domingo, 12 de julio de 2015

Francisco de Quevedo, tres romances satíricos: "Censura de naciones", "Consultación de los gatos" e "Intinerario de Madrid a la Torre de Juan Abad"

I

Censura costumbres y las propiedades de algunas Naciones.

ROMANCE LXXI.

Cansado estoy de la Corte,
que tiene en breve confín
buen cielo, malas ausencias,
poco amor, mucho alguacil.

Ahíto me tiene España,
provincia, si antes feliz,
hoy tan trocada, que trajes
cuida y olvida la lid.

No quiero ver ciertos godos,
muy puestos a concebir
que, trampeando la barba,
la desmienten con barniz.

Doncellas que en un instante
hilarán a su candil
con su huso y su costumbre
el cerro de Potosí.

Casadas que en la partida
del marido becerril,
a los Partos y a los Medos
cubren con el faldellín.

Maridito melecina
que con ingenio sutil
se retira cuando quiere
chupar humor para sí.

Contra bolsa remontada
ver de un tintero civil
salir la volatería
de tanta pluma neblí.

Un abogado, que quiere
por barbado corregir
con más zalea que leyes
menos textos que nariz.

Muy cordón y muy rosario
un ropero Malgesí;
tercero, que por un cuarto
será segundo Caín.

Una niña concebida
en original pedir;
para quien muere gusano,
para quien vive arestín.

Un obligado de aceite,
que antaño fue volatín
y ya regidor lechuza
se llama Don Belianís.

Ver al doctor Parce mihi,
pestilencia de ormesí,
fabricando calaveras
a puro sen y pujín.

Al resuello de la cárcel,
al vaho del perseguir
hecho siempre Juan de Espera
no en Dios, sino en corchapín.

No quiero ver la vïuda,
entre cuaresma y monjil,
hacer las tocas manteles
y el plato de su vivir.

Una vieja sempiterna,
calavera carmesí,
con más nietos que cabellos,
orejón dado matiz.

Ver arremedar privanzas
un hablador y un malsín,
encajando el despachamos
y un poco de Arosteguí.

Más lana hubiera en Segovia
si desquilara Madrid
los petos y pantorrillas
de galán tanto arlequín.

Con la barriga a la boca,
anda en días de parir
y sus tripas de pelota
todo jubón varonil.

Un ginovés a caballo
¿quién le ha de poder sufrir
más guarismo que jinete,
aunque lleve borceguí?

Harto de ser castellano
desde el dia en que nací,
quisiera ser otra cosa
por remudar de país.

Si no mirara adelante,
ya me hiciera florentín
que, el tener sangre en el ojo,
es calidad de por sí.

Fuera alemán o tudesco;
mas ¿de qué puede servir?
Que ya los brindis de Tajo
no le deben nada al Rhin.

Sed a sed los españoles
aguardaremos al Cid;
que a pie bebemos a Toro,
y a caballo a San Martín.

Ser inglés no añade nada
a nuestro ciego vivir;
que la fe de las mujeres
es ya Lutero y Calvín.

Franceses son por la vida
mis huesos de Antón Martín;
mas mi flor es la del berro,
antes que la flor de lis.

Todo hoy ministro es Turquía
en el español cenit,
donde el zancarrón se adora
y tiene templo y atril.

A tener alma melosa
fuera portugués machín,
por hartarme de bayeta
y para dar que reír.

Mas no quiero llorar muerto
al rey valiente y infeliz
que de guitarra en guitarra
quiso llegar al Sofí.

Pero ya estoy antojado
de irme a Galicia a vivir,
por emplear en lugares
catorce maravedís:

Tierra donde el Sol influye
esportillos y mandil;
a todo ventero mozas,
ayos a todo rocín:

en donde cuatro vasallos
valen un maravedí
y es ajuar de titulado
sardesco, choza y mastín.

En donde, como el tocino,
anda el hidalgo en pernil;
ellos cargados de barba
ellas tomadas de orín.

Región copiosa de pueblos;
pues en medio celemín
parten términos un grajo,
dos señores y una vid.

Tierra donde las doncellas
llaman hígado al rubí
y andan hechas San Antones
con su fuego y su gorrín.

En donde las regaladas
llevan su cuerpo gentil
en talegos como cuartos,
huyendo del caniquí:

muy góticas de faciones
y de pelo muy espín,
virginidades monteses
aman a lo jabalí.

Pero, como fuere, sea;
pues Santiago quedó allí,
no debe de ser Galicia
de todo punto ruin.

Ribadavia, mi garganta
la tengo ofrecida a ti,
por el San Blas de sus secas,
sin humedades del Sil.

Si a mal me lo tienen todos,
y bien, ¿qué se me da a mí?
¿Quien antes quiere ser chinche
alto a no dejar dormir?

II

Consultacion de los gatos, en cuya figura tambien se castigan costumbres y aruños.

Para entender este poema, debe conocerce que "gato" se emplea en él con diversos sentidos, a veces simultáneos: 1. El animal felino pequeño. 2. Ladrón astuto. 3. Bolsa pequeña hecha de piel de gato para guardar dinero. 4. El mismo dinero que se guardaba en él. 5. Madrileño o habitante de Madrid. 6. Gancho de metal.

Debe de haber ocho dias,
Aminta, que en tu tejado,
se juntaron a cabildo
grande cantidad de gatos

y, después que por su orden
en las tejas se sentaron,
puestos en los caballetes
los más viejos y más canos,

los negros a mano izquierda,
a la derecha los blancos,
tras un silencio profundo
que no se oyó "mio" ni "miao",

a la sombra de un humero
se puso un gato romano,
tan aguileño de uñas
cuanto de narices chato.

Quiso hablar; mas replicole
otro (de unos escribanos)
diciendo se le debía,
porque era gato de gatos.

Un gatillo de unos sastres
se le opuso por sus amos
y fueron Toledo y Burgos (ciudades que siempre solían discutir en Cortes)
de las cortes de los cacos.

Váyase aguja por pluma
y por renglones retazos,
el dedal por el tintero,
las puntadas por los rasgos.

El Archigato mandó
que enmudeciesen entrambos,
por ahorrar de mentiras
y de testimonios falsos.

Tras los dos, caridoliente
por ladrón desorejado,
un gato de un pupilaje (pensión estudiantil)
se quejó de sus trabajos.

"La hambre de cada día
me tiene tan amolado, (molido como con piedra de molino)
que soy punzón en el talle,
y sierra en el espinazo.

Soy penitente en comer,
y diciplinante a ratos;
pues, o como con mis uñas,
u de hambre me las masco.

Y sé deciros por cierto
que debe de haber un año
que a puro huesos mis tripas
se introducen en osario".

"¿Qué mucho es eso?", aquí dijo
un gatillo negro y manco,
que tras una longaniza
perdió un ojo entre muchachos.

"Desdichado del que vive
por la mano de un Letrado,
que me funda el no comer
en los Bártulos y Baldos. (libros de los estudiantes de leyes)

Pues de puro engullir letras,
mi estómago es cartapacio
y a poder de pergaminos
tengo el vientre encuadernado".

"Hablemos todos", replica
un gato zurdo y marcado
con un chirlo por la cara,
sobre cierto asadorazo.

"Un mercader me dio en suerte
la violencia de mis astros,
que es más gato que yo propio,
pues vive de dar gatazos. (gatazo: "Engaño que se hace a alguien para sacarle dinero u otra cosa de valor", DRAE).

Y por la vara en que mide
ha venido a trepar tanto,
que se ha subido a las nubes
para que lo lleve el diablo.

Mejor gatea que yo,
y regatea por ambos:
a lo ajeno dice "mío",
que es el "mi" de nuestro canto.

En cuanto a comer, bien como,
mas cuéstame cara, y caro,
pues de las varas que hurta
a mí me da el diezmo en palos. (diezmo: impuesto religioso de la décima parte de la cosecha de trigo)

Sin ser bellota ni encina,
mi cuerpo está vareado;
y sin ser gato de algalia (especie gatuna cuyo ano segrega el perfume denominaldo algalia)
azotes me tienen flaco".

Doliéronse todos de él
y el triste quedó llorando
cuando un gato gentilhombre,
de buena presencia y manos,

suspirando a su manera,
dijo tras sollozos largos:
"Yo soy un gato de bien,
aunque soy bien desgraciado;

a puro barrer sartenes
he perdido los mostachos,
que la hambre de mi casa
me fuerza a andar mendigando.

En cas de un rico avariento
penitente vida paso:
sábenlo Dios y mis tripas,
y los vecinos que asalto.

No me da jamás castigo:
solo tengo ese regalo;
aunque yo sospecho de él
que por no dar no me ha dado.

Hoy, porque pesqué un mendrugo,
me dijo: -No hacerte andrajos
agradécelo a tu cuero,
que para bolsón le guardo-

Ved si espero buena suerte".
Mas al punto, cabizbajo,
desjarretada una pierna,
boquituerto y ojizaino,

uno de los más prudentes
que jamás lamieron platos,
de los de mejor maúllo
y más diestro en el araño

"oíd mis sucesos" dijo,
"y atended a mis cuidados,
pues, hablando con respeto,
con un pastelero campo.

Un mes ha que estoy con él,
y hanme dicho no sé cuántos
cómo mis antecesores
han parado en los de a cuatro. (Algunos pasteleros hicieron dulces de a cuatro reales con carne de gato en vez de la de cerdo, y aún con carne humana)

Quien los comió, por mi cuenta,
se halló en la de Mazagatos ("haber la de Mazagatos" dice Correas que significaba "haber gran contienda o riña")
el carnero moscovita
de los Toros de Guisando. (Alusión a las fiestas carnavalescas en que se solían atar animales por la cola: perros y gatos, toros y carneros, etcétera, pero también a la carne mala o tan pasada por vieja (hipérbole: como los toros de Guisando, también por guisar) que se hallaba cubierta de moscas (moscovita), lo que hacía que sentara mal.

Y el no venderme muy presto
lo tendrán a gran milagro;
que lo que es gato por liebre,
siempre lo vendió en su trato.

Pastel hubo que aniñó
al que le estaba mascando
y carne que oyendo ¡zape!
saltó cubierta de caldo".

Atajole las razones
otro a quien dio cierto braco (perro pequeño)
tantos bocados un dia
que le dejó medio calvo.

Este vino con muletas,
que, por rascar cierto ganso,
dio en manos de un despensero
y dieron en él sus manos.

Llegó con un tocador,
oliendo a ingüente y ruibarbo,
y dijo chillando triste
y hablando un poco delgado:

"Tened compasión, señores,
de mis turbulentos casos,
pues ha permitido el cielo
que sirviese a un boticario.

Bebí ayer, que fui goloso,
nosequé purga o brebajo
y tuve, sin ser posada,
más cámaras que Palacio. (cámaras = "diarrea", pero también "habitaciones")

Tampoco yo me sustento,
como otros, de lo que cazo,
porque con recetas mata
los ratones cuatro a cuatro.

Poco ayudan en efeto
a mi buche estos gazapos;
pero en casa hay más ayudas
buenas para los hartazgos".

No bien acabó sus lloros,
cuando un gato afrisonado,
que hace la santa vida
en un refitorio santo, (refitorio: "refectorio" o sala donde comen los monjes de un convento)

con seis dedos de tozuelo, (cerviz gruesa y carnosa de un animal)
más cola que un arcediano, (arcediano: el primero o principal de los diáconos: después de él iban todos los demás)
les dijo aquestas razones
condolido de escucharlos:

"Después que yo dejé el mundo
y entre bienaventurados vivo
haciendo penitencia,
tengo paz y duermo harto.

Ya conocéis nuestra vida,
cuán cortos tiene los plazos;
que vivos nos comen perros
y difuntos los cristianos:

que tres pies de un muladar
nos suelen venir muy anchos
y que de esta vida pobre
aun el cuero no llevamos:

cuál nos encierra con trampas,
cuál gusta vernos en lazo,
cuál nos abrasa en cohetes (tratados de poliorcética o asedio del siglo XVI proponen que, "si uno quiere atacar una ciudad o un castillo, debe conseguir un gato de ese lugar. Átese el bolsillo a la espalda del gato, enciéndase, de manera que se prenda bien, y luego suéltese el animal, que correrá a ese castillo o ciudad y allí se esconderá asustado en un henal, incendiándolo”.
sin hacer a nadie agravio.

Y lo que aún más nos ayuda
a que nos maten temprano
es el parecer conejos
en estando desollados.

Busquemos, si hay, otro mundo,
porque en este que alcanzamos
son gatos cuantos le viven,
en sus oficios y cargos.

El sastre y el zapatero
ya cosiendo o remendando,
el uno es gato de cuero
y el otro de seda o paño.

Con un alguacil estuve
antes que tomara estado
y al nombre de gato "mío"
solía responder mi amo.

El juez es gato real
cual si fuera papagayo:
no hay mujer que no lo sea
en materia del agarro.

Imitadme todos juntos,
pues que ya os imitan tantos:
meteos cual yo en religión
y viviréis prebendados.

Cobrá amor al refitorio
y cumplid el noviciado,
que se os lucirá en el pelo
pues le luce a vuestro hermano;

póngase remedio en todo"
dijo; mas, sin sospecharlo,
traído de cierto olor,
dio con la Junta un alano:

todos a huir se pusieron
con el nuevo sobresalto
y en diferentes gateras
se escondieron espantados.

Lamentando iban del mundo
los peligros y embarazos,
que aun de las tejas arriba
no pueden hallar descanso.

III

ROMANCE LXXIII.

De ese famoso Lugar
que es pepitoria del mundo
en donde pies y cabezas
todo está revuelto y junto,

salí, señor, a la hora
que ya el Sol, mascarón rubio,
de su caraza risueña
mostraba el primer mendrugo.

Iba en Escoto, mi jaca,
a quien tal nombre se puso
porque se parece al mismo
en lo sutil y lo agudo.

Llegué a Toledo y posé
contra la ley y estatutos
siendo poeta, en mesón,
habiendo casa de Nuncio.

Ví una ciudad de puntillas
y fabricada en un huso
que, si en ella bajo, ruedo;
y trepo en ella si subo.

Vi el artificio espetera,
pues en tantos cazos pudo
mecer el agua Juanelo
como si fuera en columpios.

Flamenco dicen que fue,
y sorbedor de lo puro:
muy mal con el agua estaba,
que en tal trabajo la puso.

Vi en procesion de Terceros
ensartado todo el vulgo
y si yo comprara algo,
no hallara bueno ninguno.

En fin, la imperial Toledo
se ha vuelto, por mudar rumbo,
república de botargas
en donde todos son justos.

Vi la Puerta del Cambrón,
que, a lo que yo me barrunto,
a faltar la primer eme,
fuera una puerta de muchos.

Al fin, salí de Toledo
para La Mancha, confuso,
cuando la alba llora duelos
gime los egidos mustios.

En esta tierra el verano
va hecho un picaro suelo
sin árboles y sin flores,
que aun no se harta de juncos.

Allí primavera ahorra
lo que en Madrid gastó a bulto
anda abril lleno de andrajos
y el propio mayo desnudo.

Partí desde aquí derecho
antes sospecho que zurdo
a Segura de la Sierra,
que es un corcovo del Mundo.

Los vecinos de este pueblo
viven todo el año junto
y un mes batido con otro
gozan a diciembre en junio.

Las viñas para no helarse
tienen los meses adustos
a las cepas con cacheras,
con tocadores los grumos.

Es gusto ver un castaño
de miedo de los diluvios
con su fieltro y su gabán
por agosto muy ceñudo.

Un peral con sabañones
cuando en Aranjuez maduros
recelando que los rapen
ya han puesto en cobro su fruto.

De aquí volví a mis estados:
este sí que es lindo punto,
pues me mido como pozo
y aun de esos no tendré muchos.

Aquí cobro enfermedades,
que no rentas ni tributos
y mando todos mis miembros
y aun de estos no mando algunos.

De Madrid salí y de juicio;
y sin dinero y sin gusto
vuelvo triste y enlutado
como misa de difuntos.