viernes, 26 de febrero de 2016

El spanking o azotaina


BUENA PERSONA 

-¡Tío, tío! –Aquí estoy ya.
-¡Qué infamia! ¡Qué villanía!
-¿Qué tienes, sobrina mía?
-Que me ha pegado mamá.
-¿Mi hermana, di? –Sí señor.
-¿Y por qué?... ¡Dios la confunda!
-¿Algún cachete? –Una tunda
de las de marca mayor.
¡Ay tío, qué vapuleo!
¡Qué redoble! ¡Zas, zis, zas!
¡Una costilla no más
se ha librado del solfeo!
Moquetes, y… sin recato
(sentiré escandalizarte)
en salva sea la parte
desnuda, con un zapato.
¡Una que ni a los chiquillos!
Tengo los cuatro carrillos
que me están echando lumbre.
-¿Los dos? –Los cuatro.- Ya... ya...
Ahora lo adivino todo.
¿Qué has hecho que de ese modo
te ha solfeado mamá?
-Pues mirar por la familia,
ser formal. –¡Vaya un capricho!
-Mamá hace un rato me ha dicho:
“Hay que decidirse, Emilia,
tienes tres novios y no
quisiera yo que perdieres
la ocasión. ¿A cuál prefieres?”
Y entonces le dije yo:
“Si es forzoso decidir,
voy a hablarte sin empacho.
Mira: Andrés es un muchacho
como no hay más que pedir.
Su exquisita educación
y su porte distinguido
confieso que han encendido
en amor mi corazón;
gentileza y juventud
une a un talento probado,
y además es un dechado
de honradez y de virtud.
Tiene un alma generosa;
todo cuanto puede hacer
la dicha de una mujer
que consiga ser su esposa.”
-¡Me gusta que así lo alabes!
-...Y en el Tribunal de Cuentas
tiene ya dos mil quinientas
pesetas de sueldo ¿sabes?
Y, según vale, confío
que ascienda rápidamente:
es un muchacho excelente,
en fin, una ganga, tío.
Juan, en cambio, es un tunante:
botín, taurina, cafés…
y sombrero cordobés,
juergas y cañas y cante.
Siempre de toros (me irrita)
la conversación entabla:
cuando del Reverte no habla,
es para hablar del Guerrita.
Tiene fortuna corriente
y hasta escudo de nobleza.
¿Que sentará la cabeza?
¡Pero hasta que no la siente…!
El tercero es necio y tonto,
don Ramiro Pérez Mota,
un vejestorio con gota
que se morirá muy pronto.
Gasta peluca con rizos.
Es un mentecato, un lerdo
reparado del izquierdo
y lleva dientes postizos.
Además es tartajoso.
Tiene (y cada año la aumenta)
veinte mil duros de renta,
pero es lo más asqueroso.
La elección, como tú ves,
no era dudosa. Elegí...
-¡No digas más…! Entendí.
¡Al intachable, a tu Andrés!
-No, a Don Ramiro. -¿Tú... tú?
¡Casta! -¿Qué hace usted? -Ven, Casta,
mira, toma mi bambú
y renueva el vapuleo…
-¡Tío, por Dios! -¡Chilla, chilla!
¡Y te rompo la costilla
que se libró del solfeo!

Rafael María Liern (1832 – 1897) 

Publicado en la revista Madrid Cómico núm. 590 del 9 de junio de 1894.

No hay comentarios: