martes, 18 de febrero de 2025

Excerpta de In memoriam Arthur Henry Hallam (1850), de Alfred lord Tennyson

 ¿Están entonces Dios y la Naturaleza en conflicto,

y la Naturaleza nos da sueños tan perversos?

Parece tan cuidadosa con la especie,

tan descuidada con la vida individual,

que yo, considerando en todas partes

el significado secreto de sus acciones

y descubriendo que, de cincuenta semillas,

a menudo solo salva una,

vacilo donde pisé con firmeza,

y, cayendo con todo el peso de mis preocupaciones

sobre las grandes escaleras del altar del mundo

que descienden a través de la oscuridad hasta Dios,

extiendo las cojas manos de la fe y tanteo,

y recojo polvo y paja, y llamo

a lo que siento que es Señor de todo,

y confío débilmente en la mayor esperanza.


Canto LVI


Quien confió en Dios, fue por amor de verdad.

Y el amor fue la ley final de la Creación.

Aunque la Naturaleza, rojos sus dientes y garras,

gritó contra su credo en los barrancos.

¿Quien amó, quien sufrió males innúmeros,

quien luchó por lo Verdadero, lo Justo,

será arrastrado por el polvo del desierto

o sellado entre las colinas de hierro?


Canto CXXII


Si alguna vez, cuando la fe se ha dormido,

oigo una voz: «No creas más» y una orilla

que se rompe sin cesar y se derrumba

en las profundidades sin Dios,

un calor dentro del pecho ha derretido

la parte más fría de la razón helada,

y, como un hombre enfurecido, el corazón

se levanta y responde: «Lo he sentido».

No como un niño en duda y miedo:

ese clamor ciego me hizo sabio;

entonces era como un niño que llora,

y, al llorar, sabe que su padre está cerca.


Canto XCIX:


Sin vigilancia, la rama del jardín se balanceará,

la tierna flor revoloteará hacia abajo;

sin amor, esa haya se volverá marrón,

este arce se quemará.


Canto XXVII:


Lo considero verdadero, pase lo que pase;

lo siento cuando más dolor siento;

es mejor haber amado y perdido

que no haber amado nunca.


Canto LIV:


Así corre mi sueño, pero ¿qué soy yo?

Un niño que llora en la noche,

un niño que llora por la luz,

y sin más palabras que un llanto.


En el Canto CXXIII:


Las colinas son sombras: fluyen

de forma en forma y ​​nada permanece;

se derriten como la niebla las tierras sólidas,

se moldean como las nubes y se van.

miércoles, 12 de febrero de 2025

José Manuel Torres, Nana roja para mi hijo Lin Manuel

 JOSÉ MANUEL TORRES SANTIAGO


NANA ROJA PARA MI HIJO LIN MANUEL


Antes, y cuando tú naciste, no sé por qué,

pensé tu muerte… Los explotadores,

los capitalistas, los mercaderes de humanos,

los curas y los obispos habían tendido el asesinato

y sembrado la guerra.


Vietnam con su sangre.

Santo Domingo con su dolor

Puerto Rico con su pulmón podrido.


¿Qué podía pensar, Lin Manuel, sino tu muerte?

…Saber que ibas directo a la democracia

(democracia en este lado es todos los días

miseria, mierda, muerte). Saber que un día

(si no muestras que tienes patriotismo y cojones)

te reclutarán y darán un fusil

para matar la libertad.


Pero has nacido y te he vestido

con mis símbolos todos los días,

con la revolución: eres un bebé rojo, Lin Manuel,

y, aunque, no sé qué serás

cuando crezcas, confío

que también gritarás conmigo

la guerra justa contra los asesinos yanquis.


(En las manos del pueblo, 1972.)

lunes, 10 de febrero de 2025

Oda a la patria de Buenaventura Carlos Aribau, vesión bilingüe

 Traducción al castellano


¡Adiós, colinas, para siempre adiós!

¡Oh sierras desiguales, que allí, en la patria mía,

de las nubes y el cielo de lejos distinguía,

por el reposo eterno, por el más azul color!

¡Adiós tú, viejo Montseny, que desde tu alto palacio

custodio vigilante, cubierto de nieve y niebla,

miras por una brecha la tumba del Judío,

y, en medio del mar inmenso, la mallorquina nave!


Yo tu superba frente conocía entonces

como pudiera conocer la de mis parientes.

Conocía también el son de tus torrentes

como la voz de mi madre, o de mi hijo los llantos.

Mas, arrancado después por hados adversos,

ya no conozco ni siento como en veces mejores;

así de un árbol migrado a tierras apartadas

los frutos pierden el sabor y su perfume las flores.


¿Qué me vale que un engañoso destino me haya sacado

a ver más cerca las torres de Castilla,

si el canto del trovador no oye mi oído

ni despierta en mi pecho un generoso recuerdo?

A mi dulce país en alas me transporto,

y veo del Llobregat la playa serpentina,

que, fuera de cantar en lengua lemosina,

no más placer me queda, ni tengo otro consuelo.


Pláceme todavía la lengua de aquellos sabios,

que llenaron el universo con sus costumbres y leyes,

la lengua de aquellos fuertes que acataron los reyes,

defendieron sus derechos y vengaron sus agravios.

¡Muera, muera el ingrato que, al sonar en sus labios

por extraña región el acento nativo, no llora,

quien al pensar en sus hogares no arde ni añora,

ni toma del muro sagrado la lira de sus abuelos!


En lemosín sonó mi primer vagido,

cuando del pezón materno la dulce leche bebía;

en lemosín al Señor oraba todo día,

y cánticos lemosinos soñaba cada noche.

Si, cuando me encuentro solo, hablo con mi espíritu,

lemosín le hablo, que otra lengua no entiende,

ni en mi boca entonces sabe mentir ni miente,

pues nacen las razones del centro de mi pecho.


¡Sal, pues, para expresar el afecto más sagrado

que en el corazón del hombre pueda grabar mano del cielo,

oh lengua a mis sentidos más dulce que la miel,

que me retornas las virtudes de mi inocente edad!

¡Sal, y grita por el mundo que ya mi corazón ingrato

no cesará de cantar de mi patrón la gloria

y pase por tu voz su nombre y su memoria

a los propios, a los extraños, a la posteridad!


En catalán original

(con la ortografía antigua)


Adéu-siau, turons,    per sempre adéu-siau,

Oh serres desiguals,   que allí, en la pàtria mia,

Dels núvols e del cel    de lluny vos distingia,

Per lo repòs etern,    per lo color més blau.

Adéu tu, vell Montseny,    que des ton alt palau,

Com guarda vigilant    cobert de boira e neu,

Guaites per un forat    la tomba del Jueu,

E al mig del mar immens    la mallorquina nau.


Jo ton superbe front    coneixia llavors,

Com conèixer pogués    lo front de mos parents,

Coneixia també to    so de tos torrents,

Com la veu de ma mare    o de mon fill los plors.

Mes, arrencat després    per fats perseguidors,

Ja no conec ni sent    com en millors vegades;

Així d'arbre migrat   a terres apartades,

Son gust perden los fruits    e son perfum les flors.


Què val que m'haja    tret una enganyosa sort

A veure de més prop    les torres de Castella,

Si el cant del trobador    no sent la mia orella,

Ni desperta en mon pit    un generós record?

En va a mon dolç país    en ales jo em transport,

E veig del Llobregat    la platja serpentina,

Que fora de cantar    en llengua llemosina,

No em queda més plaer,    no tinc altre conhort.


Plau-me encara parlar    la llengua d'aquells savis,

Que ompliren l'univers    de llurs costums e lleis,

La llengua d'aquells forts    que acataren los reis,

Defengueren llurs drets,    venjaren llurs agravis.

Muira, muira l'ingrat que,    en sonar en sos llavis

Per estranya regió    l'accent nadiu, no plora,

Que en pensar en sos llars,    no es consum ni s'enyora,

Ni cull del mur sagrat    la lira dels seus avis!


En llemosí sonà    lo meu primer vagit,

Quan del mugró matern    la dolça llet bevia;

En llemosí al Senyor    pregava cada dia,

E càntics llemosins    somiava cada nit.

Si quan me trobo sol,    parl amb mon esperit,

En llemosí li parl,    que llengua altra no sent,

E ma boca llavors    no sap mentir ni ment,

Puix surten més raons    del centre de mon pit.


Ix, doncs, per a expressar    l'afecte més sagrat

Que puga d'home en cor    gravar la mà del cel,

Oh llengua a mos sentits    més dolça que la mel,

Que em tornes les virtuts    de ma innocenta edat.

Ix, e crida pel món    que mai mon cor ingrat

Cessarà de cantar    de mon patró la glòria

E passe per ta veu    son nom e sa memòria

Als propis, als estranys,    a la posteritat.