viernes, 29 de enero de 2016

Mi versión de la canción de Lee Marvin en La leyenda de la ciudad sin nombre

Yo nací bajo una estrella errante,
yo nací bajo una estrella errante.

La mula se hizo por cargar
la rueda se hizo por rodar
y nunca vi gozar a nadie
por estar mirando atrás.

Yo nací bajo una estrella errante,
yo nací bajo una estrella errante.

Los llanos te pueden secar
el barro te puede calzar,
la nieve te quema la vista,
la gente solo te hace llorar.

Para escapar en pos de sueños
se ha hecho todo hogar,
para ir en pos de sueños
que, a desgracia, no se harán.

Yo nací bajo una estrella errante,
yo nací bajo una estrella errante.

¿Dónde sé que está el Infierno?
En un “hola” siempre está,
y el Cielo está en un adiós
que será siempre jamás,
que ya es hora de marchar.

Yo nací bajo una estrella errante,
para errar, errar, errar.

(Coro)

Los llanos te pueden secar,
el barro te puede calzar,
la nieve te quema la vista,
la gente solo hace llorar.

Para escapar en pos de sueños
se ha hecho todo hogar,
para ir en pos de sueños, 
que, a desgracia, no se harán.

Yo nací bajo una estrella errante,
yo nací bajo una estrella errante.

Cuando me toque ir al cielo
a un árbol me habréis de atar
o lucharé y bien sabréis
donde es cierto iré a acabar.

Yo nací bajo una estrella errante
para errar, errar, errar.

lunes, 18 de enero de 2016

Karoline von Günderrode

Del poema “Amor En Todas Partes”, dedicado a Creutzer, que la abandonó:

Todo vacío, todo mudo está, ya nada me contenta; ni aroman los perfumes ni los aires refrescan; ¡mi corazón está tan melancólico! [...]

¿Puedo en mi corazón guardar tan cálidos deseos?
Contemplar las coronas de flores de la vida,
y pasar frente a ellas sin llevar yo corona alguna,
¿y no debo, además, triste despertar?

¿Renunciaré, altanera, al deseo más querido?
¿Debo, valiente, entrar al reino de las sombras,
implorar a otros dioses otros gozos,
pedir nuevos placeres acaso a los muertos?

Descendí, pero incluso en el reino de Plutón,
en el seno de las noches la pasión arde tal que,
anhelantes, las sombras se inclinan a otras sombras.

Pues perdido está aquel sin fortuna en el amor,
e incluso aunque bajara a la laguna Estigia,
en el fulgor del cielo, seguiría sin éxtasis.

lunes, 11 de enero de 2016

Martín Fierro y la Ley del embudo

La ley es tela de araña,
y en mi ignorancia lo explico,
no la tema el hombre rico,
no la tema el que mande,
pues la rompe el bicho grande
y sólo enrieda a los chicos.

Es la ley como la lluvia,
nunca puede ser pareja,
el que la aguanta se queja,
más el asunto es sencillo,
la ley es como el cuchillo,
no ofende a quien lo maneja.

Le suelen llamar espada
y el nombre le sienta bien,
los que la manejan ven
en dónde han de dar el tajo,
le cae a quién se halle abajo,
y corta sin ver a quién.

Hay muchos que son doctores,
y de su ciencia no dudo,
mas yo que soy hombre rudo,
y aunque de esto poco entiendo
diariamente estoy viendo
que aplican la del embudo.

Martín Fierro. José Hernández.

domingo, 10 de enero de 2016

El famoso soneto "Night and Death", "Noche y Muerte" de José María Blanco White

Aquí  el soneto original en inglés, y diferentes traducciones  al español  más abajo del famoso soneto del prerromántico español José María Blanco White:


The Bijou Annual, 1828:

Night and Death     

Night and Death By the Rev. Joseph Blanco White

Dedicated to Samuel Taylor Coleridge, Esquire. By his sincere friend, Joseph Blanco White.
              

          MYSTERIOUS night, when the first man but knew
          Thee by report, unseen, and heard they name,
          Did he not tremble for this lovely frame,
          This glorious canopy of light and blue?
             

         Yet ‘neath a curtain of translucent dew  5
          Bathed in the rays of the great setting flame,
          Hesperus, with the host of heaven, came,
          And lo! creation widened on his view!
              

          Who could have thought what darkness lay concealed
          Within thy beams, oh Sun? Or who could find,  10
               Whil’st fly, and leaf, and insect stood revealed,
         

         That to such endless orbs thou mad’st us blind?
          Weak man! Why to shun death, this anxious strife?
          If light can thus deceive, wherefore not life?

LA NOCHE Y LA MUERTE

Traducción (Juan Aguilar, Yolanda Morató, Justo Navarro, Antonio Rivero Taravillo y Jenaro Talens, alguno de ellos o todos colaboraron)

¡Oh, Noche misteriosa! Cuando Adán,
oyó tu nombre aún sin conocerte,
¿nunca lo estremeció tanta belleza,
este hermoso dosel de luz y azul?

Mas tras de un claro velo de rocío,
bañado por las llamas del poniente,
Héspero vino con celeste séquito,
¡y vio que se ensanchaba la creación!

¡Cómo saber qué sombras escondías
con tus rayos, oh Sol, o imaginar,
a la vista de insectos, moscas y hojas,

que orbes ilimitados ocultabas!
¿Con la muerte porfías, hombre débil?
¿Así engaña la luz, y no la vida?
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Noche y muerte
por José María Blanco White
Versiones de Fernando G. Toledo, 2002
(Versión 1)

Noche extraña, cuando el hombre primero
Supo sin conocerte que vendrías,
¿Tembló al mirar el marco que ofrecías,
Temió perder su toldo azul entero?

Pero, bajo el rocío duradero,
Llegó Héspero cuando el ocaso ardía,
¡Y lo creado en sus ojos crecía,
Con las huestes del cielo justiciero!

¡Oh Sol, quién descubrir así pudiera
La oscuridad en tu rayo emboscada!
¡O quién adivinar que está escondida

En las hojas e insectos la ceguera!
¡Débil criatura! La muerte no es nada.
Si engaña la luz, ¿por qué no la vida?
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(Versión 2)

Extraña noche: cuando tuvo  el hombre reporte
De ti, sin verte supo, o le fue revelado,
¿Tembló tal vez por este admirable bordado,
Este brillante, azul, y glorioso soporte?

Mas traído en un velo de gotas su transporte,
Por el ardiente fuego del ocaso bañado,
Con la hueste del cielo ya Héspero ha llegado:
¡Su vista la creación del sur extiende al norte!

¡Quién iba a sospechar que había oscuridad
Entre tus rayos, Sol! ¡O entrever la verdad
oculta entre las moscas, los insectos, las hojas,

La ceguera del orbe a la que nos arrojas!
¡Débil hombre! ¿Por qué negar la muerte tienta?
¿No engañará la vida si la luz aparenta?

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El sol y la vida
Versión de Alberto Lista, 1837

¡Oh noche! Cuando a Adán fue revelado
quién eras, y aun no vista, oyó nombrarte,
¿no temió que enlutase tu estandarte
el bello alcázar de zafir dorado?

Mas ya el celaje etéreo, blanqueado
del rayo occidental, Héspero parte;
su hueste por los cielos se reparte,
y el hombre nuevos mundos ve admirado.

¡Cuánta sombra en tus llamas ocultabas,
oh Sol! ¿Quién acertara, cuando ostenta
la brizna más sutil tu luz mentida,

esos orbes sin fin que nos velabas?
¡Oh mortal! Y ¿el sepulcro te amedrenta?
Si engañó el Sol, ¿no engañara la vida?
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La noche
Versión de Rafael Pombo, antes de 1882

Al ver la noche Adán por vez primera
Que iba borrando y apagando el mundo,
Creyó que, al par del astro moribundo,
La Creación agonizaba entera.

Mas luego, al ver lumbrera tras lumbrera
Dulce brotar y hervir en un segundo
Universo sin fin… vuelto en profundo
Pasmo de gratitud, ora y espera.

Un sol velaba mil; fue un nuevo Oriente
su ocaso; y pronto aquella luz dormida
Despertó al mismo Adán, pura y fulgente.

…¿Por qué la muerte al ánimo intimida?
Si así engaña la luz tan dulcemente,
¿Por qué no ha de engañar también la vida?
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La noche
Versión de Antonio Elías, 1954

¡Oh noche misteriosa! Cuando tu imperio y nombre
a nuestro primer padre fue por Dios anunciado,
¿no tembló por la fábrica adorable del mundo,
por la luz y la gloria de la bóveda azul?

Mas, cuando tras un velo de rocío que enciende
con sus rayos la gran llamarada poniente,
surge Véspero al frente del ejército celeste,
¡oh!, a la vista del hombre la Creación se ensancha.

¡Quién hubiera pensado la tiniebla escondida
dentro de tus fulgores, oh sol, y quién creyera
que al revelar la flor, la hoja y el insecto

nos cegabas al brillo de orbes innumerables!
¿Por qué, pues, nos encoge la angustia de la muerte?
Si así la luz engaña, ¿no ha de engañar la vida?

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Noche y muerte (versión I)
Versiones I y II de Jorge Guillén, 1969 y 1971

¡Oh Noche de misterio! Cuando te conoció
Nuestro padre inicial, según sacra noticia,
Y tu nombre escuchó, ¿no tembló -ya nocturno-
Ante el dosel glorioso de fulgor y azul?

Pero tras la cortina -traslúcido rocío-
Que traspasaban los rayos de occidental hoguera,
Héspero con la huestre de aquellos cielos viene,
Y a los ojos del hombre la creación se ensancha.

¿Quién imaginó que dentro de los rayos
Se ocultase tal sombra, quién, oh Sol, pensaría,
Mientras se nos revelan hojas, moscas, insectos,

En orbes invisibles, porque tú nos cegaste?
¿Y tan ansiosamente luchamos con la muerte?
¿Si así la luz engaña, no habrá engaño en la vida?

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Noche y muerte (versión II)

¡Oh Noche misteriosa! Cuando el varón primero
Conoció hasta tu nombre, informe era divino,
¿No se apresuró temblando frente a frente al destino
Del glorioso dosel con tanto azul entero?

Pero tras el rocío -cortina transparente-
Que atraviesan los rayos del crepúsculo en llama,
Héspero a los ejércitos del firmamento llama:
Más Creación descubren los ojos y la muerte.

¿Y cómo presentir que en tus rayos alojas
Oculta oscuridad, oh Sol, y convertida,
Después de revelados insectos, moscas, hojas

En orbes invisibles tras tu mismo esplendor?
Si así la luz nos miente, ¿no nos miente la vida?
A nuestro fin mortal, ¿por qué oponer horror?
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La noche y la muerte
Versión de Jesús Díaz, 1986

El día aquel que Adán, noche sombría
De tu llegada al serafín oyera,
Temblando estuvo por su alma esfera,
Por la bóveda azul que relucía.

Tembló hasta que, lumbre que caía
Y el relente de seda que cayera,
Salió el lucero con su hueste entera
Y, era de ver: ¡la creación crecía!…

Oh quién pensado hubiera tal negrura
Dentro del sol; quién pulga iluminada,
O mosca o flor de cada luz sentida,

Y tal inmensidad del orbe oscura.
La angustia ante la muerte es para nada.
Como engaña la luz, miente la vida.

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La noche y la muerte
Versión de Esteban Torre, 1988

Oh noche oscura, si por vez primera
te viera yo venir, ¿no temblaría
temiendo que esta clara luz del día,
este milagro azul se deshiciera?

Pero, si ya el lucero reverbera
al caer la tarde, y la alegría
de mil estrellas nace, ¿negaría
que brilla más la creación entera?

¡Quién hubiera pensado, oh noche oscura,
que el propio Sol pudiera ensombrecerte,
tenerte entre sus rayos escondida!

Eres gloria de paz y de hermosura.
¿Por qué temer, entonces, a la muerte?
Igual que el Sol, ¿nos cegará la vida?

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A la noche
Versión de Eliseo Diego, 1991

¡Extraña noche! Cuando el primer padre
tuvo de ti noticia, oyó tu nombre,
¿tembló quizás por la adorable forma,
la regia cúpula de luz y azul?

Mas bajo un velo de rocío translúcido,
entre los rayos del poniente en llamas,
Héspero con la hueste etérea vino,
¡y el hombre vio ensancharse la Creación!

¿Quién pudo imaginar tales tinieblas
allá en tus rayos, sol, o quién pensó,
mientras insectos y hojas se perfilan,

que a innumerables orbes nos cegaras?
¿A qué rehuir la muerte, pues, ansiosos?
Si engaña así la Luz, ¿qué hará la vida?

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¿Se apagó esa gran luz?… (I)
Versiones de Leónidas Lamborghini, 1995

«¿Se apagó esa gran luz? ¿Volvíame ciego?;
fue tan honda la angustia desatada,
que muy adentro mío oí mi nada
sin consuelo gemir: era mi ruego».

«(Hablo desde ti mismo y no lo niego,
el misterio de hablarte me anonada,
porque es mi voz de Génesis trucada,
de aquel tiempo a este tiempo, sin sosiego)».

«Asomándome, luego, luces en lo alto
vi cambiar; no, esa luz no era la misma,
pero alcanzó a calmar mi sobresalto».

Desde aquel primer mono fue la duda
y el terror de un final que nos abisma:
¿mas no será cual luz que en otra muda?

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¿Se apagó esa gran luz?… (II)

¿Se apagó esa gran luz? ¿Volvíame ciego?;
fue tan feroz la angustia desatada,
que hondo desde la cueva aullé mi nada:
como un loco gemía, era mi ruego.

(Hablo desde tu adentro y no lo niego,
el misterio de oírme me anonada,
porque es mi voz de Génesis trucada,
de aquel tiempo a este tiempo sin sogiego).

Asomándome, empequeñecidas,
vi en lo alto luces, no la misma,
mas sospeché una argucia repetida.

Desde el principio, entonces, fue la duda,
el engaño, el terror que nos abisma
y a que a mi grito el tuyo propio anuda.

Miguel de Cervantes, Canto de Calíope

CANTO DE CALÍOPE


    Al dulce son de mi templada lira,
prestad, pastores, el oído atento:
oiréis cómo en mi voz y en él respira
de mis hermanas el sagrado aliento.
Veréis cómo os suspende, y os admira, 5
y colma vuestras almas de contento,
cuando os dé relación, aquí en el suelo,
de los ingenios que ya son del cielo.

    Pienso cantar de aquellos solamente
a quien la Parca el hilo aún no ha cortado, 10
de aquéllos que son dignos justamente
de en tal lugar tenerle señalado,
donde, a pesar del tiempo diligente,
por el laudable oficio acostumbrado
vuestro, vivan mil siglos sus renombres, 15
sus claras obras, sus famosos nombres.

    Y el que con justo título meresce
gozar de alta y honrosa preeminencia,
un don ALONSO es, en quien floresce
del sacro Apolo la divina sciencia;                  20
y en quien con alta lumbre resplandece
de Marte el brío y sin igual potencia,
DE LEIVA tiene el sobrenombre ilustre,
que a Italia ha dado, y aun a España, lustre.

    Otro del mesmo nombre, que de Arauco 25
cantó las guerras y el valor de España,
el cual los reinos donde habita Glauco
pasó y sintió la embravescida saña.
No fue su voz, no fue su acento rauco,
que uno y otro fue de gracia estraña, 30
y tal, que ERCILLA, en este hermoso asiento
meresce eterno y sacro monumento.

    Del famoso don JUAN DE SILVA os digo
que toda gloria y todo honor meresce,
así por serle Febo tan amigo,                   35
como por el valor que en él floresce.
Serán desto sus obras buen testigo,
en las cuales su ingenio resplandece
con claridad que al ignorante alumbra
y al sabio agudo a veces le deslumbra. 40

    Crezca el número rico desta cuenta
aquel con quien la tiene tal el cielo,
que con febeo aliento le sustenta,
y con valor de Marte acá en el suelo.
A Homero iguala si a escrebir intenta, 45
y a tanto llega de su pluma el vuelo,
cuanto es verdad que a todos es notorio
el alto ingenio de don DIEGO OSORIO.

    Por cuantas vías la parlera fama
puede loar un caballero ilustre, 50
por tantas su valor claro derrama,
dando sus hechos a su nombre lustre.
Su vivo ingenio, su virtud, inflama
más de una lengua, a que de lustre en lustre,
sin que cursos de tiempos las espanten, 55
de don FRANCISCO DE MENDOZA canten.

    ¡Feliz don DIEGO DE SARMIENTO, ilustre,
y Carvajal, famoso, producido
de nuestro coro y de Hipocrene lustre,
mozo en la edad, anciano en el sentido, 60
de siglo en siglo irá, de lustre en lustre,
a pesar de las aguas del olvido,
tu nombre, con tus obras excelentes,
de lengua en lengua y de gente en gentes!

    Quiéro[o]s mostrar por cosa soberana, 65
en tierna edad, maduro entendimiento,
destreza y gallardía sobrehumana,
cortesía, valor, comedimiento,
y quien puede mostrar en la toscana
como en su propria lengua aquel talento 70
que mostró el que cantó la casa d’Este:
un don GUTIERRE CARVAJAL es éste.

    Tú, don LUIS DE VARGAS, en quien veo
maduro ingenio en verdes pocos días,
procura de alcanzar aquel trofeo          75
que te prometen las hermanas mías;
mas tan cerca estás dél, que, a lo que creo,
ya triunfas, pues procuras por mil vías
virtuosas y sabias que tu fama
resplandezca con viva y clara llama. 80

    Del claro Tajo la ribera hermosa
adornan mil espíritus divinos,
que hacen nuestra edad más venturosa
que aquélla de los griegos y latinos.
Dellos pienso decir sola una cosa: 85
que son de vuestro valle y honra dignos
tanto cuanto sus obras nos lo muestran,
que al camino del cielo nos adiestran.

    Dos famosos doctores, presidentes
en las sciencias de Apolo, se me ofrescen, 90
que no más que en la edad son diferentes,
y en el trato e ingenio se parecen.
Admíranlos ausentes y presentes,
y entre unos y otros tanto resplandecen
con su saber altísimo y profundo,                  95
que presto han de admirar a todo el mundo.

    Y el nombre que me viene más a mano,
destos dos que a loar aquí me atrevo,
es del doctor famoso CAMPUZANO,
a quien podéis llamar segundo Febo.          100
El alto ingenio suyo, el sobrehumano
discurso nos descubre un mundo nuevo,
de tan mejores Indias y excelencias,
cuanto mejor qu’el oro son las sciencias.

    Es el doctor SUÁREZ, que DE SOSA 105
el sobrenombre tiene, el que se sigue,
que de una y otra lengua artificiosa
lo más cendrado y lo mejor consigue.
Cualquiera que en la fuente milagrosa,
cual él la mitigó, la sed mitigue, 110
no tendrá que envidiar al docto griego,
ni a aquél que nos cantó el troyano fuego.

    Del doctor VACA, si decir pudiera
lo que yo siento dél, sin duda creo
que cuantos aquí estáis os suspendiera: 115
tal es su sciencia, su virtud y arreo.
Yo he sido en ensalzarle la primera
del sacro coro, y soy la que deseo
eternizar su nombre en cuanto al suelo
diere su luz el gran señor de Delo. 120

    Si la fama os trujere a los oídos
de algún famoso ingenio maravillas,
conceptos bien dispuestos y subidos,
y sciencias que os asombren en oíllas,
cosas que paran sólo en los sentidos 125
y la lengua no puede referillas,
el dar salida a todo dubio y traza,
sabed que es el licenciado DAZA.

    Del maestro GARAY las dulces obras
me incitan sobre todos a alabarle; 130
tú, Fama, que al ligero tiempo sobras,
ten por heroica empresa el celebrarle.
Verás cómo en él más fama cobras,
Fama, que está la tuya en ensalzarle,
que hablando desta fama, en verdadera 135
has de trocar la fama de parlera.

    Aquel ingenio que al mayor humano
se deja atrás, y aspira al que es divino,
y, dejando a una parte el castellano,
sigue el heroico verso del latino;              140
el nuevo Homero, el nuevo mantuano,
es el maestro CÓRDOBA, que es digno
de celebrarse en la dichosa España,
y en cuanto el sol alumbra y el mar baña.

    De ti, el doctor FRANCISCO DÍAZ, puedo 145
asegurar a estos mis pastores
que con seguro corazón y ledo,
pueden aventajarse en tus loores.
Y si en ellos yo agora corta quedo,
debiéndose a tu ingenio los mayores, 150
es porque el tiempo es breve y no me atrevo
a poderte pagar lo que te debo.

    LUJÁN, que con la toga merescida
honras el proprio y el ajeno suelo,
y con tu dulce musa conoscida           155
subes tu fama hasta el más alto cielo,
yo te daré después de muerto vida,
haciendo que, en ligero y presto vuelo,
la fama de tu ingenio único, solo,
vaya del nuestro hasta el contrario polo. 160

    El alto ingenio y su valor declara
un licenciado tan amigo vuestro
cuanto ya sabéis que es JUAN DE VERGARA,
honra del siglo venturoso nuestro.
Por la senda qu’él sigue, abierta y clara, 165
yo mesma el paso y el ingenio adiestro,
y adonde él llega, de llegar me pago,
y en su ingenio y virtud me satisfago.

    Otros quiero nombrar, porque se estime
y tenga en precio mi atrevido canto, 170
el cual hará que ahora más le anime
y llegue allí donde el deseo levanto.
Y es este que me fuerza y que me oprime
a decir sólo dél, y cantar cuanto
canto de los ingenios más cabales, 175
el licenciado ALONSO DE MORALES.

    Por la difícil cumbre va subiendo
al templo de la Fama, y se adelanta,
un generoso mozo, el cual, rompiendo
por la dificultad que más espanta, 180
tan presto ha de llegar allá, que entiendo
que en profecía ya la fama canta
del lauro que le tiene aparejado
al licenciado HERNANDO MALDONADO.

    La sabia frente del laurel honroso 185
adornada veréis de aquél que ha sido
en todas sciencias y artes tan famoso
que es ya por todo el orbe conoscido.
Edad dorada, siglo venturoso,
que gozar de tal hombre has merescido: 190
¿cuál siglo, cuál edad ahora te llega,
si en ti está MARCO ANTONIO DE LA VEGA?

    Un DIEGO se me viene a la memoria,
que DE MENDOZA es cierto que se llama,
digno que sólo dél se hiciera historia 195
tal que llegara allí donde su fama.
Su sciencia y su virtud, que es tan notoria,
que ya por todo el orbe se derrama,
admira a los ausentes y presentes
de las remotas y cercanas gentes. 200

    Un conoscido el alto Febo tiene;
¿qué digo un conoscido?, un verdadero
amigo, con quien sólo se entretiene,
que es de toda sciencia tesorero.
Y es éste que de industria se detiene 205
a no comunicar su bien entero,
DIEGO DURÁN, en quien contino dura
y durará el valor, ser y cordura.

    ¿Quién pensáis que es aquél que en voz sonora
sus ansias canta regaladamente, 210
aquél en cuyo pecho Febo mora,
el docto Orfeo y Arïón prudente?
Aquel que de los reinos del aurora
hasta los apartados de occidente
es conoscido, amado y estimado 215
por el famoso LÓPEZ MALDONADO.

    ¿Quién pudiera loaros, mis pastores,
un pastor vuestro amado y conoscido,
pastor mejor de cuantos son mejores,
que de Fílida tiene el apellido? 220
La habilidad, la sciencia, los primores,
el raro ingenio y el valor subido
de LUIS DE MONTALVO, le aseguran
gloria y honor mientras los cielos duran.

    El sacro Ibero, de dorado acanto, 225
de siempre verde yedra y blanca oliva
su frente adorne, y en alegre canto
su gloria y fama para siempre viva,
pues su antiguo valor ensalza tanto
que al fértil Nilo de su nombre priva 230
de PEDRO DE LIÑÁN la sotil pluma,
de todo el bien de Apolo cifra y suma.

    De ALONSO DE VALDÉS me está incitando
el raro y alto ingenio a que dél cante,
y que os vaya, pastores, declarando 235
que a los más raros pasa, y va adelante.
Halo mostrado ya, y lo va mostrando
en el fácil estilo y elegante
con que descubre el lastimado pecho
y alaba el mal qu’el fiero amor l’ha hecho. 240

    Admíreos un ingenio en quien se encierra
todo cuanto pedir puede el deseo,
ingenio que, aunque vive acá en la tierra,
del alto cielo es su caudal y arreo.
Ora trate de paz, ora de guerra, 245
todo cuanto yo miro, escucho y leo
del celebrado PEDRO DE PADILLA,
me causa nuevo gusto y maravilla.

    Tú, famoso GASPAR ALFONSO, ordenas,
según aspiras a inmortal subida, 250
que yo no pueda celebrarte apenas,
si te he de dar loor a tu medida.
Las plantas fertilísimas amenas
que nuestro celebrado monte anida,
todas ofrescen ricas laureolas 255
para ceñir y honrar tus sienes solas.

   De CRISTÓBAL DE MESA os digo cierto
que puede honrar vuestro sagrado valle;
no sólo en vida, más después de muerto
podéis con justo título alaballe. 260
De sus heroicos versos el concierto,
su grave y alto estilo, pueden dalle
alto y honroso nombre, aunque callara
la fama dél, y yo no me acordara.

    Pues sabéis cuánto adorna y enriquece 265
vuestras riberas PEDRO DE RIBERA,
dalde el honor, pastores, que meresce,
que yo seré en honrarle la primera.
Su dulce musa, su virtud, ofresce
un subjeto cabal donde pudiera 270
la fama y cien mil famas ocuparse,
y en solos sus loores estremarse.

    Tú, que de Luso el sin igual tesoro
trujiste en nueva forma a la ribera
del fértil río, a quien el lecho de oro 275
tan famoso le hace adonde quiera,
con el debido aplauso y el decoro
debido a ti, BENITO DE CALDERA,
y a tu ingenio sin par, prometo honrarte
y de lauro y de yedra coronarte. 280

    De aquel que la cristiana poesía
tan en su punto ha puesto en tanta gloria,
haga la fama y la memoria mía
famosa para siempre su memoria.
De donde nasce adonde muere el día, 285
la sciencia sea y la bondad notoria
del gran FRANCISCO DE GUZMÁN, qu’el arte
de Febo sabe, ansí como el de Marte.

    Del capitán SALCEDO está bien claro
que llega su divino entendimiento 290
al punto más subido, agudo y raro
que puede imaginar el pensamiento.
Si le comparo, a él mesmo le comparo,
que no hay comparación que llegue a cuento
de tamaño valor, que la medida 295
ha de mostrar ser falta o ser torcida.

    Por la curiosidad y entendimiento
de TOMÁS DE GRACIÁN, dadme licencia
que yo le escoja en este valle asiento
igual a su virtud, valor y sciencia, 300
el cual, si llega a su merescimiento,
será de tanto grado y preeminencia,
que, a lo que creo, pocos se le igualen:
tanto su ingenio y sus virtudes valen.

    Agora, hermanas bellas, de improviso, 305
BAPTISTA DE VIVAR quiere alabaros
con tanta discreción, gala y aviso,
que podáis, siendo musas, admiraros.
No cantará desdenes de Narciso,
que a Eco solitaria cuestan caros, 310
sino cuidados suyos que han nascido
entre alegre esperanza y triste olvido.

    Un nuevo espanto, un nuevo asombro y miedo
me acude y sobresalta en este punto,
sólo por ver que quiero y que no puedo 315
subir de honor al más subido punto
al grave BALTASAR, que DE TOLEDO
el sobrenombre tiene, aunque barrunto
que de su docta pluma el alto vuelo
le ha de subir hasta el impíreo cielo. 320

    Muestra en un ingenio la experiencia
que en años verdes y en edad temprana
hace su habitación ansí la sciencia,
como en la edad madura, antigua y cana.
No entraré con alguno en competencia 325
que contradiga una verdad tan llana,
y más si acaso a sus oídos llega
que lo digo por vos, LOPE DE VEGA.

    De pacífica oliva coronado,
ante mi entendimiento se presenta 330
agora el sacro Betis, indignado,
y de mi inadvertencia se lamenta.
Pide que en el discurso comenzado,
de los raros ingenios os dé cuenta
que en sus riberas moran, y yo ahora 335
harélo con la voz muy más sonora.

    Mas, ¿qué haré, que en los primeros pasos
que doy descubro mil estrañas cosas,
otros mil nuevos Pindos y Parnasos,
otros coros de hermanas más hermosas, 340
con que mis altos bríos quedan lasos,
y más cuando, por causas milagrosas,
oigo cualquier sonido servir de eco,
cuando se nombra el nombre de PACHECO?

    Pacheco es éste, con quien tiene Febo 345
y las hermanas tan discretas mías
nueva amistad, discreto trato y nuevo
desde sus tiernos y pequeños días.
Yo desde entonces hasta agora llevo
por tan estrañas desusadas vías 350
su ingenio y sus escriptos, que han llegado
al título de honor más encumbrado.

    En punto estoy donde, por más que diga
en alabanza del divino HERRERA,
será de poco fruto mi fatiga, 355
aunque le suba hasta la cuarta esfera.
Mas, si soy sospechosa por amiga,
sus obras y su fama verdadera
dirán que en sciencias es HERNANDO solo
del Gange al Nilo, y de uno al otro polo. 360

    De otro FERNANDO quiero daros cuenta,
que DE CANGAS se nombra, en quien se admira
el suelo, y por quien vive y se sustenta
la sciencia en quien al sacro lauro aspira.
Si al alto cielo algún ingenio intenta 365
de levantar y de poner la mira,
póngala en éste sólo, y dará al punto
en el más ingenioso y alto punto.

    De don CRISTÓBAL, cuyo sobrenombre
es de VILLAR[R]OEL, tened creído 370
que bien meresce que jamás su nombre
toque las aguas negras del olvido.
Su ingenio admire, su valor asombre,
y el ingenio y valor sea conoscido
por el mayor estremo que descubre 375
en cuanto mira el sol o el suelo encubre.

    Los ríos de elocuencia que del pecho
del grave antiguo Cicerón manaron;
los que al pueblo de Atenas satisfecho
tuvieron y a Demóstenes honraron; 380
los ingenios qu’el tiempo ha ya deshecho,
que tanto en los pasados se estimaron,
humíllense a la sciencia alta y divina
del maestro FRANCISCO DE MEDINA.

    Puedes, famoso Betis, dignamente 385
al Mincio, al Arno, al Tibre aventajarte,
y alzar contento la sagrada frente
y en nuevos anchos senos dilatarte,
pues quiso el cielo, que en tu bien consiste,
tal gloria, tal honor, tal fama darte, 390
cual te la adquiere a tus riberas bellas
BALTASAR DEL ALCÁZAR, que está en ellas.

    Otro veréis en quien veréis cifrada
del sacro Apolo la más rara sciencia,
que en otros mil subjectos derramada, 395
hace en todos de sí grave aparencia.
Mas, en este subjeto mejorada,
asiste en tantos grados de excelencia,
que bien puede MOSQUERA, el licenciado,
ser como el mesmo Apolo celebrado. 400

    No se desdeña aquel varón prudente,
que de sciencias adorna y enriquesce
su limpio pecho, de mirar la fuente
que en nuestro monte en sabias aguas cresce;
antes, en la sin par clara corriente 405
tanto la sed mitiga, que floresce
por ello el claro nombre acá en la tierra
del gran doctor DOMINGO DE BECERRA.

    Del famoso ESPINEL cosas diría
que exceden al humano entendimiento, 410
de aquellas sciencias que en su pecho cría
el divino de Febo sacro aliento;
mas, pues no puede de la lengua mía
decir lo menos de lo más que siento,
no diga más sino que al cielo aspira, 415
ora tome la pluma, ora la lira.

    Si queréis ver en una igual balanza
al rubio Febo y colorado Marte,
procurad de mirar al gran CARRANZA,
de quien el uno y otro no se parte. 420
En él veréis, amigas, pluma y lanza
con tanta discreción, destreza y arte,
que la destreza, en partes dividida,
la tiene a sciencia y arte reducida.

    De LÁZARO LUIS IRANZO, lira 425
templada había de ser más que la mía,
a cuyo son cantase el bien que inspira
en él el cielo, y el valor que cría.
Por las sendas de Marte y Febo aspira
a subir do la humana fantasía 430
apenas llega; y él, sin duda alguna,
llegará contra el hado y la fortuna.

    BALTASAR DE ESCOBAR, que agora adorna
del Tíber las riberas tan famosas,
y con su larga ausencia desadorna 435
las del sagrado Betis espaciosas;
fértil ingenio, si por dicha torna
al patrio amado suelo, a sus honrosas
y juveniles sienes les ofrezco
el lauro y el honor que yo merezco. 440

    ¿Qué título, qué honor, qué palma o lauro
se le debe a JUAN SANZ, que DE ZUMETA
se nombra, si del Indo al Rojo Mauro
cual su musa no hay otra tan perfecta?
Su fama aquí de nuevo le restauro 445
con deciros, pastores, cuán acepta
será de Apolo cualquier honra y lustre
que a Zumeta hagáis que más le lustre.

    Dad a JUAN DE LAS CUEVAS el debido
lugar, cuando se ofrezca en este asiento, 450
pastores, pues lo tiene merescido
su dulce musa y raro entendimiento.
Sé que sus obras del eterno olvido,
a despecho y pesar del violento
curso del tiempo, librarán su nombre, 455
quedando con un claro alto renombre.

    Pastores, si le viéredes, honraldo
al famoso varón que os diré ahora
y en graves dulces versos celebraldo,
como a quien tanto en ellos se mejora. 460
El sobrenombre tiene DE VIVALDO;
de ADAM el nombre, el cual ilustra y dora
con su florido ingenio y excelente
la venturosa nuestra edad presente.

    Cual suele estar de variadas flores 465
adorno y rico el más florido mayo,
tal de mil varias sciencias y primores
está el ingenio de don JUAN AGUAYO.
Y, aunque más me detenga en sus loores,
sólo sabré deciros que me ensayo 470
ahora, y que otra vez os diré cosas
tales que las tengáis por milagrosas.

    De JUAN GUTIÉRREZ RUFO el claro nombre
quiero que viva en la inmortal memoria,
y que al sabio y al simple admire, asombre 475
la heroica que compuso ilustre historia.
Déle el sagrado Betis el renombre
que su estilo meresce; denle gloria
los que pueden y saben; déle el cielo
igual la fama a su encumbrado vuelo. 480

    En don LUIS DE GÓNGORA os ofrezco
un vivo raro ingenio sin segundo;
con sus obras me alegro y enriquezco
no sólo yo, mas todo el ancho mundo.
Y si, por lo que os quiero, algo merezco, 485
haced que su saber alto y profundo
en vuestras alabanzas siempre viva
contra el ligero tiempo y muerte esquiva.

    Ciña el verde laurel, la verde yedra,
y aun la robusta encina, aquella frente 490
de GONZALO CERVANTES SAAVEDRA,
pues la deben ceñir tan justamente.
Por él la sciencia más de Apolo medra;
en él Marte nos muestra el brío ardiente
de su furor, con tal razón medido 495
que por él es amado y es temido.

    Tú, que de Celidón, con dulce plectro
heciste resonar el nombre y fama,
cuyo admirable y bien limado metro
a lauro y triunfo te convida y llama, 500
rescibe el mando, la corona y cetro,
GONZALO GÓMEZ, désta que te ama,
en señal que meresce tu persona
el justo señorío de Helicona.

    Tú, Dauro, de oro conoscido río, 505
cual bien agora puedes señalarte,
y con nueva corriente y nuevo brío
al apartado Idaspe aventajarte,
pues GONZALO MATEO DE BERRÍO
tanto procura con su ingenio honrarte, 510
que ya tu nombre la parlera fama,
por él, por todo el mundo le derrama.

    Tejed de verde lauro una corona,
pastores, para honrar la digna frente
del licenciado SOTO BARAHONA, 515
varón insigne, sabio y elocuente.
En él el licor sancto de Helicona,
si se perdiera en la sagrada fuente,
se pudiera hallar, ¡oh estraño caso!,
como en las altas cumbres del Parnaso. 520

    De la región antártica podría
eternizar ingenios soberanos,
que si riquezas hoy sustenta y cría,
también entendimientos sobrehumanos.
Mostrarlo puedo en muchos este día, 525
y en dos os quiero dar llenas las manos:
uno, de Nueva España y nuevo Apolo;
del Perú, el otro, un sol único y solo.

    FRANCISCO, el uno, DE TERRAZAS, tiene
el nombre acá y allá tan conoscido, 530
cuya vena caudal nueva Hipocrene
ha dado al patrio venturoso nido.
La mesma gloria al otro igual le viene,
pues su divino ingenio ha producido
en Arequipa eterna primavera, 535
que éste es DIEGO MARTÍNEZ DE RIBERA.

    Aquí, debajo de felice estrella,
un resplandor salió tan señalado,
que de su lumbre la menor centella
nombre de oriente al occidente ha dado. 540
Cuando esta luz nasció, nasció con ella
todo el valor, nasció ALONSO PICADO;
nasció mi hermano y el de Palas junto,
que ambas vimos en él vivo transumpto.

    Pues si he de dar la gloria a ti debida, 545
gran ALONSO DE ESTRADA, hoy eres digno
que no se cante así tan de corrida
tu ser y entendimiento peregrino.
Contigo está la tierra enriquescida
que al Betis mil tesoros da contino, 550
y aun no da el cambio igual: que no hay tal paga
que a tan dichosa deuda satisfaga.

    Por prenda rara desta tierra ilustre,
claro don JUAN, te nos ha dado el cielo,
DE ÁVALOS gloria, Y DE RIBERA lustre, 555
honra del proprio y del ajeno suelo.
Dichosa España, do por más de un lustre
muestra serán tus obras y modelo
de cuanto puede dar naturaleza
de ingenio claro y singular nobleza. 560

    El que en la dulce patria está contento,
las puras aguas de Limar gozando,
la famosa ribera, el fresco viento
con sus divinos versos alegrando,
venga, y veréis por summa deste cuento, 565
su heroico brío y discreción mirando,
que es SANCHO DE RIBERA, en toda parte
Febo primero, y sin segundo Marte.

    Este mesmo famoso insigne valle
un tiempo al Betis usurpar solía 570
un nuevo Homero, a quien podemos dalle
la corona de ingenio y gallardía.
Las Gracias le cortaron a su talle,
y el cielo en todas lo mejor le envía;
éste, ya en vuestro Tajo conoscido, 575
PEDRO DE MONTESDOCA es su apellido.

    En todo cuanto pedirá el deseo,
un DIEGO ilustre DE AGUILAR admira,
un águila real que en vuelo veo
alzarse a do llegar ninguno aspira. 580
Su pluma entre cien mil gana trofeo,
que, ante ella, la más alta se retira;
su estilo y su valor tan celebrado
Guánuco lo dirá, pues lo ha gozado.

    Un GONZALO FERNÁNDEZ se me ofresce, 585
gran capitán del escuadrón de Apolo,
que hoy DE SOTOMAYOR ensoberbece
el nombre, con su nombre heroico y solo.
En verso admira, y en saber floresce
en cuanto mira el uno y otro polo; 590
y si en la pluma en tanto grado agrada,
no menos es famoso por la espada.

    De un ENRIQUE GARCÉS, que al piruano
reino enriquece, pues con dulce rima,
con subtil, ingeniosa y fácil mano, 595
a la más ardua empresa en él dio cima,
pues en dulce español al gran toscano
nuevo lenguaje ha dado y nueva estima,
¿quién será tal que la mayor le quite,
aunque el mesmo Petrarca resucite? 600

    Un RODRIGO FERNÁNDEZ DE PINEDA,
cuya vena inmortal, cuya excelente
y rara habilidad gran parte hereda
del licor sacro de la equina fuente,
pues cuanto quiere dél no se le veda, 605
pues de tal gloria goza en occidente,
tenga también aquí tan larga parte,
cual la merescen hoy su ingenio y parte.

    Y tú, que al patrio Betis has tenido
lleno de envidia, y con razón quejoso 610
de que otro cielo y otra tierra han sido
testigos de tu canto numeroso,
alégrate, que el nombre esclarescido
tuyo, JUAN DE MESTANZA, generoso,
sin segundo será por todo el suelo 615
mientras diere su luz el cuarto cielo.

    Toda la suavidad que en dulce vena
se puede ver, veréis en uno solo,
que al son sabroso de su musa enfrena
la furia al mar, el curso al dios Eolo. 620
El nombre déste es BALTASAR DE ORENA,
cuya fama del uno al otro polo
corre ligera, y del oriente a ocaso,
por honra verdadera de Parnaso.

    Pues de una fértil y preciosa planta, 625
de allá traspuesta en el mayor collado
que en toda la Tesalia se levanta,
planta que ya dichoso fruto ha dado,
callaré yo lo que la fama canta
del ilustre don PEDRO DE ALVARADO, 630
ilustre, pero ya no menos claro,
por su divino ingenio, al mundo raro.

    Tú, que con nueva musa extraordinaria,
CAIRASCO, cantas del amor el ánimo
y aquella condición del vulgo varia 635
donde se opone al fuerte el pusilánimo;
si a este sitio de la Gran Canaria
vinieres, con ardor vivo y magnánimo
mis pastores ofrecen a tus méritos
mil lauros, mil loores beneméritos. 640

    ¿Quién es, ¡oh anciano Tormes!, el que niega
que no puedes al Nilo aventajarte,
si puede sólo el licenciado VEGA
más que Títiro al Mincio celebrarte?
Bien sé, DAMIÁN, que vuestro ingenio llega 645
do alcanza deste honor la mayor parte,
pues sé, por muchos años de experiencia,
vuestra tan sin igual virtud y sciencia.

    Aunque el ingenio y la elegancia vuestra,
FRANCISCO SÁNCHEZ, se me concediera, 650
por torpe me juzgara y poco diestra,
si a querer alabaros me pusiera.
Lengua del cielo única y maestra
tiene de ser la que por la carrera
de vuestras alabanzas se dilate, 655
que hacerlo humana lengua es disparate.

    Las raras cosas y en estilo nuevas
que un espíritu muestran levantado,
en cien mil ingeniosas, arduas pruebas,
por sabio conoscido y estimado, 660
hacen que don FRANCISCO DE LAS CUEVAS
por mí sea dignamente celebrado,
en tanto que la fama pregonera
no detuviere su veloz carrera.

    Quisiera rematar mi dulce canto 665
en tal sazón, pastores, con loaros
un ingenio que al mundo pone espanto
y que pudiera en éstasis robaros.
En él cifro y recojo todo cuanto
he mostrado hasta aquí y he de mostraros: 670
FRAY LUIS DE LEÓN es el que digo,
a quien yo reverencio, adoro y sigo.

    ¿Qué modos, qué caminos o qué vías
de alabar buscaré para qu’el nombre
viva mil siglos de aquel gran MATÍAS 675
que DE ZÚÑIGA tiene el sobrenombre?
A él se den las alabanzas mías,
que, aunque yo soy divina y él es hombre,
por ser su ingenio, como lo es, divino,
de mayor honra y alabanza es digno. 680

   Volved el presuroso pensamiento
a las riberas de Pisuerga bellas:
veréis que augmentan este rico cuento
claros ingenios con quien se honran ellas.
Ellas no sólo, sino el firmamento, 685
do lucen las claríficas estrellas,
honrarse puede bien cuando consigo
tenga allá los varones que aquí digo.

    Vos, DAMASIO DE FRÍAS, podéis solo
loaros a vos mismo, pues no puede 690
hacer, aunque os alabe el mesmo Apolo,
que en tan justo loor corto no quede.
Vos sois el cierto y el seguro polo
por quien se guía aquel que le sucede
en el mar de las sciencias buen pasaje, 695
propicio viento y puerto en su viaje.

    ANDRÉS SANZ DE PORTILLO, tú me envía
aquel aliento con que Febo mueve
tu sabia pluma y alta fantasía,
porque te dé el loor que se te debe. 700
Que no podrá la ruda lengua mía,
por más caminos que aquí tiente y pruebe,
hallar alguno así cual le deseo
para loar lo que en ti siento y veo.

    Felicísimo ingenio, que te encumbras 705
sobre el que más Apolo ha levantado,
y con tus claros rayos nos alumbras
y sacas del camino más errado;
y, aunque ahora con ella me deslumbras
y tienes a mi ingenio alborotado, 710
yo te doy sobre muchos palma y gloria,
pues a mí me la has dado, doctor SORIA.

    Si vuestras obras son tan estimadas,
famoso CANTORAL, en toda parte,
serán mis alabanzas escusadas, 715
si en nuevo modo no os alabo, y arte.
Con las palabras más calificadas,
con cuanto ingenio el cielo en mí reparte,
os admiro y alabo aquí callando,
y llego do llegar no puedo hablando. 720

    Tú, HIERÓNIMO VACA Y DE QUIÑONES,
si tanto me he tardado en celebrarte,
mi pasado descuido es bien perdones,
con la enmienda que ofrezco de mi parte.
De hoy más en claras voces y pregones, 725
en la cubierta y descubierta parte
del ancho mundo, haré con clara llama
lucir tu nombre y estender tu fama.

    Tu verde y rico margen, no d’enebro,
ni de ciprés funesto enriquescido, 730
claro, abundoso y conoscido Ebro,
sino de lauro y mirto florescido,
ahora como puedo le celebro,
celebrando aquel bien qu’han concedido
el cielo a tus riberas, pues en ellas 735
moran ingenios claros más que estrellas.

    Serán testigo desto dos hermanos,
dos luceros, dos soles de poesía,
a quien el cielo con abiertas manos
dio cuanto ingenio y arte dar podía. 740
Edad temprana, pensamientos canos,
maduro trato, humilde fantasía,
labran eterna y digna laureola
a LUPERCIO LEONARDO DE ARGENSOLA.

    Con sancta envidia y competencia sancta 745
parece qu’el menor hermano aspira
a igualar al mayor, pues se adelanta
y sube do no llega humana mira.
Por esto escribe y mil sucesos canta
con tan suave y acordada lira, 750
que este BARTOLOMÉ menor meresce
lo que al mayor, Lupercio, se le ofresce.

    Si el buen principio y medio da esperanza
que el fin ha de ser raro y excelente,
en cualquier caso ya mi ingenio alcanza 755
qu’el tuyo has de encumbrar, COSME PARIENTE.
Y así, puedes, con cierta confianza,
prometer a tu sabia honrosa frente
la corona que tiene merescida
tu claro ingenio, tu inculpable vida. 760

    En soledad, del cielo acompañado,
vives, ¡oh gran MORILLO!, y allí muestras
que nunca dejan tu cristiano lado
otras musas más sanctas y más diestras.
De mis hermanas fuiste alimentado, 765
y ahora, en pago dello, nos adiestras
y enseñas a cantar divinas cosas,
gratas al cielo, al suelo provechosas.

    Turia, tú que otra vez con voz sonora
cantaste de tus hijos la excelencia, 770
si gustas de escuchar la mía ahora,
formada no en envidia o competencia,
oirás cuánto tu fama se mejora
con los que yo diré, cuya presencia,
valor, virtud, ingenio, te enriquecen 775
y sobre el Indo y Gange te engrandecen.

    ¡Oh tú, don JUAN COLOMA, en cuyo seno
tanta gracia del cielo se ha encerrado,
que a la envidia pusiste en duro freno
y en la fama mil lenguas has criado, 780
con que del gentil Tajo al fértil Reno
tu nombre y tu valor va levantado!
Tú, conde de Elda, en todo tan dichoso,
haces el Turia más qu’el Po famoso.

    Aquel en cuyo pecho abunda y llueve 785
siempre una fuente que es por él divina,
y a quien el coro de sus lumbres nueve
como a señor con gran razón se inclina,
a quien único nombre se le debe
de la etíope hasta la gente austrina, 790
don LUIS GARCERÁN es sin segundo,
maestre de Montesa y bien del mundo.

    Meresce bien en este insigne valle
lugar ilustre, asiento conoscido,
aquel a quien la fama quiere dalle 795
el nombre que su ingenio ha merescido.
Tenga cuidado el cielo de loalle,
pues es del cielo su valor crescido:
el cielo alabe lo que yo no puedo
del sabio don ALONSO REBOLLEDO. 800

    Alzas, doctor FALCÓN, tan alto el vuelo,
que al águila caudal atrás te dejas,
pues te remontas con tu ingenio al cielo
y deste valle mísero te alejas.
Por esto temo y con razón recelo 805
que, aunque te alabe, formarás mil quejas
de mí, porque en tu loa noche y día
no se ocupa la voz y lengua mía.

    Si tuviera, cual tiene la Fortuna,
la dulce poesía varia rueda, 810
ligera y más movible que la luna,
que ni estuvo, ni está, ni estará queda,
en ella, sin hacer mudanza alguna,
pusiera sólo a MICER ARTIEDA,
y el más alto lugar siempre ocupara, 815
por sciencias, por ingenio y virtud rara.

    Todas cuantas bien dadas alabanzas
diste a raros ingenios, ¡oh GIL POLO!,
tú las mereces solo y las alcanzas,
tú las alcanzas y mereces solo. 820
Ten ciertas y seguras esperanzas
que en este valle un nuevo mauseolo
te harán estos pastores, do guardadas
tus cenizas serán y celebradas.

    CRISTÓBAL DE VIRUÉS, pues se adelanta 825
tu sciencia y tu valor tan a tus años,
tú mesmo aquel ingenio y virtud canta
con que huyes del mundo los engaños.
Tierna, dichosa y bien nascida planta,
yo haré que en proprios reinos y en estraños 830
el fruto de tu ingenio levantado
se conozca, se admire y sea estimado.

    Si conforme al ingenio que nos muestra
SILVESTRE DE ESPINOSA, así se hubiera
de loar, otra voz más viva y diestra, 835
más tiempo y más caudal menester fuera.
Mas, pues la mía a su intención adiestra,
yo [le] daré por paga verdadera,
con el bien que del dios de Delo tiene,
el mayor de las aguas de Hipocrene. 840

    Entre éstos, como Apolo, venir veo,
hermoseando al mundo con su vista,
al discreto galán GARCÍA ROMEO,
dignísimo de estar en esta lista.
Si la hija del húmido Peneo, 845
de quien ha sido Ovidio coronista,
en campos de Tesalia le hallara,
en él y no en laurel se transformara.

    Rompe el silencio y sancto encerramiento,
traspasa el aire, al cielo se levanta 850
de fray PEDRO DE HUETE aquel acento
de su divina musa, heroica y sancta.
Del alto suyo raro entendimiento
cantó la fama, ha de cantar y canta,
llevando, para dar al mundo espanto, 855
sus obras por testigos de su canto.

    Tiempo es ya de llegar al fin postrero,
dando principio a la mayor hazaña
que jamás emprendí, la cual espero
que ha de mover al blando Apolo a saña, 860
pues, con ingenio rústico y grosero,
a dos soles que alumbran vuestra España
-no sólo a España, mas al mundo todo-
pienso loar, aunque me falte el modo.

   De Febo la sagrada honrosa sciencia, 865
la cortesana discreción madura,
los bien gastados años, la experiencia,
que mil sanos consejos asegura;
la agudeza de ingenio, el advertencia
en apuntar y en descubrir la escura 870
dificultad y duda que se ofrece,
en estos soles dos sólo floresce.

    En ellos un epílogo, pastores,
del largo canto mío ahora hago,
y a ellos enderezo los loores 875
cuantos habéis oído, y no los pago:
que todos los ingenios son deudores
a estos de quien yo me satisfago;
satisfácese dellos todo el suelo,
y aun los admira, porque son del cielo. 880

    Estos quiero que den fin a mi canto,
y a nueva admiración comienzo;
y si pensáis que en esto me adelanto,
cuando os diga quién son, veréis que os venzo.
Por ellos hasta el cielo me levanto, 885
y sin ellos me corro y me avergüenzo:
tal es LAÍNEZ, tal es FIGUEROA,
dignos de eterna y de incesable loa.