sábado, 16 de mayo de 2020

Virgilio, Dido se enamora de Eneas y se lo cuenta a su hermana Anna. Eneida IV, 1 a 54

Mas la reina hace tiempo, atormentada de grave cuidado,
con sangre de sus venas alimenta su herida y ciego ardor la devora.
El gran valor del héroe acude a su ánimo y la gloria
muy grande de este pueblo; se clavan en su pecho sus rasgos
y palabras y no deja el cuidado a su cuerpo el plácido descanso. 5
Y recorría las tierras la Aurora siguiente
con la luz de Febo y había alejado del cielo la húmeda sombra
cuando así se dirige, fuera de sí, a su hermana del alma:
«Ana, querida hermana, ¡qué ensueños me desvelan y me angustian!
¡Qué huésped tan extraordinario ha entrado en nuestra casa! 10
¡Qué prestancia la suya! ¡Qué fuerza en su pecho y en sus armas!
Ciertamente creo, y mi confianza no es vana, que es de dioses su raza.
El temor delata al pusilánime. ¡Ay, qué sino
lo zarandeó! ¡Qué combates librados narraba!
Si no estuviera en mi ánimo, fijo e inconmovible, 15
el propósito de a nadie unirme en vínculo matrimonial,
luego que mi primer amor me engañó, frustrada, con la muerte;
si no me hubiera hastiado del tálamo y la antorcha nupcial,
a esta sola infidelidad habría podido tal vez sucumbir.
Ana (te lo diré, sí) después del desgraciado destino de mi esposo 20
Siqueo y de que la trágica muerte de mi hermano manchase mis Penates,
sólo éste ha doblado mis sentidos y ha empujado mi lábil
corazón. Reconozco las huellas de una vieja llama
Mas antes querría que la tierra profunda se abriera ante mí,
o que me lanzase el padre omnipotente a las sombras con su rayo, 25
a las pálidas sombras del Erebo y a la noche profunda,
antes, Pudor, que profanarte o romper los juramentos que te hice.
Aquél, el primero que con él me unió, se llevó mis amores;
que los tenga consigo y los guarde en su sepulcro.»
Habló así, y llenó su regazo de impetuosas lágrimas. 30
Responde Ana: «Oh, más querida para tu hermana que la luz,
¿te desgarrarás sola, afligida, en mocedad eterna,
sin conocer dulces hijos ni los presentes de Venus?
¿Crees que se preocupan de esto las cenizas o los Manes enterrados?
Sea: no pudo pretendiente alguno doblegarte 35
ni aquí, en Libia, ni antes en Tiro; Yarbas fue despreciado
con otros caudillos a quienes África sustenta
rica en triunfos. ¿Lucharás también contra un amor deseado?
¿No tienes en cuenta de quién son los campos en que te has instalado?
Por aquí las ciudades getulas, raza invencible en la guerra, 40
y los númidas sin freno te rodean y la inhóspita Sirte;
por allí una región desolada por la sed y los barceos
furiosos. ¿Y qué decir de las guerras que se alzan en Tiro y las
amenazas de tu hermano?
Creo, sin duda, que por auspicios divinos y el favor de Juno 45
mantuvieron hasta aquí su curso en alas del viento las naves troyanas.
¡Cómo has de ver esta ciudad, hermana, qué reinos has de ver surgir
con una boda así! ¡Con qué hazañas se alzará la gloria
púnica servida por las armas de Troya!
Pide sólo la venia de los dioses, con sacrificios adecuados 50
cuida la hospitalidad y trenza motivos para que se quede,
mientras las tormentas y Orión lluvioso descargan su ira en el mar
y las naves están aún sin reparar y el cielo tempestuoso.»
Estas palabras su ánimo encendieron con amor desmedido...

En latín:

At regina graui iamdudum saucia cura
uulnus alit uenis et caeco carpitur igni.
multa uiri uirtus animo multusque recursat
gentis honos; haerent infixi pectore uultus
uerbaque nec placidam membris dat cura quietem. 5
postera Phoebea lustrabat lampade terras
umentemque Aurora polo dimouerat umbram,
cum sic unanimam adloquitur male sana sororem:
'Anna soror, quae me suspensam insomnia terrent!
quis nouus hic nostris successit sedibus hospes, 10
quem sese ore ferens, quam forti pectore et armis!
credo equidem, nec uana fides, genus esse deorum.
degeneres animos timor arguit. heu, quibus ille
iactatus fatis! quae bella exhausta canebat!
si mihi non animo fixum immotumque sederet 15
ne cui me uinclo uellem sociare iugali,
postquam primus amor deceptam morte fefellit;
si non pertaesum thalami taedaeque fuisset,
huic uni forsan potui succumbere culpae.
Anna (fatebor enim) miseri post fata Sychaei 20
coniugis et sparsos fraterna caede penatis
solus hic inflexit sensus animumque labantem
impulit. agnosco ueteris uestigia flammae.
sed mihi uel tellus optem prius ima dehiscat
uel pater omnipotens adigat me fulmine ad umbras,
pallentis umbras Erebo noctemque profundam,
ante, pudor, quam te uiolo aut tua iura resoluo.
ille meos, primus qui me sibi iunxit, amores
abstulit; ille habeat secum seruetque sepulcro.'
sic effata sinum lacrimis impleuit obortis. 30
Anna refert: 'o luce magis dilecta sorori,
solane perpetua maerens carpere iuuenta
nec dulcis natos Veneris nec praemia noris?
id cinerem aut manis credis curare sepultos?
esto: aegram nulli quondam flexere mariti, 35
non Libyae, non ante Tyro; despectus Iarbas
ductoresque alii, quos Africa terra triumphis
diues alit: placitone etiam pugnabis amori?
nec uenit in mentem quorum consederis aruis?
hinc Gaetulae urbes, genus insuperabile bello, 40
et Numidae infreni cingunt et inhospita Syrtis;
hinc deserta siti regio lateque furentes
Barcaei. quid bella Tyro surgentia dicam
germanique minas?
dis equidem auspicibus reor et Iunone secunda 45
hunc cursum Iliacas uento tenuisse carinas.
quam tu urbem, soror, hanc cernes, quae surgere regna
coniugio tali! Teucrum comitantibus armis
Punica se quantis attollet gloria rebus!
tu modo posce deos ueniam, sacrisque litatis 50
indulge hospitio causasque innecte morandi,
dum pelago desaeuit hiems et aquosus Orion,
quassataeque rates, dum non tractabile caelum.'
His dictis impenso animum flammauit amore

Virgilio. El destino de Roma, Eneida, IV, 229- 231 y VI, 847-859

[Eneas] habría de ser por el contrario quien gobernase una Italia
preñada de poder y del estrépito de la guerra, origen de una raza
de la noble sangre de Teucro, y daría sus leyes al orbe entero.

Sed fore qui grauidam imperiis belloque frementem
Italiam regeret, genus alto a sanguine Teucri
proderet, ac totum sub leges mitteret orbem.

Estas palabras que motivan la ruptura de Eneas con Dido resuenan luego en el libro VI:

«Fundirán bronces que respiran otros con más calidad

(ciertamente lo creo), sacarán rostros vivos del mármol,
defenderán causas mejor, y los cursos del cielo
trazarán con el radio y dirán de los astros que surgen:
tú regir con tu imperio los pueblos, Romano, recuerda
(estas serán tus artes), y tu ley imponer en la paz,
respetar al sometido y derribar al soberbio».
Así el padre Anquises, y añade esto ante su asombro:
«Mira cómo Marcelo, insigne por los despojos opimos,
avanza y victorioso destaca sobre todos los hombres.
Este el Estado Romano, agitado por gran turbación,
sostendrá caballero, a Púnicos tirará y al Galo rebelde,
y las armas cogidas pondrá tres veces al padre Quirino».

«Excudent alii spirantia mollius aera,
credo equidem, vivos ducent de marmore voltus,
orabunt causas melius, caelique meatus
describent radio, et surgentia sidera dicent:
Tu regere imperio populos, Romane, memento:
hae tibi erunt artes, pacisque imponere morem,
parcere subiectis et debellare superbos.»
Sic pater Anchises, atque haec mirantibus addit:
«Aspice, ut insignis spoliis Marcellus opimis 
ingreditur uictorque uiros supereminet omnis.
hic rem Romanam magno turbante tumultu
sistet eques, sternet Poenos Gallumque rebellem,
tertiaque arma patri suspendet capta Quirino».

Otra traducción, de Rafael Fontán:

Labrarán otros con más gracia bronces animados
(no lo dudo), sacarán rostros vivos del mármol,
dirán mejor sus discursos, y los caminos del cielo
trazarán con su compás y describirán el orto de los astros:
tú, romano, piensa en gobernar bajo tu poder a los pueblos
(éstas serán tus artes), y a la paz ponerle normas,
perdonar a los sometidos y abatir a los soberbios.»
Así, el padre Anquises, y añade ante su asombro:
«Mira cómo llega Marcelo señalado por opimo
botín y vencedor sobresale entre todos los soldados.
Éste los intereses de Roma en medio de gran revuelta
afirmará a caballo, tumbará a los púnicos y al galo rebelde,
y colgará el tercero al padre Quirino las armas capturadas.»