de los aprovechantes, que es ya el de los contemplativos, para que, pasando por aquí, lleguen al estado de los perfectos, que es el de la divina unión del alma con Dios.”



19. Con un hueco rumor de bastidores. Wings en inglés son desde luego “alas” pero también en el antiguo lenguaje teatral “bastidores”: “cada una de las piezas consistentes en telas o papeles pintados puestos en una armazón de madera, con que se forman la decoración lateral en el escenario del teatro” (María Moliner).

20. Enrollan y se llevan / las colinas y los árboles. Próspero dice en La tempestad iv, 1:



La fiesta terminó. Nuestros actores

Eran espectros todos, como dije.

Y así en el aire se han desvanecido.



21. El tomillo silvestre no visto y la fresa silvestre. Only our close-bit thyme that smells / Like dawn in Paradise. (“Solo nuestro tomillo de hojitas entrelazadas / que huele como el alba del Paraíso.”) Rudyard Kipling, “Sussex” (1902), uno de los poemas seleccionados por Eliot en A choice of Kipling’s verse (1941).



22. Para llegar ahí. Toda esta sección es una paráfrasis de san Juan de la Cruz: Subida del Monte Carmelo 1, 13:



Para venir a gustarlo todo,

no quieras tener gusto en nada;

para venir a poseerlo todo,

no quieras poseer algo en nada;

para venir a serlo todo,

no quieras ser algo en nada;

para venir a saberlo todo,

no quieras saber algo en nada;

para venir a lo que no gustas,

has de ir por donde no gustas;

para venir a lo que no sabes,

has de ir por donde no sabes;

para venir a lo que no posees,

has de ir por donde no posees;

para venir a lo que no eres,

has de ir por donde no eres.



Eliot leyó The complete works of St. John of the Cross en la admirable traducción inglesa de E. Allison Peers (1934):



In order to arrive at having pleasure in everything,

Desire to have pleasure in nothing.

In order to arrive at possessing everything,

Desire to possess nothing.

In order to arrive being everything,

Desire to be nothing.

In order to arrive at knowing everything,

Desire to know nothing.

In order to arrive at that wherein thou hast no pleasure,

Thou must go by a way wherein thou hast no pleasure.

In order to arrive at that which thou knowest not,

Thou must go by a way that thou knowest not.

In order to arrive at which thou possessest not,

Thou must go by a way that thou possessest not.

In order to arrive at that which thou art not,

Thou must go through that which thou art not.



No solo las traducciones al español: toda traducción es por necesidad más verbosa que el original.



iv

23. El cirujano herido hunde el acero. John Hayworth dice que esta parte fue escrita para el Viernes Santo de 1940 y su tema es la Pasión de Cristo. Las estrofas imitan los poemas metafísicos que corresponden a los poemas conceptistas españoles. Los conceits o conceptos son los siguientes: “el cirujano herido”, Cristo crucificado; “la enfermera agonizante”, la Iglesia cristiana y “el arruinado millonario”: Adán tras la Caída.

Según san Agustín, Adán fue presa de la tentación y trajo al mundo el pecado y la muerte. En su Sermón sobre la redención escribió Lancelot Andrewes (1555-1626), el gran teólogo de la Iglesia anglicana, enemigo del puritanismo y uno de los autores de la versión de la Biblia llamada de King James –es decir, Jaime I, el hijo de María Estuardo–: “El cirujano hiere y de su carne y su sangre hace una receta para que el paciente pueda sanar.”



24. Nuestro hospital está en la Tierra entera. La imagen del mundo como hospital ya está en Reunión de familia. Proviene de sir Thomas Browne en Religio medici (c. 1635): “No considero este mundo una posada sino un hospital; un lugar no para vivir sino para morir.” Ante Ramón López Velarde, nacido en 1888 como Eliot: “El mundo es un harén y un hospital / colgados juntos de un ensueño.” (“La última odalisca” en Zozobra, 1919.)



v

25. Los años de entreguerra. Eliot escribe en francés: “The years of l’entre deux guerres”, esto es 1919-1938.



26. Hombres que uno no tiene esperanza de emular. Tal vez Virgilio, Dante, Shakespeare, san Juan de la Cruz y Milton.



27. Viejas piedras indescifrables. En el cementerio de East Coker el tiempo ha borrado las inscripciones que hay en las lápidas.



28. Las grandes aguas. Génesis 1, 10: “Y llamó Dios a lo seco tierra, y a la reunión de las aguas llamó mares.”



29. El petrel y la marsopa. Petrel es el nombre genérico de varias aves marinas como el albatros que vuelan todo el día, siguen a los barcos, duermen sobre el mar y, por regla general, solo vuelven a tierra para el desove. El nombre de “petrel” viene de que los marineros las compararon con san Pedro porque parecen caminar sobre las aguas.

La marsopa es una pequeña ballena muy semejante al delfín con el que a menudo se le confunde. Cetáceo mamífero de sangre caliente, respira aire y da a luz a hijos vivos.



30. En mi fin está mi principio. Cuatro entre las muchas interpretaciones posibles: (1) El fragmento de Heráclito: “el principio y el fin son comunes”. (2) La noción cristiana, que ve la muerte como punto de partida hacia el comienzo de la vida eterna. (3) La histórica: según Maurice Baring, el fin de María Estuardo fue su principio, porque a su muerte su hijo Jaime I pudo ceñirse las coronas de Inglaterra y Escocia. Y (4), la biográfica: el regreso de Eliot al lugar del que partieron sus ancestros y en el que, “para perfeccionar el símbolo en la muerte”, yacerán sus cenizas. De modo que “en su principio está su fin”.