León Felipe
Vencidos
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.
¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!
Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo,
y llévame a ser contigo
pastor.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...
Ya no hay locos
Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. Se murió aquel manchego,
aquel estrafalario fantasma del desierto y... ni en España hay locos.
Todo el mundo está cuerdo, terrible, monstruosamente cuerdo.
Oíd ... esto,
historiadores ... filósofos ...loqueros ...
Franco ... el sapo iscariote y ladrón en la silla del juez repartiendo castigos y premios,
en nombre de Cristo, con la efigie de Cristo prendida del pecho,
y el hombre aquí, de pie, firme, erguido, sereno,
con el pulso normal, con la lengua en silencio,
los ojos en sus cuencas y en su lugar los huesos ...
El sapo iscariote y ladrón repartiendo castigos y premios ...
y yo, callado, aquí, callado, impasible, cuerdo ...
¡cuerdo!, sin que se me quiebre el mecanismo del cerebro.
¿Cuándo se pierde el juicio? (yo pregunto, loqueros).
¿Cuándo enloquece el hombre? ¿Cuándo, cuándo es cuando se enuncian los conceptos
absurdos y blasfemos
y se hacen unos gestos sin sentido, monstruosos y obscenos?
¿Cuándo es cuando se dice por ejemplo:
No es verdad. Dios no ha puesto
al hombre aquí, en la Tierra, bajo la luz y la ley del universo;
el hombre es un insecto
que vive en las partes pestilentes y rojas del mono y del camello?
¿Cuándo si no es ahora (yo pregunto, loqueros),
cuándo es cuando se paran los ojos y se quedan abiertos, inmensamente abiertos,
sin que puedan cerrarlos ni la llama ni el viento?
¿Cuándo es cuando se cambian las funciones del alma y los resortes del cuerpo
y en vez de llanto no hay más que risa y baba en nuestro gesto?
Si no es ahora, ahora que la justicia vale menos, infinitamente menos
que el orín de los perros;
si no es ahora, ahora que la justicia tiene menos, infinitamente menos
categoría que el estiércol;
si no es ahora... ¿cuándo se pierde el juicio?
Respondedme loqueros,
¿cuándo se quiebra y salta roto en mil pedazos el mecanismo del cerebro?
Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. Se murió aquel manchego,
aquel estrafalario fantasma del desierto
y... ¡Ni en España hay locos! ¡Todo el mundo está cuerdo,
terrible, monstruosamente cuerdo! ...
¡Qué bien marcha el reloj! ¡Qué bien marcha el cerebro!
Este reloj..., este cerebro, tic-tac, tic-tac, tic-tac, es un reloj perfecto...,
perfecto, ¡perfecto!
viernes, 4 de agosto de 2017
martes, 25 de julio de 2017
Ezra Pound, Con usura
CANTAR XLV
Con usura
EZRA POUND -CANTO XLV: CON USURA
Con usura ningún hombre puede tener una casa con buenos cimientos
Cada piedra cortada pulida y bien engarzada
Cuyo diseño sea protector
Con usura
Ningún hombre puede tener un paraíso pintado en los muros de su iglesia
Harpes et luz
O un lugar donde la virgen reciba el mensaje
Y el halo se proyecte en una incisión,
Con usura
Gonzaga no tiene ni herederos ni concubinas
Ninguna imagen está hecha para durar ni para que ayude a vivir
Sólo son hechas para venderse y venderse rápido
Con usura se peca contra la naturaleza,
Será tu pan como un harapo
Será tu pan seco como el papel,
No habrá abundante cosecha, ni harina fuerte
Con usura la propiedad nos divide
Con usura no hay demarcaciones claras
Y no hay hombre que pueda encontrar lugar par su morada
Al picapedrero se le quita la piedra
Al tejedor su telar
CON USURA
La lana no llega al mercado
Las ovejas no dan ganancia con usura
Usura es peste, la usura
Entumece la aguja en la mano de la doncella
Y detiene la destreza del hilandero.
Pietro Lombardo no fue por la usura
Duccio no fue por la usura
Ni Piero Della Francesca, Zuan Bellini tampoco por usura fue
Ni La Calunnia fue pintada.
No fueron por usura Angelico, no fue Ambrosio Praedis,
Ni puede haber una iglesia con un grabado en la piedra que diga: Adamo me fecit
No fue por usura San Trófimo
No fue por usura San Hilario
La usura herrumbra el cincel
Herrumbra a la artesanía y al artesano
Roe el hilo en el telar
Nadie transforma en oro su diseño,
El azur sufre de cáncer por la usura, el carmesí es imposible de bordar
El esmeralda no llega a manos de Memling
La usura asesina al niño en el vientre
Impide el cortejo entre jóvenes
Lleva impotencia al lecho, yace
Entre los recién casados
CONTRA NATURAM
Han traído putas para Eleusis
Los cadáveres han sido preparados para el banquete
Por pedido de la usura.
II Otra traducción
Con usura no tiene el hombre casa de buena piedra
Con bien cortados bloques y dispuestos
de modo que el diseño lo cobije,
con usura no hay paraíso pintado para el hombre en los muros de su iglesia
harpes et lutz (arpas y laúdes)
o lugar donde la virgen reciba el mensaje
y su halo se proyecte por la grieta,
con usura
no se ve el hombre Gonzaga,
ni a su gente ni a sus concubinas
no se pinta un cuadro para que perdure ni para tenerlo en casa
sino para venderlo y pronto
con usura,
pecado contra la naturaleza,
es tu pan para siempre harapiento,
seco como papel, sin trigo de montaña,
sin la fuerte harina.
Con usura se hincha la línea
con usura nada está en su sitio (no hay límites precisos)
y nadie encuentra un lugar para su casa.
El picapedrero es apartado de la piedra
el tejedor es apartado del telar
con usura
no llega lana al mercado
no vale nada la oveja con usura.
Usura es un parásito
mella la aguja en manos de la doncella
y paraliza el talento del que hila. Pietro Lombardo
no vino por usura
Duccio no vino por usura
ni Pier della Francesca; no por usura Zuan Bellini
ni se pintó “La Calunnia”
No vino por usura Angélico; no vino Ambrogio Praedis,
no hubo iglesia de piedra con la firma: Adamo me fecit.
No por usura St. Trophime
no por usura St. Hilaire.
Usura oxida el cincel
Oxida la obra y al artesano
Corroe el hilo en el telar
Nadie hubiese aprendido a poner oro en su diseño;
Y el azur tiene una llaga con usura;
se queda sin bordar la tela.
No encuentra el esmeralda un Memling
Usura mata al niño en el útero
No deja que el joven corteje
Ha llevado la sequedad hasta la cama, y yace
entre la joven novia y su marido
Contra naturam
Ellos trajeron putas a Eleusis
Sientan cadáveres a su banquete
por mandato de usura.
III Tercera traducción
Con usura no hay hombre que tenga casa de buena piedra,
cada bloque cortado con suavidad y encastrado
de modo que el diseño le cubra bien la faz,
con usura
no hay hombre que tenga un paraíso pintado en la pared de su iglesia
harpes et lutz
ni lugar donde la virgen reciba el mensaje
y desde el tajo se proyecte el halo,
con usura
no ve Gonzaga, el hombre, a herederos ni concubinas
ningún cuadro se hace para perdurar o vivir
sino para vender, y venderlo rápido
con usura, el pecado contra la naturaleza,
siempre es tu pan trapo rancio
tu pan es seco como papel,
sin trigo de montaña, ni harina sólida
con usura se engrosa la línea
con usura no hay límite claro
y ningún hombre halla solar para su morada.
Al que corta la piedra lo apartan de su piedra
y al tejedor lo apartan de su telar
CON USURA
la lana no llega al mercado
la oveja no da ganancia
la usura es una plaga, la usura
troncha la aguja en la mano de la doncella
y detiene el girar de la rueca.
Pietro Lombardo
no llegó por usura
Duccio no llegó por usura
ni Piero della Francesca; ni Zuan Bellin con usura
ni con usura se pintó "La Calunnia".
No vino de la usura Angélico, ni Ambrogio Praedis,
ninguna piedra de la iglesia firmada: Adamo me fecit.
No fue por usura St. Trophime
ni, por usura, Saint Hilaire,
La usura oxida el cincel
oxida el arte y al artesano
roe el hilo en la rueca
nadie aprende a hilar oro con su diseño.
Por usura el azur tiene un chancro, destiñe el carmesí
y el esmeralda no encuentra un Memling
La usura mata al niño en el útero
interrumpe al joven su cortejo
ha llevado sequía a la cama, y yace
entre la novia y el novio
CONTRA NATURA
trajeron putas a Eleusis
y sientan cadáveres al banquete
a instancias de la usura.
*****
ENCARGO
Id, canciones mías, al solitario y al insatisfecho,
id también al desquiciado, al esclavo de las convenciones,
llevadles mi desprecio hacia sus opresores.
Id como una ola gigante de agua fría,
llevad mi desprecio por los opresores.
Hablad contra la opresión inconsciente,
hablad contra la tiranía de los que no tienen imaginación,
hablad contra las ataduras,
id a la burguesa que se está muriendo de tedio,
id a las mujeres de los barrios residenciales,
id a las repugnantemente casadas,
id a aquellas cuyo fracaso está oculto,
id a las emparejadas sin fortuna,
id a la esposa comprada,
id a la mujer comprometida.
Id a los que tienen una lujuria exquisita,
id a aquellos cuyos deseos exquisitos son frustrados,
id como una plaga contra el aburrimiento del mundo;
id con vuestro filo contra esto,
reforzad los sutiles cordones,
traed confianza a las algas y tentáculos del alma.
Id de manera amistosa,
id con palabras sinceras.
Ansiad el hallazgo de males nuevos y de un nuevo bien,
oponeos a todas las formas de opresión.
Id a quienes la mediana edad ha engordado,
a los que han perdido el interés.
Id a los adolescentes a quienes les asfixia la familia…
¡Oh, qué asqueroso resulta
ver tres generaciones reunidas bajo un mismo techo!
Es como un árbol viejo con retoños
y con algunas ramas podridas y cayéndose.
Salid y desafiad la opinión,
id contra este cautiverio vegetal de la sangre.
Id contra todas las clases de manos muertas.
Con usura
EZRA POUND -CANTO XLV: CON USURA
Con usura ningún hombre puede tener una casa con buenos cimientos
Cada piedra cortada pulida y bien engarzada
Cuyo diseño sea protector
Con usura
Ningún hombre puede tener un paraíso pintado en los muros de su iglesia
Harpes et luz
O un lugar donde la virgen reciba el mensaje
Y el halo se proyecte en una incisión,
Con usura
Gonzaga no tiene ni herederos ni concubinas
Ninguna imagen está hecha para durar ni para que ayude a vivir
Sólo son hechas para venderse y venderse rápido
Con usura se peca contra la naturaleza,
Será tu pan como un harapo
Será tu pan seco como el papel,
No habrá abundante cosecha, ni harina fuerte
Con usura la propiedad nos divide
Con usura no hay demarcaciones claras
Y no hay hombre que pueda encontrar lugar par su morada
Al picapedrero se le quita la piedra
Al tejedor su telar
CON USURA
La lana no llega al mercado
Las ovejas no dan ganancia con usura
Usura es peste, la usura
Entumece la aguja en la mano de la doncella
Y detiene la destreza del hilandero.
Pietro Lombardo no fue por la usura
Duccio no fue por la usura
Ni Piero Della Francesca, Zuan Bellini tampoco por usura fue
Ni La Calunnia fue pintada.
No fueron por usura Angelico, no fue Ambrosio Praedis,
Ni puede haber una iglesia con un grabado en la piedra que diga: Adamo me fecit
No fue por usura San Trófimo
No fue por usura San Hilario
La usura herrumbra el cincel
Herrumbra a la artesanía y al artesano
Roe el hilo en el telar
Nadie transforma en oro su diseño,
El azur sufre de cáncer por la usura, el carmesí es imposible de bordar
El esmeralda no llega a manos de Memling
La usura asesina al niño en el vientre
Impide el cortejo entre jóvenes
Lleva impotencia al lecho, yace
Entre los recién casados
CONTRA NATURAM
Han traído putas para Eleusis
Los cadáveres han sido preparados para el banquete
Por pedido de la usura.
II Otra traducción
Con usura no tiene el hombre casa de buena piedra
Con bien cortados bloques y dispuestos
de modo que el diseño lo cobije,
con usura no hay paraíso pintado para el hombre en los muros de su iglesia
harpes et lutz (arpas y laúdes)
o lugar donde la virgen reciba el mensaje
y su halo se proyecte por la grieta,
con usura
no se ve el hombre Gonzaga,
ni a su gente ni a sus concubinas
no se pinta un cuadro para que perdure ni para tenerlo en casa
sino para venderlo y pronto
con usura,
pecado contra la naturaleza,
es tu pan para siempre harapiento,
seco como papel, sin trigo de montaña,
sin la fuerte harina.
Con usura se hincha la línea
con usura nada está en su sitio (no hay límites precisos)
y nadie encuentra un lugar para su casa.
El picapedrero es apartado de la piedra
el tejedor es apartado del telar
con usura
no llega lana al mercado
no vale nada la oveja con usura.
Usura es un parásito
mella la aguja en manos de la doncella
y paraliza el talento del que hila. Pietro Lombardo
no vino por usura
Duccio no vino por usura
ni Pier della Francesca; no por usura Zuan Bellini
ni se pintó “La Calunnia”
No vino por usura Angélico; no vino Ambrogio Praedis,
no hubo iglesia de piedra con la firma: Adamo me fecit.
No por usura St. Trophime
no por usura St. Hilaire.
Usura oxida el cincel
Oxida la obra y al artesano
Corroe el hilo en el telar
Nadie hubiese aprendido a poner oro en su diseño;
Y el azur tiene una llaga con usura;
se queda sin bordar la tela.
No encuentra el esmeralda un Memling
Usura mata al niño en el útero
No deja que el joven corteje
Ha llevado la sequedad hasta la cama, y yace
entre la joven novia y su marido
Contra naturam
Ellos trajeron putas a Eleusis
Sientan cadáveres a su banquete
por mandato de usura.
III Tercera traducción
Con usura no hay hombre que tenga casa de buena piedra,
cada bloque cortado con suavidad y encastrado
de modo que el diseño le cubra bien la faz,
con usura
no hay hombre que tenga un paraíso pintado en la pared de su iglesia
harpes et lutz
ni lugar donde la virgen reciba el mensaje
y desde el tajo se proyecte el halo,
con usura
no ve Gonzaga, el hombre, a herederos ni concubinas
ningún cuadro se hace para perdurar o vivir
sino para vender, y venderlo rápido
con usura, el pecado contra la naturaleza,
siempre es tu pan trapo rancio
tu pan es seco como papel,
sin trigo de montaña, ni harina sólida
con usura se engrosa la línea
con usura no hay límite claro
y ningún hombre halla solar para su morada.
Al que corta la piedra lo apartan de su piedra
y al tejedor lo apartan de su telar
CON USURA
la lana no llega al mercado
la oveja no da ganancia
la usura es una plaga, la usura
troncha la aguja en la mano de la doncella
y detiene el girar de la rueca.
Pietro Lombardo
no llegó por usura
Duccio no llegó por usura
ni Piero della Francesca; ni Zuan Bellin con usura
ni con usura se pintó "La Calunnia".
No vino de la usura Angélico, ni Ambrogio Praedis,
ninguna piedra de la iglesia firmada: Adamo me fecit.
No fue por usura St. Trophime
ni, por usura, Saint Hilaire,
La usura oxida el cincel
oxida el arte y al artesano
roe el hilo en la rueca
nadie aprende a hilar oro con su diseño.
Por usura el azur tiene un chancro, destiñe el carmesí
y el esmeralda no encuentra un Memling
La usura mata al niño en el útero
interrumpe al joven su cortejo
ha llevado sequía a la cama, y yace
entre la novia y el novio
CONTRA NATURA
trajeron putas a Eleusis
y sientan cadáveres al banquete
a instancias de la usura.
*****
ENCARGO
Id, canciones mías, al solitario y al insatisfecho,
id también al desquiciado, al esclavo de las convenciones,
llevadles mi desprecio hacia sus opresores.
Id como una ola gigante de agua fría,
llevad mi desprecio por los opresores.
Hablad contra la opresión inconsciente,
hablad contra la tiranía de los que no tienen imaginación,
hablad contra las ataduras,
id a la burguesa que se está muriendo de tedio,
id a las mujeres de los barrios residenciales,
id a las repugnantemente casadas,
id a aquellas cuyo fracaso está oculto,
id a las emparejadas sin fortuna,
id a la esposa comprada,
id a la mujer comprometida.
Id a los que tienen una lujuria exquisita,
id a aquellos cuyos deseos exquisitos son frustrados,
id como una plaga contra el aburrimiento del mundo;
id con vuestro filo contra esto,
reforzad los sutiles cordones,
traed confianza a las algas y tentáculos del alma.
Id de manera amistosa,
id con palabras sinceras.
Ansiad el hallazgo de males nuevos y de un nuevo bien,
oponeos a todas las formas de opresión.
Id a quienes la mediana edad ha engordado,
a los que han perdido el interés.
Id a los adolescentes a quienes les asfixia la familia…
¡Oh, qué asqueroso resulta
ver tres generaciones reunidas bajo un mismo techo!
Es como un árbol viejo con retoños
y con algunas ramas podridas y cayéndose.
Salid y desafiad la opinión,
id contra este cautiverio vegetal de la sangre.
Id contra todas las clases de manos muertas.
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Vanguardias
lunes, 26 de junio de 2017
Carlos Drummond de Andrade
Papá Noel al revés
Papá Noel entró por la puerta del fondo
(en Brasil las chimeneas no son practicables)
entró cauteloso que ni marido después de la juerga.
A tientas en la oscuridad pulsó el interruptor
y la electricidad golpeó las cosas resignadas,
cosas que seguían cosas en el misterio de la Navidad.
Papá Noel exploró la cocina con ojos astutos,
encontró un queso y se lo comió.
Después sacó del bolsillo un cigarro que no quiso encender.
Tuvo miedo tal vez de prender fuego a la barba postiza
(en Brasil todos los papanoeles tienen la cara afeitada)
y avanzó por el pasillo blanco de luz de luna.
Aquel cuarto es el de los niños.
Papá entró convencido.
Los niños dormían soñando con otras navidades mucho más hermosas
pero sus zapatos estaban llenos de juguetes
soldados mujeres elefantes barcos
y un presidente de república de celuloide.
Papá Noel se agachó y recogió todo aquello
en el interminable pañuelo de yerbas rojo.
Cerró el fardo e hizo un nudo, pero lo apretó tanto
que allí dentro mujeres elefantes soldados presidente peleaban por causa de la aglomeración.
Los pequeños seguían durmiendo.
A lo lejos un gallo comunicó el nacimiento de Cristo.
Papá Noel volvió silenciosamente a la cocina,
apagó la luz, salió por la puerta del fondo.
En el huerto, la luz de luna de Navidad bendecía las legumbres.
Congreso internacional del miedo
Provisionalmente no cantaremos al amor,
que se ha refugiado más abajo de los subterráneos.
Cantaremos al miedo, que esteriliza los abrazos,
no cantaremos al odio porque ese no existe,
existe tan sólo el miedo, nuestro padre y nuestro compañero,
el miedo enorme de las regiones agrestes, de los mares, de los desiertos,
el miedo de los soldados, el miedo de las madres, el miedo de las iglesias,
cantaremos el miedo de los dictadores, el miedo de los demócratas,
cantaremos el miedo de la muerte y el miedo de después de la muerte,
después nos moriremos de miedo
y sobre nuestras tumbas nacerán flores amarillas y miedosas.
Privilegio del mar
En esta terraza mediocremente confortable,
bebemos cerveza y contemplamos el mar.
Sabemos que nada nos ocurrirá.
El edificio es sólido y el mundo también.
Sabemos que cada edificio abriga mil cuerpos
que trabajan en mil compartimentos iguales.
A veces, algunos se insertan fatigados en el ascensor
y vienen aquí arriba a respirar la brisa del océano,
lo cual es privilegio de los edificios.
El mundo es realmente de cemento armado.
Ciertamente, si hubiera un crucero loco,
fondeado en la bahía frente a la ciudad,
la vida sería incierta… improbable…
Pero en las aguas tranquilas sólo hay marineros fieles.
¡Qué cordial es la escuadra!
Podemos beber honradamente nuestra cerveza.
Elegía 1938
Trabajas sin alegría para un mundo caduco,
donde las formas y las acciones no encierran ejemplo alguno.
Practicas laboriosamente lso gestos universales,
sientes calor y frío, falta de dinero, hambre y deseo sexual.
Héroes llenan los parques de la ciudad por la que te arrastras,
y preconizan la virtud, la renuncia, la sangre fría, la concepción.
De noche, si hay neblina, abren paraguas de bronce
o se recogen a los volúmenes de siniestras bibliotecas.
Amas la noche por el poder de aniquilamiento que encierra
y sabes que, durmiendo, los problemas te dispensan de morir.
Pero el terrible despertar prueba la existencia de la Máquina Enorme
y vuelve a reponerte, minúsculo, frente a indescifrables palmeras.
Caminas entre muertos y con ellos conversas
sobre cosas del tiempo futuro y asuntos del espíritu.
La literatura estropeó tus mejores horas de amor.
Al teléfono perdiste mucho, muchísimo tiempo de sembrar.
Corazón orgulloso, tienes prisa por confesar tu derrota
y aplazar para otro siglo la felicidad colectiva.
Aceptas la lluvia, la guerra, el desempleo y la injusta distribución
porque no puedes, tú solo, dinamitar la isla de Manhattan.
Pistas
Tal vez una sensibilidad mayor al frío,
deseos de volver antes a casa.
Cierta demora en abrir el paquete de libros
esperado, que ha traído el cartero.
Indecisión: ¿voy al cine o no?
De los tres empleos de tu noche no escogerás ninguno.
Quizás cierta mirada, más seria, no ardiente,
que posas sobre los objetos, y ellos la entienden.
O al menos supones que es así. Son fieles, los objetos
de tu despacho. La pluma roja. Te niegas a cambiarla
por esa que guarda el último secreto químico, la tinta inmortal.
Ciertas manchas en la mesa que no sabes si el tiempo,
la madera o el polvo trajeron consigo.
La conoces bien, tu mesa. Cartas, artículos, poemas
salieron de ella, de ti. De la dura sustancia,
de la calma, de la selva abandonada llegaron
las palabras que encontraste y juntaste, para repartirlas.
La mano acaricia
la aspereza. El barniz que se fue. No. Es el árbol
que regresa. El camino que se vuelve. Minas que acecha
y espera, largamente espera tu regreso sordo.
La mesa se vuelve leve, y en ella viajas
por aires de paciencia, acuerdo, resignación.
Mirad la mesa que huye, no la toquéis. Es la mesa voladora,
de sus cajones saltan papeles oscuros, por fin los secretos liberados
sobre la tierra metálica se esparcen, se amortajan y se callan.
De nuevo aquí, menudo territorio
civil, sin sueños. Como presintiendo
que un día se vacían los cuartos, se limpian las paredes,
se detiene un camión y descienden los porteadores
y en el libro municipal se cancela un registro,
miras hondamente el borde de cada
cosa, el color
de cada lado de los objetos familiares.
La familia es pues un orden de muebles, suma
de líneas, volúmenes, superficies. Y son puertas,
llaves, platos, camas, paquetes olvidados,
también un pasillo, y el espacio
entre el armario y la pared
donde se deposita cierta porción de silencio, polillas y polvo
que de tarde en tarde se retira… e insiste.
Desde luego faltan muchas explicaciones, sería difícil
comprender, incluso al cabo de mucho tiempo, por qué un gesto
se abrió, otro se frustró, tantos se esbozaron,
como sería imposible guardar todas las voces
oídas a la hora de comer, en la cena, en la pausa de la noche,
un año, y después otro, y otros y aún otros,
todas las voces oídas en la casa durante quince años.
Mientras tanto, deben de estar en alguna parte: se acumularon,
consumieron peldaños, invadieron tuberías,
llenaron viejos papeles, perdieron la fuerza, el calor,
existen hoy en subterráneos, unas en la memoria, otras en la arcilla del sueño.
¿Cómo saberlo? Al principio parece desierto,
como si nada quedase, y un río corriera
por tu casa, absorbiéndolo todo.
Las sábanas amarillean, las corbatas se desgastan,
la barba crece, cae, los dientes caen,
los brazos caen,
caen partículas de comida de un tenedor dubitativo,
las cosas caen, caen, caen,
y el cielo está limpio, pulcro.
Las personas se acuestan, son transportadas, desaparecen,
y todo está pulcro, salvo tu rostro
inclinado sobre la mesa; y del todo inmóvil.
Papá Noel entró por la puerta del fondo
(en Brasil las chimeneas no son practicables)
entró cauteloso que ni marido después de la juerga.
A tientas en la oscuridad pulsó el interruptor
y la electricidad golpeó las cosas resignadas,
cosas que seguían cosas en el misterio de la Navidad.
Papá Noel exploró la cocina con ojos astutos,
encontró un queso y se lo comió.
Después sacó del bolsillo un cigarro que no quiso encender.
Tuvo miedo tal vez de prender fuego a la barba postiza
(en Brasil todos los papanoeles tienen la cara afeitada)
y avanzó por el pasillo blanco de luz de luna.
Aquel cuarto es el de los niños.
Papá entró convencido.
Los niños dormían soñando con otras navidades mucho más hermosas
pero sus zapatos estaban llenos de juguetes
soldados mujeres elefantes barcos
y un presidente de república de celuloide.
Papá Noel se agachó y recogió todo aquello
en el interminable pañuelo de yerbas rojo.
Cerró el fardo e hizo un nudo, pero lo apretó tanto
que allí dentro mujeres elefantes soldados presidente peleaban por causa de la aglomeración.
Los pequeños seguían durmiendo.
A lo lejos un gallo comunicó el nacimiento de Cristo.
Papá Noel volvió silenciosamente a la cocina,
apagó la luz, salió por la puerta del fondo.
En el huerto, la luz de luna de Navidad bendecía las legumbres.
Congreso internacional del miedo
Provisionalmente no cantaremos al amor,
que se ha refugiado más abajo de los subterráneos.
Cantaremos al miedo, que esteriliza los abrazos,
no cantaremos al odio porque ese no existe,
existe tan sólo el miedo, nuestro padre y nuestro compañero,
el miedo enorme de las regiones agrestes, de los mares, de los desiertos,
el miedo de los soldados, el miedo de las madres, el miedo de las iglesias,
cantaremos el miedo de los dictadores, el miedo de los demócratas,
cantaremos el miedo de la muerte y el miedo de después de la muerte,
después nos moriremos de miedo
y sobre nuestras tumbas nacerán flores amarillas y miedosas.
Privilegio del mar
En esta terraza mediocremente confortable,
bebemos cerveza y contemplamos el mar.
Sabemos que nada nos ocurrirá.
El edificio es sólido y el mundo también.
Sabemos que cada edificio abriga mil cuerpos
que trabajan en mil compartimentos iguales.
A veces, algunos se insertan fatigados en el ascensor
y vienen aquí arriba a respirar la brisa del océano,
lo cual es privilegio de los edificios.
El mundo es realmente de cemento armado.
Ciertamente, si hubiera un crucero loco,
fondeado en la bahía frente a la ciudad,
la vida sería incierta… improbable…
Pero en las aguas tranquilas sólo hay marineros fieles.
¡Qué cordial es la escuadra!
Podemos beber honradamente nuestra cerveza.
Elegía 1938
Trabajas sin alegría para un mundo caduco,
donde las formas y las acciones no encierran ejemplo alguno.
Practicas laboriosamente lso gestos universales,
sientes calor y frío, falta de dinero, hambre y deseo sexual.
Héroes llenan los parques de la ciudad por la que te arrastras,
y preconizan la virtud, la renuncia, la sangre fría, la concepción.
De noche, si hay neblina, abren paraguas de bronce
o se recogen a los volúmenes de siniestras bibliotecas.
Amas la noche por el poder de aniquilamiento que encierra
y sabes que, durmiendo, los problemas te dispensan de morir.
Pero el terrible despertar prueba la existencia de la Máquina Enorme
y vuelve a reponerte, minúsculo, frente a indescifrables palmeras.
Caminas entre muertos y con ellos conversas
sobre cosas del tiempo futuro y asuntos del espíritu.
La literatura estropeó tus mejores horas de amor.
Al teléfono perdiste mucho, muchísimo tiempo de sembrar.
Corazón orgulloso, tienes prisa por confesar tu derrota
y aplazar para otro siglo la felicidad colectiva.
Aceptas la lluvia, la guerra, el desempleo y la injusta distribución
porque no puedes, tú solo, dinamitar la isla de Manhattan.
Pistas
Tal vez una sensibilidad mayor al frío,
deseos de volver antes a casa.
Cierta demora en abrir el paquete de libros
esperado, que ha traído el cartero.
Indecisión: ¿voy al cine o no?
De los tres empleos de tu noche no escogerás ninguno.
Quizás cierta mirada, más seria, no ardiente,
que posas sobre los objetos, y ellos la entienden.
O al menos supones que es así. Son fieles, los objetos
de tu despacho. La pluma roja. Te niegas a cambiarla
por esa que guarda el último secreto químico, la tinta inmortal.
Ciertas manchas en la mesa que no sabes si el tiempo,
la madera o el polvo trajeron consigo.
La conoces bien, tu mesa. Cartas, artículos, poemas
salieron de ella, de ti. De la dura sustancia,
de la calma, de la selva abandonada llegaron
las palabras que encontraste y juntaste, para repartirlas.
La mano acaricia
la aspereza. El barniz que se fue. No. Es el árbol
que regresa. El camino que se vuelve. Minas que acecha
y espera, largamente espera tu regreso sordo.
La mesa se vuelve leve, y en ella viajas
por aires de paciencia, acuerdo, resignación.
Mirad la mesa que huye, no la toquéis. Es la mesa voladora,
de sus cajones saltan papeles oscuros, por fin los secretos liberados
sobre la tierra metálica se esparcen, se amortajan y se callan.
De nuevo aquí, menudo territorio
civil, sin sueños. Como presintiendo
que un día se vacían los cuartos, se limpian las paredes,
se detiene un camión y descienden los porteadores
y en el libro municipal se cancela un registro,
miras hondamente el borde de cada
cosa, el color
de cada lado de los objetos familiares.
La familia es pues un orden de muebles, suma
de líneas, volúmenes, superficies. Y son puertas,
llaves, platos, camas, paquetes olvidados,
también un pasillo, y el espacio
entre el armario y la pared
donde se deposita cierta porción de silencio, polillas y polvo
que de tarde en tarde se retira… e insiste.
Desde luego faltan muchas explicaciones, sería difícil
comprender, incluso al cabo de mucho tiempo, por qué un gesto
se abrió, otro se frustró, tantos se esbozaron,
como sería imposible guardar todas las voces
oídas a la hora de comer, en la cena, en la pausa de la noche,
un año, y después otro, y otros y aún otros,
todas las voces oídas en la casa durante quince años.
Mientras tanto, deben de estar en alguna parte: se acumularon,
consumieron peldaños, invadieron tuberías,
llenaron viejos papeles, perdieron la fuerza, el calor,
existen hoy en subterráneos, unas en la memoria, otras en la arcilla del sueño.
¿Cómo saberlo? Al principio parece desierto,
como si nada quedase, y un río corriera
por tu casa, absorbiéndolo todo.
Las sábanas amarillean, las corbatas se desgastan,
la barba crece, cae, los dientes caen,
los brazos caen,
caen partículas de comida de un tenedor dubitativo,
las cosas caen, caen, caen,
y el cielo está limpio, pulcro.
Las personas se acuestan, son transportadas, desaparecen,
y todo está pulcro, salvo tu rostro
inclinado sobre la mesa; y del todo inmóvil.
Etiquetas:
Humor,
Literatura brasileña,
Poesía portuguesa,
Siglo XX
domingo, 25 de junio de 2017
Miguel Herrnández, los cobardes
Miguel Hernández
LOS COBARDES
Hombres veo que de hombres
sólo tienen, sólo gastan
el parecer y el cigarro,
el pantalón y la barba.
En el corazón son liebres,
gallinas en las entrañas,
galgos de rápido vientre,
que en épocas de paz ladran
y en épocas de cañones
desaparecen del mapa.
Estos hombres, estas liebres,
comisarios de la alarma,
cuando escuchan a cien leguas
el estruendo de las balas,
con singular heroísmo
a la carrera se lanzan,
se les alborota el ano,
el pelo se les espanta.
Valientemente se esconden,
gallardamente se escapan
del campo de los peligros
estas fugitivas cacas,
que me duelen hace tiempo
en los cojones del alma.
¿Dónde iréis que no vayáis
a la muerte, liebres pálidas,
podencos de poca fe
y de demasiadas patas?
¿No os avergüenza mirar
en tanto lugar de España
a tanta mujer serena
bajo tantas amenazas?
Un tiro por cada diente
vuestra existencia reclama,
cobardes de piel cobarde
y de corazón de caña.
Tembláis como poseídos
de todo un siglo de escarcha
y vais del sol a la sombra
llenos de desconfianza.
Halláis los sótanos poco
defendidos por las casas.
Vuestro miedo exige al mundo
batallones de murallas,
barreras de plomo a orillas
de precipicios y zanjas
para vuestra pobre vida,
mezquina de sangre y ansias.
No os basta estar defendidos
por lluvias de sangre hidalga,
que no cesa de caer,
generosamente cálida,
un día tras otro día
a la gleba castellana.
No sentís el llamamiento
de las vidas derramadas.
Para salvar vuestra piel
las madrigueras no os bastan,
no os bastan los agujeros,
ni los retretes, ni nada.
Huís y huís, dando al pueblo,
mientras bebéis la distancia,
motivos para mataros
por las corridas espaldas.
Solos se quedan los hombres
al calor de las batallas,
y vosotros, lejos de ellas,
queréis ocultar la infamia,
pero el color de cobardes
no se os irá de la cara.
Ocupad los tristes puestos
de la triste telaraña.
Sustituid a la escoba,
y barred con vuestras nalgas
la mierda que vais dejando
donde colocáis la planta.
LOS COBARDES
Hombres veo que de hombres
sólo tienen, sólo gastan
el parecer y el cigarro,
el pantalón y la barba.
En el corazón son liebres,
gallinas en las entrañas,
galgos de rápido vientre,
que en épocas de paz ladran
y en épocas de cañones
desaparecen del mapa.
Estos hombres, estas liebres,
comisarios de la alarma,
cuando escuchan a cien leguas
el estruendo de las balas,
con singular heroísmo
a la carrera se lanzan,
se les alborota el ano,
el pelo se les espanta.
Valientemente se esconden,
gallardamente se escapan
del campo de los peligros
estas fugitivas cacas,
que me duelen hace tiempo
en los cojones del alma.
¿Dónde iréis que no vayáis
a la muerte, liebres pálidas,
podencos de poca fe
y de demasiadas patas?
¿No os avergüenza mirar
en tanto lugar de España
a tanta mujer serena
bajo tantas amenazas?
Un tiro por cada diente
vuestra existencia reclama,
cobardes de piel cobarde
y de corazón de caña.
Tembláis como poseídos
de todo un siglo de escarcha
y vais del sol a la sombra
llenos de desconfianza.
Halláis los sótanos poco
defendidos por las casas.
Vuestro miedo exige al mundo
batallones de murallas,
barreras de plomo a orillas
de precipicios y zanjas
para vuestra pobre vida,
mezquina de sangre y ansias.
No os basta estar defendidos
por lluvias de sangre hidalga,
que no cesa de caer,
generosamente cálida,
un día tras otro día
a la gleba castellana.
No sentís el llamamiento
de las vidas derramadas.
Para salvar vuestra piel
las madrigueras no os bastan,
no os bastan los agujeros,
ni los retretes, ni nada.
Huís y huís, dando al pueblo,
mientras bebéis la distancia,
motivos para mataros
por las corridas espaldas.
Solos se quedan los hombres
al calor de las batallas,
y vosotros, lejos de ellas,
queréis ocultar la infamia,
pero el color de cobardes
no se os irá de la cara.
Ocupad los tristes puestos
de la triste telaraña.
Sustituid a la escoba,
y barred con vuestras nalgas
la mierda que vais dejando
donde colocáis la planta.
sábado, 17 de junio de 2017
Théophile de Viaux, Elegía a una dama y otros poemas
Théophile de Viaux, Elegía a una dama (pasaje y traducción; el texto entero en francés más abajo)
Je veux faire des vers qui ne soient pas contraints, / promener mon esprit par de petits desseins, / chercher des lieux secrets où rien ne me déplaise, / méditer à loisir, rêver tout à mon aise, / employer toute une heure à me mirer dans l'eau, / ouïr comme en songeant la course d'un ruisseau, / écrire dans les bois, m'interrompre, me taire, / composer un quatrain, sans songer à le faire. / Après m'être égayé par cette douce erreur, / je veux qu'un grand dessein réchauffe ma fureur, / qu'un œuvre de dix ans me tienne à la contrainte, / de quelque beau Poème, où vous serez dépeinte: / Là si mes volontés ne manquent de pouvoir, / j'aurai bien de la peine en ce plaisant devoir. / En si haute entreprise où mon esprit s'engage, / il faudrait inventer quelque nouveau langage, / prendre un esprit nouveau, penser et dire mieux / que n'ont jamais pensé les hommes et les Dieux.
Quiero hacer unos versos que no estén obligados, / deambular mi mente entre pequeños anhelos / buscar lugares secretos donde nada incomode / meditar en el ocio, soñar a mis anchas, / utilizar la hora entera en mirarme en el agua, / escuchar cómo inquiere su camino un arroyo, / escribir en el bosque, interrumpirme, callarme, / componer un cuarteto sin pensar en hacerlo. / Y después de iluminarme por tan dulce error, / quiero un gran empeño que acalore mi furia, / que una obra de diez años me tenga embebido / y cualquiera que sea este tan bello poema, represente / allí, si a mis deseos no le faltan poderes, / que merece la pena tan grato deber. / A tan alta empresa se ha comprometido mi genio: / haría falta inventar un nuevo lenguaje, / tomar un ser nuevo, un mejor pensar y decir / que nunca hayan pensado los hombres y los dioses. (Trad. libre de Ángel Romera)
Versos escritos en prisión
Oda IV de “La maison de Sylvie”
Certains critiques curieux / en trouvent les mœurs offensées, / mais leurs soupçons injurieux / sont les crimes de leurs pensées.
Le dessein de la chasteté / prend une honnête liberté / et franchit les sottes limites / que prescrivent les imposteurs / qui, sous des robes de docteurs, / ont des âmes de sodomites.
Le Ciel nous donne la beauté / pour une marque de sa grâce: / c’est par où sa divinité / marque toujours un peu sa trace.
Tous les objets les mieux formés / doivent être les mieux aimés, / si ce n’est qu’une âme maligne, / esclave d’un corps vicieux, / combatte les faveurs des cieux / et démente son origine.
Trad.
Ciertos críticos curiosos / dicen las costumbres ofendidas, pero sus sospechas injuriosas / son sus pensares malévolos.
Desea la castidad / darse honesta libertad / y desborda estultos límites / prescritos por impostores / que, so capa de doctores, / ocultan almas sodomitas.
El Cielo nos da la belleza / como marca de su gracia: / siempre la divinidad en ella / imprime un poco su huella.
Todos los objetos bien formados / están para ser más amados, / salvo que un alma maligna, / esclava de un cuerpo corrompido, / combata el favor de los cielos / y reniegue de su origen.
***
Élégie à une Dame
Si votre doux accueil n'eût consolé ma peine,
Mon âme languissait, je n'avais plus de veine,
Ma fureur était morte, et mes esprits couverts
D'une tristesse sombre avaient quitté les vers.
Ce métier est pénible, et notre sainte étude
Ne connaît que mépris, ne sent qu'ingratitude :
Qui de notre exercice aime le doux souci,
Il hait sa renommée et sa fortune aussi.
Le savoir est honteux, depuis que l'ignorance
A versé son venin dans le sein de la France.
Aujourd'hui l'injustice a vaincu la raison,
Les bonnes qualités ne sont plus de saison,
La vertu n'eut jamais un siècle plus barbare,
Et jamais le bon sens ne se trouva si rare.
Celui qui dans les coeurs met le mal ou le bien
Laisse faire au destin sans se mêler de rien ;
Non pas que ce grand Dieu qui donne l'âme au monde
Ne trouve à son plaisir la nature féconde,
Et que son influence encor à pleines mains
Ne verse ses faveurs dans les esprits humains.
Parmi tant de fuseaux la Parque en sait retordre
Où la contagion du vice n'a su mordre,
Et le Ciel en fait naître encore infinité
Qui retiennent beaucoup de la divinité,
Des bons entendements, qui sans cesse travaillent
Contre l'erreur du peuple, et jamais ne défaillent,
Et qui d'un sentiment hardi, grave et profond,
Vivent tout autrement que les autres ne font :
Mais leur divin génie est forcé de se feindre,
Et les rend malheureux s'il ne se peut contraindre.
La coutume et le nombre autorise les sots,
Il faut aimer la Cour, rire des mauvais mots,
Accoster un brutal, lui plaire, en faire estime
Lorsque cela m'advient je pense en faire un crime,
J'en suis tout transporté, le coeur me bat au sein,
Je ne crois plus avoir l'entendement bien sain,
Et pour m'être souillé de cet abord funeste,
Je crois longtemps après que mon âme a la peste.
Cependant il faut vivre en ce commun malheur,
Laisser à part esprit, et franchise, et valeur,
Rompre son naturel, emprisonner son âme,
Et perdre tout plaisir pour acquérir du blâme :
L'ignorant qui me juge un fantasque rêveur,
Me demandant des vers croit me faire faveur,
Blâme ce qu'il n'entend, et son âme étourdie
Pense que mon savoir me vient de maladie.
Mais vous à qui le Ciel de son plus doux flambeau
Inspira dans le sein tout ce qu'il a de beau,
Vous n'avez point l'erreur qui trouble ces infâmes,
Ni l'obscure fureur de ces brutales âmes,
Car l'esprit plus subtil en ses plus rares vers
N'a point de mouvements qui ne vous soient ouverts.
Vous avez un génie à voir dans les courages,
Et qui connaît assez mon âme et mes ouvrages.
Or bien que la façon de mes nouveaux écrits
Diffère du travail des plus fameux esprits,
Et qu'ils ne suivent point la trace accoutumée
Par où nos écrivains cherchent la renommée,
J'ose pourtant prétendre à quelque peu de bruit,
Et crois que mon espoir ne sera point sans fruit.
Vous me l'avez promis, et sur cette promesse
Je fausse ma promesse aux vierges de Permesse.
Je ne veux réclamer ni Muse, ni Phébus,
Grâce à Dieu bien guéri de ce grossier abus,
Pour façonner un vers que tout le monde estime,
Votre contentement est ma dernière lime,
Vous entendez le poids, le sens, la liaison,
Et n'avez en jugeant pour but que la raison :
Aussi mon sentiment à votre aveu se range,
Et ne reçoit d'autrui ni blâme ni louange.
Imite qui voudra les merveilles d'autrui,
Malherbe a très bien fait, mais il a fait pour lui,
Mille petits voleurs l'écorchent tout en vie :
Quant à moi ces larcins ne me font point d'envie,
J'approuve que chacun écrive à sa façon,
J'aime sa renommée et non pas sa leçon.
Ces esprits mendiants d'une veine infertile
Prennent à tous propos ou sa rime ou son style,
Et de tant d'ornements qu'on trouve en lui si beaux,
Joignent l'or et la soie à de vilains lambeaux
Pour paraître aujourd'hui d'aussi mauvaise grâce
Que parut autrefois la corneille d'Horace.
Ils travaillent un mois à chercher comme à fils
Pourra s'apparier la rime de Memphis.
Ce Liban, ce turban, et ces rivières mornes
Ont souvent de la peine à retrouver leurs bornes ;
Cet effort tient leurs sens dans la confusion,
Et n'ont jamais un rai de bonne vision.
J'en connais qui ne font des vers qu'à la moderne,
Qui cherchent à midi Phébus à la lanterne,
Grattent tant le français qu'ils le déchirent tout,
Blâmant tout ce qui n'est facile qu'à leur goût,
Sont un mois à connaître en tâtant la parole,
Lorsque l'accent est rude, ou que la rime est molle,
s Veulent persuader que ce qu'ils font est beau,
Et que leur renommée est franche du tombeau,
Sans autre fondement, sinon que tout leur âge
S'est laissé consommer en un petit ouvrage,
Que leurs vers dureront au monde précieux,
ioo Parce qu'en les faisant ils sont devenus vieux.
De même l'Araignée en filant son ordure
Use toute sa vie et ne fait rien qui dure.
Mais cet autre Poète est bien plein de ferveur,
Il est blême, transi, solitaire, rêveur,
La barbe mal peignée, un oeil branlant et cave,
Un front tout renfrogné, tout le visage hâve,
Ahane dans son lit, et marmotte tout seul,
Comme un esprit qu'on oit parler dans un linceul,
Grimace par la rue, et stupide retarde
Ses yeux sur un objet sans voir ce qu'il regarde.
Mais déjà ce discours m'a porté trop avant,
Je suis bien près du port, ma voile a trop de vent,
D'une insensible ardeur peu à peu je m'élève,
Commençant un discours que jamais je n'achève.
s Je ne veux point unir le fil de mon sujet,
Diversement je laisse et reprends mon objet,
Mon âme imaginant n'a point la patience
De bien polir les vers et ranger la science,
La règle me déplaît, j'écris confusément,
Jamais un bon esprit ne fait rien qu'aisément.
Autrefois quand mes vers ont animé la scène,
L'ordre où j'étais contraint m'a bien fait de la peine.
Ce travail importun m'a longtemps martyré,
Mais enfin grâce aux Dieux je m'en suis retiré.
Peu sans faire naufrage, et sans perdre leur ourse,
Se sont aventurés à cette longue course.
Il y faut par miracle être fol sagement,
Confondre la mémoire avec le jugement,
Imaginer beaucoup, et d'une source pleine,
Puiser toujours des vers dans une même veine.
Le dessein se dissipe, on change de propos,
Quand le style a goûté tant soit peu le repos.
Donnant à tels efforts ma première furie,
Jamais ma veine encor ne s'y trouva tarie ;
Mais il me faut résoudre à ne la plus presser,
Elle m'a bien servi, je la veux caresser,
Lui donner du relâche, entretenir la flamme,
Qui de sa jeune ardeur m'échauffe encore l'âme ;
Je veux faire des vers qui ne soient pas contraints,
Promener mon esprit par de petits desseins,
Chercher des lieux secrets où rien ne me déplaise,
Méditer à loisir, rêver tout à mon aise,
Employer toute une heure à me mirer dans l'eau,
Ouïr comme en songeant la course d'un ruisseau,
Écrire dans les bois, m'interrompre, me taire,
Composer un quatrain, sans songer à le faire.
Après m'être égayé par cette douce erreur,
Je veux qu'un grand dessein réchauffe ma fureur,
Qu'un oeuvre de dix ans me tienne à la contrainte,
De quelque beau Poème, où vous serez dépeinte :
Là si mes volontés ne manquent de pouvoir,
J'aurai bien de la peine en ce plaisant devoir.
En si haute entreprise où mon esprit s'engage,
Il faudrait inventer quelque nouveau langage,
Prendre un esprit nouveau, penser et dire mieux
Que n'ont jamais pensé les hommes et les Dieux.
Si je parviens au but où mon dessein m'appelle,
Mes vers se moqueront des ouvrages d'Apelle,
Qu'Hélène ressuscite, elle aussi rougira
Partout où votre nom dans mon ouvrage ira.
Tandis que je remets mon esprit à l'école,
Obligé dès longtemps à vous tenir parole,
Voici de mes écrits ce que mon souvenir,
Désireux de vous plaire, en a pu retenir.
***
Un Corbeau devant moi croasse
Ode
Un Corbeau devant moi croasse,
Une ombre offusque mes regards,
Deux belettes et deux renards
Traversent l'endroit où je passe :
Les pieds faillent à mon cheval,
Mon laquais tombe du haut mal,
J'entends craqueter le tonnerre,
Un esprit se présente à moi,
J'ois Charon qui m'appelle à soi,
Je vois le centre de la terre.
Ce ruisseau remonte en sa source,
Un boeuf gravit sur un clocher,
Le sang coule de ce rocher,
Un aspic s'accouple d'une ourse,
Sur le haut d'une vieille tour
Un serpent déchire un vautour,
Le feu brûle dedans la glace,
Le Soleil est devenu noir,
Je vois la Lune qui va choir,
Cet arbre est sorti de sa place.
Je veux faire des vers qui ne soient pas contraints, / promener mon esprit par de petits desseins, / chercher des lieux secrets où rien ne me déplaise, / méditer à loisir, rêver tout à mon aise, / employer toute une heure à me mirer dans l'eau, / ouïr comme en songeant la course d'un ruisseau, / écrire dans les bois, m'interrompre, me taire, / composer un quatrain, sans songer à le faire. / Après m'être égayé par cette douce erreur, / je veux qu'un grand dessein réchauffe ma fureur, / qu'un œuvre de dix ans me tienne à la contrainte, / de quelque beau Poème, où vous serez dépeinte: / Là si mes volontés ne manquent de pouvoir, / j'aurai bien de la peine en ce plaisant devoir. / En si haute entreprise où mon esprit s'engage, / il faudrait inventer quelque nouveau langage, / prendre un esprit nouveau, penser et dire mieux / que n'ont jamais pensé les hommes et les Dieux.
Quiero hacer unos versos que no estén obligados, / deambular mi mente entre pequeños anhelos / buscar lugares secretos donde nada incomode / meditar en el ocio, soñar a mis anchas, / utilizar la hora entera en mirarme en el agua, / escuchar cómo inquiere su camino un arroyo, / escribir en el bosque, interrumpirme, callarme, / componer un cuarteto sin pensar en hacerlo. / Y después de iluminarme por tan dulce error, / quiero un gran empeño que acalore mi furia, / que una obra de diez años me tenga embebido / y cualquiera que sea este tan bello poema, represente / allí, si a mis deseos no le faltan poderes, / que merece la pena tan grato deber. / A tan alta empresa se ha comprometido mi genio: / haría falta inventar un nuevo lenguaje, / tomar un ser nuevo, un mejor pensar y decir / que nunca hayan pensado los hombres y los dioses. (Trad. libre de Ángel Romera)
Versos escritos en prisión
Oda IV de “La maison de Sylvie”
Certains critiques curieux / en trouvent les mœurs offensées, / mais leurs soupçons injurieux / sont les crimes de leurs pensées.
Le dessein de la chasteté / prend une honnête liberté / et franchit les sottes limites / que prescrivent les imposteurs / qui, sous des robes de docteurs, / ont des âmes de sodomites.
Le Ciel nous donne la beauté / pour une marque de sa grâce: / c’est par où sa divinité / marque toujours un peu sa trace.
Tous les objets les mieux formés / doivent être les mieux aimés, / si ce n’est qu’une âme maligne, / esclave d’un corps vicieux, / combatte les faveurs des cieux / et démente son origine.
Trad.
Ciertos críticos curiosos / dicen las costumbres ofendidas, pero sus sospechas injuriosas / son sus pensares malévolos.
Desea la castidad / darse honesta libertad / y desborda estultos límites / prescritos por impostores / que, so capa de doctores, / ocultan almas sodomitas.
El Cielo nos da la belleza / como marca de su gracia: / siempre la divinidad en ella / imprime un poco su huella.
Todos los objetos bien formados / están para ser más amados, / salvo que un alma maligna, / esclava de un cuerpo corrompido, / combata el favor de los cielos / y reniegue de su origen.
***
Élégie à une Dame
Si votre doux accueil n'eût consolé ma peine,
Mon âme languissait, je n'avais plus de veine,
Ma fureur était morte, et mes esprits couverts
D'une tristesse sombre avaient quitté les vers.
Ce métier est pénible, et notre sainte étude
Ne connaît que mépris, ne sent qu'ingratitude :
Qui de notre exercice aime le doux souci,
Il hait sa renommée et sa fortune aussi.
Le savoir est honteux, depuis que l'ignorance
A versé son venin dans le sein de la France.
Aujourd'hui l'injustice a vaincu la raison,
Les bonnes qualités ne sont plus de saison,
La vertu n'eut jamais un siècle plus barbare,
Et jamais le bon sens ne se trouva si rare.
Celui qui dans les coeurs met le mal ou le bien
Laisse faire au destin sans se mêler de rien ;
Non pas que ce grand Dieu qui donne l'âme au monde
Ne trouve à son plaisir la nature féconde,
Et que son influence encor à pleines mains
Ne verse ses faveurs dans les esprits humains.
Parmi tant de fuseaux la Parque en sait retordre
Où la contagion du vice n'a su mordre,
Et le Ciel en fait naître encore infinité
Qui retiennent beaucoup de la divinité,
Des bons entendements, qui sans cesse travaillent
Contre l'erreur du peuple, et jamais ne défaillent,
Et qui d'un sentiment hardi, grave et profond,
Vivent tout autrement que les autres ne font :
Mais leur divin génie est forcé de se feindre,
Et les rend malheureux s'il ne se peut contraindre.
La coutume et le nombre autorise les sots,
Il faut aimer la Cour, rire des mauvais mots,
Accoster un brutal, lui plaire, en faire estime
Lorsque cela m'advient je pense en faire un crime,
J'en suis tout transporté, le coeur me bat au sein,
Je ne crois plus avoir l'entendement bien sain,
Et pour m'être souillé de cet abord funeste,
Je crois longtemps après que mon âme a la peste.
Cependant il faut vivre en ce commun malheur,
Laisser à part esprit, et franchise, et valeur,
Rompre son naturel, emprisonner son âme,
Et perdre tout plaisir pour acquérir du blâme :
L'ignorant qui me juge un fantasque rêveur,
Me demandant des vers croit me faire faveur,
Blâme ce qu'il n'entend, et son âme étourdie
Pense que mon savoir me vient de maladie.
Mais vous à qui le Ciel de son plus doux flambeau
Inspira dans le sein tout ce qu'il a de beau,
Vous n'avez point l'erreur qui trouble ces infâmes,
Ni l'obscure fureur de ces brutales âmes,
Car l'esprit plus subtil en ses plus rares vers
N'a point de mouvements qui ne vous soient ouverts.
Vous avez un génie à voir dans les courages,
Et qui connaît assez mon âme et mes ouvrages.
Or bien que la façon de mes nouveaux écrits
Diffère du travail des plus fameux esprits,
Et qu'ils ne suivent point la trace accoutumée
Par où nos écrivains cherchent la renommée,
J'ose pourtant prétendre à quelque peu de bruit,
Et crois que mon espoir ne sera point sans fruit.
Vous me l'avez promis, et sur cette promesse
Je fausse ma promesse aux vierges de Permesse.
Je ne veux réclamer ni Muse, ni Phébus,
Grâce à Dieu bien guéri de ce grossier abus,
Pour façonner un vers que tout le monde estime,
Votre contentement est ma dernière lime,
Vous entendez le poids, le sens, la liaison,
Et n'avez en jugeant pour but que la raison :
Aussi mon sentiment à votre aveu se range,
Et ne reçoit d'autrui ni blâme ni louange.
Imite qui voudra les merveilles d'autrui,
Malherbe a très bien fait, mais il a fait pour lui,
Mille petits voleurs l'écorchent tout en vie :
Quant à moi ces larcins ne me font point d'envie,
J'approuve que chacun écrive à sa façon,
J'aime sa renommée et non pas sa leçon.
Ces esprits mendiants d'une veine infertile
Prennent à tous propos ou sa rime ou son style,
Et de tant d'ornements qu'on trouve en lui si beaux,
Joignent l'or et la soie à de vilains lambeaux
Pour paraître aujourd'hui d'aussi mauvaise grâce
Que parut autrefois la corneille d'Horace.
Ils travaillent un mois à chercher comme à fils
Pourra s'apparier la rime de Memphis.
Ce Liban, ce turban, et ces rivières mornes
Ont souvent de la peine à retrouver leurs bornes ;
Cet effort tient leurs sens dans la confusion,
Et n'ont jamais un rai de bonne vision.
J'en connais qui ne font des vers qu'à la moderne,
Qui cherchent à midi Phébus à la lanterne,
Grattent tant le français qu'ils le déchirent tout,
Blâmant tout ce qui n'est facile qu'à leur goût,
Sont un mois à connaître en tâtant la parole,
Lorsque l'accent est rude, ou que la rime est molle,
s Veulent persuader que ce qu'ils font est beau,
Et que leur renommée est franche du tombeau,
Sans autre fondement, sinon que tout leur âge
S'est laissé consommer en un petit ouvrage,
Que leurs vers dureront au monde précieux,
ioo Parce qu'en les faisant ils sont devenus vieux.
De même l'Araignée en filant son ordure
Use toute sa vie et ne fait rien qui dure.
Mais cet autre Poète est bien plein de ferveur,
Il est blême, transi, solitaire, rêveur,
La barbe mal peignée, un oeil branlant et cave,
Un front tout renfrogné, tout le visage hâve,
Ahane dans son lit, et marmotte tout seul,
Comme un esprit qu'on oit parler dans un linceul,
Grimace par la rue, et stupide retarde
Ses yeux sur un objet sans voir ce qu'il regarde.
Mais déjà ce discours m'a porté trop avant,
Je suis bien près du port, ma voile a trop de vent,
D'une insensible ardeur peu à peu je m'élève,
Commençant un discours que jamais je n'achève.
s Je ne veux point unir le fil de mon sujet,
Diversement je laisse et reprends mon objet,
Mon âme imaginant n'a point la patience
De bien polir les vers et ranger la science,
La règle me déplaît, j'écris confusément,
Jamais un bon esprit ne fait rien qu'aisément.
Autrefois quand mes vers ont animé la scène,
L'ordre où j'étais contraint m'a bien fait de la peine.
Ce travail importun m'a longtemps martyré,
Mais enfin grâce aux Dieux je m'en suis retiré.
Peu sans faire naufrage, et sans perdre leur ourse,
Se sont aventurés à cette longue course.
Il y faut par miracle être fol sagement,
Confondre la mémoire avec le jugement,
Imaginer beaucoup, et d'une source pleine,
Puiser toujours des vers dans une même veine.
Le dessein se dissipe, on change de propos,
Quand le style a goûté tant soit peu le repos.
Donnant à tels efforts ma première furie,
Jamais ma veine encor ne s'y trouva tarie ;
Mais il me faut résoudre à ne la plus presser,
Elle m'a bien servi, je la veux caresser,
Lui donner du relâche, entretenir la flamme,
Qui de sa jeune ardeur m'échauffe encore l'âme ;
Je veux faire des vers qui ne soient pas contraints,
Promener mon esprit par de petits desseins,
Chercher des lieux secrets où rien ne me déplaise,
Méditer à loisir, rêver tout à mon aise,
Employer toute une heure à me mirer dans l'eau,
Ouïr comme en songeant la course d'un ruisseau,
Écrire dans les bois, m'interrompre, me taire,
Composer un quatrain, sans songer à le faire.
Après m'être égayé par cette douce erreur,
Je veux qu'un grand dessein réchauffe ma fureur,
Qu'un oeuvre de dix ans me tienne à la contrainte,
De quelque beau Poème, où vous serez dépeinte :
Là si mes volontés ne manquent de pouvoir,
J'aurai bien de la peine en ce plaisant devoir.
En si haute entreprise où mon esprit s'engage,
Il faudrait inventer quelque nouveau langage,
Prendre un esprit nouveau, penser et dire mieux
Que n'ont jamais pensé les hommes et les Dieux.
Si je parviens au but où mon dessein m'appelle,
Mes vers se moqueront des ouvrages d'Apelle,
Qu'Hélène ressuscite, elle aussi rougira
Partout où votre nom dans mon ouvrage ira.
Tandis que je remets mon esprit à l'école,
Obligé dès longtemps à vous tenir parole,
Voici de mes écrits ce que mon souvenir,
Désireux de vous plaire, en a pu retenir.
***
Un Corbeau devant moi croasse
Ode
Un Corbeau devant moi croasse,
Une ombre offusque mes regards,
Deux belettes et deux renards
Traversent l'endroit où je passe :
Les pieds faillent à mon cheval,
Mon laquais tombe du haut mal,
J'entends craqueter le tonnerre,
Un esprit se présente à moi,
J'ois Charon qui m'appelle à soi,
Je vois le centre de la terre.
Ce ruisseau remonte en sa source,
Un boeuf gravit sur un clocher,
Le sang coule de ce rocher,
Un aspic s'accouple d'une ourse,
Sur le haut d'une vieille tour
Un serpent déchire un vautour,
Le feu brûle dedans la glace,
Le Soleil est devenu noir,
Je vois la Lune qui va choir,
Cet arbre est sorti de sa place.
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Siglo XVI
viernes, 16 de junio de 2017
Rainer María Rilke, Espejos
“Espejos: jamás, a sabiendas, todavía se ha dicho / lo que en vuestra esencia sois” (Rilke)
Espejos: todavía no se ha descrito nunca
con certeza cuál es vuestra razón de ser.
Como con orificios diáfanos una criba,
vosotros estáis llenos de intersticios de tiempo.
Seguís dilapidando los salones vacíos
a la hora del crepúsculo, extensos como bosques...
Y la araña, cual ciervo con sus dieciséis puntas,
recorre y cruza vuestra inviolabilidad.
En ciertas ocasiones os llenáis de pinturas.
Algunas se diría que han entrado en vosotros,
otras las rechazáis con cierta timidez.
Pero la más hermosa se quedará hasta que
traspase las mejillas en vosotros guardadas
y se adentre el sereno y disuelto Narciso.
Rainer Maria Rilke
De su libro Los sonetos a Orfeo [1923] Versión de Jesús Munárriz. Edición bilingüe. poesía Hiperión, 2003.
Spiegel: noch nie hat man wissend beschrieben,
was ihr in euerem Wesen seid.
Ihr, wie mit lauter Löchern von Sieben
erfüllten Zwischenräume der Zeit.
Ihr, noch des leeren Saales Verschwender — ,
wenn es dämmert, wie Wälder weit ...
Und der Lüster geht wie ein Sechzehn-Ender
durch eure Unbetretbarkeit.
Manchmal seid ihr voll Malerei.
Einige scheinen in euch gegangen — ,
andere schicktet ihr scheu vorbei.
Aber die Schönste wird bleiben —, bis
drüben in ihre enthaltenen Wangen
eindrang der klare gelöste Narziß.
Espejos: todavía no se ha descrito nunca
con certeza cuál es vuestra razón de ser.
Como con orificios diáfanos una criba,
vosotros estáis llenos de intersticios de tiempo.
Seguís dilapidando los salones vacíos
a la hora del crepúsculo, extensos como bosques...
Y la araña, cual ciervo con sus dieciséis puntas,
recorre y cruza vuestra inviolabilidad.
En ciertas ocasiones os llenáis de pinturas.
Algunas se diría que han entrado en vosotros,
otras las rechazáis con cierta timidez.
Pero la más hermosa se quedará hasta que
traspase las mejillas en vosotros guardadas
y se adentre el sereno y disuelto Narciso.
Rainer Maria Rilke
De su libro Los sonetos a Orfeo [1923] Versión de Jesús Munárriz. Edición bilingüe. poesía Hiperión, 2003.
Spiegel: noch nie hat man wissend beschrieben,
was ihr in euerem Wesen seid.
Ihr, wie mit lauter Löchern von Sieben
erfüllten Zwischenräume der Zeit.
Ihr, noch des leeren Saales Verschwender — ,
wenn es dämmert, wie Wälder weit ...
Und der Lüster geht wie ein Sechzehn-Ender
durch eure Unbetretbarkeit.
Manchmal seid ihr voll Malerei.
Einige scheinen in euch gegangen — ,
andere schicktet ihr scheu vorbei.
Aber die Schönste wird bleiben —, bis
drüben in ihre enthaltenen Wangen
eindrang der klare gelöste Narziß.
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domingo, 11 de junio de 2017
Contigo de Joaquín Sabina
CONTIGO
JOAQUÍN SABINA
Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.
Yo no quiero vecínas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.
Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.
Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardin;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.
Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.
Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin tí.
No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas volvamos a empezar;
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.
JOAQUÍN SABINA
Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.
Yo no quiero vecínas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.
Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.
Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardin;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.
Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.
Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin tí.
No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas volvamos a empezar;
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.
viernes, 9 de junio de 2017
Poemas de Adam Zagajewski
Poemas de Adam Zagajewski
En las enciclopedias no hay sitio para Osip Mandelstam
En las enciclopedias una vez más no hay sitio para
Osip Mandelstam otra vez está
sin hogar aun así es tan difícil encontrar un piso
Como registrarse en Moscú es casi imposible
El Cáucaso todavía le llama el bosque de las tierras bajas de
Asia
ruge estos días no han llegado todavía
Otra persona recoge guijarros en las playas del mar Negro
Esta investigación cambiante sigue aunque el uniforme
es de un nuevo corte y su sastre de cabeza de madera
casi se cayó haciendo una reverencia
Cierras un libro suena como un disparo
Polvo blanco del papel te hace cosquillas en la nariz una
tarde latina está aquí nieva nadie vendrá esta noche
es la hora de acostarse pero si llama a tu delgada puerta
déjale entrar
(De Temblor, 1985)
En la belleza creada por otros
Sólo en la belleza creada
por otros hay consuelo,
en la música de otros y en los poemas de otros.
Sólo otros nos salvan,
aunque la soledad sepa a
opio. Los otros no son el infierno,
si se les ve temprano, con sus
frentes puras, lavadas por sueños.
Por eso me pregunto qué
palabra debería utilizarse, "él" o "tú". Cada "él"
es una traición a un cierto "tú" pero
a cambio el poema de alguien
ofrece la fidelidad de un grave diálogo.
(De Temblor, 1985)
De las vidas de las cosas
La piel perfecta de las cosas se extiende sobre ellas
tan cómodamente como una carpa de circo.
La noche se acerca.
Bienvenida, oscuridad.
Adiós, luz.
Somos como párpados, afirmamos cosas,
tocamos ojos, pelo, oscuridad,
luz, India, Europa.
De repente me encuentro preguntando: "Cosas,
¿conocéis el sufrimiento?
¿Habéis estado alguna vez hambrientas, en la miseria?
¿Habéis llorado? ¿Conocéis el miedo,
la vergüenza? ¿Habéis conocido los celos, la envidia,
pequeños pecados, no de comisión,
pero tampoco curados por la absolución?
¿Habéis amado, y muerto,
de noche, con el viento abriendo las ventanas, absorbiendo
el frío corazón? ¿Habéis probado
la edad, el tiempo, el duelo?".
Silencio.
En la pared, baila la aguja de un barómetro.
(De Lienzo, 1991)
Autorretrato
Entre ordenador, lápiz y máquina de escribir
se me pasa la mitad del día. Algún día se convertirá en medio siglo.
Vivo en ciudades ajenas y a veces converso
con gente ajena sobre cosas que me son ajenas.
Escucho mucha música: Bach, Mahler, Chopin, Shostakovich.
En la música encuentro la fuerza, la debilidad y el dolor, los
tres elementos.
El cuarto no tiene nombre.
Leo a poetas vivos y muertos, aprendo de ellos
tenacidad, fe y orgullo. Intento comprender
a los grandes filósofos -la mayoría de las veces consigo
captar tan sólo jirones de sus valiosos pensamientos.
Me gusta dar largos paseos por las calles de París
y mirar a mis prójimos, animados por la envidia,
la ira o el deseo; observar la moneda de plata
que pasa de mano en mano y lentamente pierde
su forma redonda (se borra el perfil del emperador).
A mi lado crecen árboles que no expresan nada,
salvo su verde perfección indiferente.
Aves negras caminan por los campos
siempre esperando algo, pacientes como viudas españolas.
Ya no soy joven, mas sigue habiendo gente mayor que yo.
Me gusta el sueño profundo, cuando no estoy,
y correr en bici por caminos rurales, cuando álamos y casas
se difuminan como nubes con el buen tiempo.
A veces me dicen algo los cuadros en los museos
y la ironía se esfuma de repente.
Me encanta contemplar el rostro de mi mujer.
Cada semana, el domingo, llamo a mi padre.
Cada dos semanas me reúno con mis amigos,
de esta forma seguimos siendo fieles.
Mi país se liberó de un mal. Quisiera
que le siguiera aún otra liberación.
¿Puedo aportar algo para ello? No lo sé.
No soy hijo de la mar,
como escribió sobre sí mismo Antonio Machado,
sino del aire, la menta y el violonchelo,
y no todos los caminos del alto mundo
se cruzan con los senderos de la vida que, de momento,
a mí me pertenece.
(De Mística para principiantes, 1997)
Escribía en la oscuridad
A Ryszard Krynicki
Cuando vivía en Estocolmo, Nelly Sachs
trabajaba por las noches con una luz apagada
para no despertar a su madre enferma.
Escribía en la oscuridad.
La desesperación le dictaba palabras
tan pesadas como colas de cometa.
Escribía en la oscuridad,
en silencio, que sólo interrumpía
el reloj de pared con sus suspiros.
Hasta las letras eran soñolientas,
sus cabezas caían en las hojas.
La oscuridad escribía
tras coger esta mujer ya no joven
como si fuese su pluma.
La noche se compadecía de ella,
sobre la ciudad se erigía
una gris prisión del alba,
la aurora de dedos rosa.
Cuando se dormía ella
los mirlos ya despertaban
y no hubo ninguna pausa
en la tristeza y el canto.
(De Mística para principiantes, 1997)
La poesía es búsqueda del resplandor
La poesía es búsqueda de resplandor.
La poesía es un camino real
que nos lleva hasta lo más lejos.
Buscamos resplandor en la hora gris,
al mediodía o en las chimeneas del alba,
incluso en el autobús, en noviembre,
cuando al lado dormita un viejo cura.
El camarero en el restaurante chino
estalla en llanto y nadie imagina por qué.
Quién sabe, quizás esto también es una búsqueda
que se parece a un instante a la orilla del mar,
cuando en el horizonte aparece un barco rapaz
y se detiene, paralizado largo tiempo.
Pero también, momentos de profunda alegría
e incontables momentos de angustia.
Déjame ver, por favor.
Déjame persistir, por favor.
Al atardecer cae una fría lluvia.
En las calles y avenidas de mi ciudad
en silencio y con fervor trabaja la oscuridad.
La poesía es búsqueda de resplandor.
(De De Regreso, 2003)
Zurbarán
Zurbarán pintó
santos españoles
y naturalezas muertas,
los alternaba,
y por eso los objetos
que yacen en las pesadas mesas
de sus naturalezas muertas
son, también, santos.
(De Antenas, 2005)
En las enciclopedias no hay sitio para Osip Mandelstam
En las enciclopedias una vez más no hay sitio para
Osip Mandelstam otra vez está
sin hogar aun así es tan difícil encontrar un piso
Como registrarse en Moscú es casi imposible
El Cáucaso todavía le llama el bosque de las tierras bajas de
Asia
ruge estos días no han llegado todavía
Otra persona recoge guijarros en las playas del mar Negro
Esta investigación cambiante sigue aunque el uniforme
es de un nuevo corte y su sastre de cabeza de madera
casi se cayó haciendo una reverencia
Cierras un libro suena como un disparo
Polvo blanco del papel te hace cosquillas en la nariz una
tarde latina está aquí nieva nadie vendrá esta noche
es la hora de acostarse pero si llama a tu delgada puerta
déjale entrar
(De Temblor, 1985)
En la belleza creada por otros
Sólo en la belleza creada
por otros hay consuelo,
en la música de otros y en los poemas de otros.
Sólo otros nos salvan,
aunque la soledad sepa a
opio. Los otros no son el infierno,
si se les ve temprano, con sus
frentes puras, lavadas por sueños.
Por eso me pregunto qué
palabra debería utilizarse, "él" o "tú". Cada "él"
es una traición a un cierto "tú" pero
a cambio el poema de alguien
ofrece la fidelidad de un grave diálogo.
(De Temblor, 1985)
De las vidas de las cosas
La piel perfecta de las cosas se extiende sobre ellas
tan cómodamente como una carpa de circo.
La noche se acerca.
Bienvenida, oscuridad.
Adiós, luz.
Somos como párpados, afirmamos cosas,
tocamos ojos, pelo, oscuridad,
luz, India, Europa.
De repente me encuentro preguntando: "Cosas,
¿conocéis el sufrimiento?
¿Habéis estado alguna vez hambrientas, en la miseria?
¿Habéis llorado? ¿Conocéis el miedo,
la vergüenza? ¿Habéis conocido los celos, la envidia,
pequeños pecados, no de comisión,
pero tampoco curados por la absolución?
¿Habéis amado, y muerto,
de noche, con el viento abriendo las ventanas, absorbiendo
el frío corazón? ¿Habéis probado
la edad, el tiempo, el duelo?".
Silencio.
En la pared, baila la aguja de un barómetro.
(De Lienzo, 1991)
Autorretrato
Entre ordenador, lápiz y máquina de escribir
se me pasa la mitad del día. Algún día se convertirá en medio siglo.
Vivo en ciudades ajenas y a veces converso
con gente ajena sobre cosas que me son ajenas.
Escucho mucha música: Bach, Mahler, Chopin, Shostakovich.
En la música encuentro la fuerza, la debilidad y el dolor, los
tres elementos.
El cuarto no tiene nombre.
Leo a poetas vivos y muertos, aprendo de ellos
tenacidad, fe y orgullo. Intento comprender
a los grandes filósofos -la mayoría de las veces consigo
captar tan sólo jirones de sus valiosos pensamientos.
Me gusta dar largos paseos por las calles de París
y mirar a mis prójimos, animados por la envidia,
la ira o el deseo; observar la moneda de plata
que pasa de mano en mano y lentamente pierde
su forma redonda (se borra el perfil del emperador).
A mi lado crecen árboles que no expresan nada,
salvo su verde perfección indiferente.
Aves negras caminan por los campos
siempre esperando algo, pacientes como viudas españolas.
Ya no soy joven, mas sigue habiendo gente mayor que yo.
Me gusta el sueño profundo, cuando no estoy,
y correr en bici por caminos rurales, cuando álamos y casas
se difuminan como nubes con el buen tiempo.
A veces me dicen algo los cuadros en los museos
y la ironía se esfuma de repente.
Me encanta contemplar el rostro de mi mujer.
Cada semana, el domingo, llamo a mi padre.
Cada dos semanas me reúno con mis amigos,
de esta forma seguimos siendo fieles.
Mi país se liberó de un mal. Quisiera
que le siguiera aún otra liberación.
¿Puedo aportar algo para ello? No lo sé.
No soy hijo de la mar,
como escribió sobre sí mismo Antonio Machado,
sino del aire, la menta y el violonchelo,
y no todos los caminos del alto mundo
se cruzan con los senderos de la vida que, de momento,
a mí me pertenece.
(De Mística para principiantes, 1997)
Escribía en la oscuridad
A Ryszard Krynicki
Cuando vivía en Estocolmo, Nelly Sachs
trabajaba por las noches con una luz apagada
para no despertar a su madre enferma.
Escribía en la oscuridad.
La desesperación le dictaba palabras
tan pesadas como colas de cometa.
Escribía en la oscuridad,
en silencio, que sólo interrumpía
el reloj de pared con sus suspiros.
Hasta las letras eran soñolientas,
sus cabezas caían en las hojas.
La oscuridad escribía
tras coger esta mujer ya no joven
como si fuese su pluma.
La noche se compadecía de ella,
sobre la ciudad se erigía
una gris prisión del alba,
la aurora de dedos rosa.
Cuando se dormía ella
los mirlos ya despertaban
y no hubo ninguna pausa
en la tristeza y el canto.
(De Mística para principiantes, 1997)
La poesía es búsqueda del resplandor
La poesía es búsqueda de resplandor.
La poesía es un camino real
que nos lleva hasta lo más lejos.
Buscamos resplandor en la hora gris,
al mediodía o en las chimeneas del alba,
incluso en el autobús, en noviembre,
cuando al lado dormita un viejo cura.
El camarero en el restaurante chino
estalla en llanto y nadie imagina por qué.
Quién sabe, quizás esto también es una búsqueda
que se parece a un instante a la orilla del mar,
cuando en el horizonte aparece un barco rapaz
y se detiene, paralizado largo tiempo.
Pero también, momentos de profunda alegría
e incontables momentos de angustia.
Déjame ver, por favor.
Déjame persistir, por favor.
Al atardecer cae una fría lluvia.
En las calles y avenidas de mi ciudad
en silencio y con fervor trabaja la oscuridad.
La poesía es búsqueda de resplandor.
(De De Regreso, 2003)
Zurbarán
Zurbarán pintó
santos españoles
y naturalezas muertas,
los alternaba,
y por eso los objetos
que yacen en las pesadas mesas
de sus naturalezas muertas
son, también, santos.
(De Antenas, 2005)
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Literatura polaca,
Poesía polaca,
Siglo XX
Adam Zagajewski, El mundo mutilado
El mundo mutilado
Adam Zagajewski
Intenta celebrar el mundo mutilado.
Recuerda los largos días de junio
y las fresas silvestres, las gotas de vino rosado.
Las ortigas, que con esmero cubrían
las fincas abandonadas de los exiliados.
Tienes que celebrar el mundo mutilado.
Miraba los yates y los barcos lujosos;
uno de ellos tenía un largo viaje por hacer,
a otros les aguardaba sólo un vacío salado.
Viste a refugiados con rumbo a ninguna parte,
oíste a verdugos que cantaban con gozo.
Deberías celebrar el mundo mutilado
Recuerda los momentos cuando estábais juntos
en una habitación blanca y se movió la cortina.
Vuelve en pensamientos al concierto, al estallar la música.
En otoño cogías bellotas en el parque y las hojas
se arremolinaban en las cicatrices de la tierra.
Celebra el mundo mutilado,
y la pluma gris que un tordo ha perdido,
y la luz delicada que yerra y desaparece
y regresa.
Recuerda los largos días de junio
y las fresas silvestres, las gotas de vino rosado.
Las ortigas, que con esmero cubrían
las fincas abandonadas de los exiliados.
Tienes que celebrar el mundo mutilado.
Miraba los yates y los barcos lujosos;
uno de ellos tenía un largo viaje por hacer,
a otros les aguardaba sólo un vacío salado.
Viste a refugiados con rumbo a ninguna parte,
oíste a verdugos que cantaban con gozo.
Deberías celebrar el mundo mutilado
Recuerda los momentos cuando estábais juntos
en una habitación blanca y se movió la cortina.
Vuelve en pensamientos al concierto, al estallar la música.
En otoño cogías bellotas en el parque y las hojas
se arremolinaban en las cicatrices de la tierra.
Celebra el mundo mutilado,
y la pluma gris que un tordo ha perdido,
y la luz delicada que yerra y desaparece
y regresa.
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Poesía polaca,
Siglo XX
Anton Chejov, La institutriz
Se trata de una autoadaptación teatral que hizo Chejov de su cuento "Poquita cosa":
Anton Chejov
LA INSTITUTRIZ
ESCRITOR : (Aparece bajo un reflector) ¡Esperen! Para quienes se sientan ofendidos por la crueldad de la vida, existe una alternativa al final: "Ivan Ilyitch Cherdyakov se fue a su casa, se sacó la chaqueta, se tendió en el sofá… y heredó cinco millones de rublos". No hay base alguna para eso, pero es constructivo. Les aseguro que no es mi intención retratar la vida más dura de lo que es, pero algunos de nosotros nos encontramos realmente atrapados. Sirvan de testigos a la situación en que se encuentra una joven institutriz que cuida y educa a los niños de una familia de buen pasar…
SEÑORA : (Con un libro de cuentas frente a ella) ¡Julia!
(Una joven institutriz entra apresurada, se detiene frente al escritorio con una reverencia).
JULIA : ¿Sí, señora?
SEÑORA : Mírame muchacha. Levanta la cabeza. Me gusta verte los ojos cuando te hablo.
JULIA : (Levanta la cabeza) Sí señora. (Pero su cabeza tiene el hábito de agacharse).
SEÑORA : ¿Y cómo van los niños en sus lecciones de francés?
JULIA : Son muy despiertos, señora.
SEÑORA : Ojos en alto… ¿Despiertos, dices? Bueno, y ¿por qué no? ¿Y en matemáticas? Supongo que les irá bien en matemáticas.
JULIA : Sí, señora. Especialmente Vanya.
SEÑORA : Es lógico. Lo sabía. Yo fui sobresaliente en matemáticas. ¿No dirías que lo heredó de su madre?
JULIA : Sí, señora.
SEÑORA : Cabeza en alto… (Ella levanta la cabeza) Así es. No tengas temor de mirar a la gente a los ojos, querida. Si presumes de inferior es exactamente así como la gente va a tratarte.
JULIA : Sí, señora.
SEÑORA : Eres una muchacha bastante calladita, ¿no?…. Bueno, arreglemos nuestras cuentas. Imagino que necesitarás dinero aunque nunca lo pidas… Veamos, quedamos de acuerdo en que recibirás treinta rublos al mes, ¿no es así?
JULIA : (Sorprendida) Cuarenta, señora.
SEÑORA : No, no: treinta. Lo anoté expresamente aquí (Señala el libro). Siempre he pagado treinta a las institutrices… ¿Quién te dijo cuarenta?
JULIA : Usted misma, señora. No hablé con nadie más en lo referente al dinero…
SEÑORA : Imposible. Tal vez creíste escuchar cuarenta cuando yo dije treinta. Si mantuvieras la cabeza en alto eso no ocurriría. Mírame nuevamente y yo lo voy a repetir con toda claridad. “Treinta rublos al mes”.
JULIA : Si usted lo dice, señora.
SEÑORA : Arreglado entonces. Treinta al mes viene a ser… Espera… Has estado aquí exactamente dos meses.
JULIA : Dos meses y cinco días.
SEÑORA : No, no. Dos meses exactos. Lo anoté aquí. Deberías llevar libros como lo hago yo. Evitaríamos estas discrepancias. Entonces tenemos que dos meses a treinta rublos por mes… hacen sesenta rublos. ¿Correcto?
JULIA : (Haciendo pequeña cortesía) Sí, señora. Gracias, señora.
SEÑORA : Substrayendo nueve domingos… ¿Quedamos de acuerdo en sustraer los domingos, ¿no es verdad?
JULIA : No, señora.
SEÑORA : ¡Ojos, ojos!… Por supuesto que convinimos en substraer los domingos. Ni siquiera me tomé la molestia de anotarlo porque siempre lo hago. ¿No recuerdas cuando te dije que íbamos a descontar los días domingo?
JULIA : No, señora.
SEÑORA : Piensa.
JULIA : (Piensa) No, señora.
SEÑORA : No estabas pensando. Tu mirada estaba vagando por ahí. Mírame directo a los ojos y piensa… ¿Lo recuerdas ahora?
JULIA : (Entregada) Sí, señora. (Muy bajo)
SEÑORA : No alcancé a escucharte, Julia.
JULIA : (Más fuerte) Sí, señora.
SEÑORA : Bien . Estaba segura que recordarías… Más tres días de fiesta. ¿Correcto?
JULIA : Dos, señora. Navidad y Año Nuevo.
SEÑORA : Y con tu cumpleaños son tres.
JULIA : Pero el día de mi cumpleaños trabajé, señora.
SEÑORA : ¿Sí? No tenías por qué hacerlo. Mis otras institutrices no trabajaron jamás el día de su cumpleaños.
JULIA : Pero yo trabajé, señora.
SEÑORA : Pero no es ese el problema, Julia. Ahora estamos discutiendo cuestiones financieras. Sin embargo, si insistes, voy a tomar en cuenta solamente dos días festivos… ¿Insistes?
JULIA : Yo trabajé, señora.
SEÑORA : ¿Vas a insistir entonces?
JULIA : No, señora.
SEÑORA : Muy bien. Son tres días festivos, por lo tanto descontamos… doce rublos. Luego tenemos los cuatro días en que el pequeño Kolya estuvo enfermo y por lo tanto no recibió lecciones.
JULIA : Pero le di clases a Vanya.
SEÑORA : Muy cierto; pero yo te contraté para enseñar a dos niños y no a uno. ¿Voy a pagarte un estipendio completo por hacer la mitad del trabajo?
JULIA : No, señora.
SEÑORA : Entonces lo descontamos… Hay otros tres días en que tuviste dolor de muelas y mi esposo te autorizó a no trabajar después del almuerzo. ¿Correcto?
JULIA : Después de las cuatro. Trabajé hasta las cuatro.
SEÑORA : (Mirando el libro) Tengo aquí… “No trabajó después de almuerzo.” Nosotros comemos a la una y hemos terminado hacia las dos, no a las cuatro, ¿correcto?
JULIA : Sí, señora. Pero yo…
SEÑORA : Eso hace otros siete rublos…. Siete y doce… Son diecinueve… Restando… quedan… cuarenta y un rublos… ¿Correcto?
JULIA : Sí, señora. Gracias, señora.
SEÑORA : El cuatro de enero quebraste una taza de té con platillo. ¿No es cierto?
JULIA : Sólo el platillo, señora.
SEÑORA : ¿Y para qué sirve una taza de té sin platillo, eh?… Son dos rublos. El platillo era una reliquia de familia. Costaba mucho más. Pero dejémoslo en eso. Estoy acostumbrada a perder.
JULIA : Gracias, señora.
SEÑORA : Tenemos que el nueve de enero Kolya se trepó a un árbol y se rompió la camisa.
JULIA : Yo le prohibí hacerlo, señora.
SEÑORA : Pero no se te hizo juicio, ¿verdad? Diez rublos. Se robaron los zapatos de Vanya…
JULIA : Fue la sirvienta, señora. Usted misma la despidió.
SEÑORA : Pero a ti se te paga una buena suma de dinero para cuidar de todo. Te lo expliqué en nuestro primer encuentro. A lo mejor no estabas escuchando. ¿Estabas escuchándome ese día, Julia, o tenías la cabeza en las nubes?
JULIA : Sí, señora.
SEÑORA : ¿Sí? Tenías la cabeza en las nubes.
JULIA : No, señora. Estaba escuchando.
SEÑORA : Eres una buena muchacha. Eso significa otros cinco rublos menos. (Mira en el libro)… Ah, sí… El dieciséis de enero te pasé diez rublos.
JULIA : No lo hizo.
SEÑORA : Pero lo anoté. ¿A qué iba yo a anotarlo si acaso no te los di?
JULIA : No lo sé, señora.
SEÑORA : Esa no es una respuesta satisfactoria, Julia… ¿Por qué iba yo a anotar que te adelanté diez rublos si en realidad no te los adelanté, eh?… ¿No hay respuesta?… Entonces tengo que habértelos dado ¿no es verdad?
JULIA : Sí, señora. Si usted lo afirma, señora.
SEÑORA : Por supuesto que lo afirmo. Eso tienen de bueno estas conversaciones. Se aclaran las dudas… Si descontamos veintisiete de cuarenta y uno nos quedan… catorce, ¡correcto?
JULIA : Sí, señora. (Se vuelve llorando suavemente)
SEÑORA : ¿Qué es eso? ¿Lágrimas? ¿Estás llorando? ¿Sucedió algo que te hiciera desgraciada, Julia? Debes decírmelo. Me apena verte así, Soy terriblemente sensible a las lágrimas. ¿Qué es lo que te aflige?
JULIA : Una sola vez desde que estoy aquí se me ha entregado algún dinero y me fue dado por su esposo. Por mi cumpleaños me dio tres rublos.
SEÑORA : ¿En verdad? Eso no figura en mi libro. Lo anotaré de inmediato. (Escribe en el libro)… Tres rublos. Gracias por decírmelo, soy un poquito floja con mis cuentas a veces… Siempre quedo corta en las vueltas… Entonces tenemos que descontar los tres rublos a los catorce… quedan once… ¿Deseas revisar las cifras?
JULIA : No es necesario, señora.
SEÑORA : Con ello queda nuestra cuenta saldada entonces. Aquí tiene el salario de dos meses, querida. Once rublos (Pone la pila de monedas sobre el escritorio) Cuéntalas.
JULIA : Tampoco es necesario, señora.
SEÑORA : Vamos, vamos. Las cuentas claras conservan la amistad. Cuéntalas.
JULIA : (Contando con desgana) Una, dos tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez… No hay más que diez, señora.
SEÑORA : ¿Estás segura? Con seguridad dejaste caer una… Ve si encuentras una moneda por el piso.
JULIA : Estoy segura de no haber dejado caer ninguna, señora.
SEÑORA : Bueno, no está sobre el escritorio y yo sé que te di once rublos. Busca por el suelo.
JULIA : No tiene importancia, señora. Con diez rublos está bien.
SEÑORA : Bien, guarda esos diez por ahora y si no lo encontramos en el suelo después, discutiremos sobre el asunto el próximo mes.
JULIA : Sí, señora. Gracias, señora. Es usted muy bondadosa, señora. (Hace una reverencia y comienza a retirarse)
SEÑORA : ¡Julia! (Julia se detiene y se vuelve) Vuelve aquí. (Julia se acerca nuevamente al escritorio y hace una nueva reverencia). ¿Por qué me diste las gracias?
JULIA : Por el dinero, señora.
SEÑORA : ¿Por el dinero?… ¿Pero no te has percatado de lo que he hecho? Te he trampeado…Te he robado. No tengo nada anotado en mi libro. Inventé lo que se me pasó por la cabeza. En lugar de saldarte los ochenta rublos, que es lo que te debo, te di solamente diez. Prácticamente te he robado, y aún así me das las gracias…¿Por qué?
JULIA : En los otros lugares donde he trabajado no me dieron absolutamente nada.
SEÑORA : Entonces te engañaron más que yo… Yo solo te estaba gastando una broma. Una lección cruel, pero que te enseñará. Tú eres demasiado confiada, y en este mundo eso es peligroso… Te voy a hacer entrega de los ochenta rublos completos (Le pasa un sobre) Lo tenía listo para ti, y el resto está en el sobre. Toma.
JULIA : Como usted ordene, señora. (Hace reverencia y nuevamente se dispone a salir)
SEÑORA : ¡Julia! (Julia se detiene) ¿Es posible ser tan dócil? ¿Por qué no protestas? ¿Por qué no reclamas? ¿Por qué no gritas en contra de este tratamiento injusto y cruel? ¿Es en verdad posible ser tan honesto, tan inocente… y, perdona si soy ruda, tan tonta?
JULIA : (Un pequeño esbozo de sonrisa en sus labios) Sí, señora… es posible.
(Hace una nueva reverencia y sale corriendo. La señora la ve irse y se queda mirando en esa dirección durante un rato, con una expresión de total derrota en su rostro. Las luces se desvanecen).
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