martes, 13 de julio de 2021

Tangos de la Menegilda y de doña Virtudes, del libreto de La Gran Vía por Felipe Pérez y González

Felipe Pérez y González (1854 -1910), letrista del tango de la Menegilda, de la zarzuela La Gran Vía. Autores de la música: Federico Chueca Robles / Joaquín Valverde Durán.


¡Pobre chica, la que tiene que servir! 

Más valiera que se llegase a morir; 

porque si una no sabe por las mañanas brujulear, 

aunque mil años viva, su paradero es el hespital

Cuando yo vine aquí 

lo primero que al pelo aprendí 

fue a fregar, a barrer, 

a guisar, a planchar y a coser; 

pero viendo que estas cosas 

no me hacían prosperar, 

consulté con mi conciencia 

y al punto me dijo: "Aprende a sisar, 

aprende a sisar, aprende a sisar." 


Salí tan mañosa, que al cabo de un año 

tenía seis trajes de seda y satén. 

A nada que ustedes discurran un poco, 

ya saben o al menos se lo han figurao

de dónde saldría 

para ello el parné


Yo iba sola

por la mañana a comprar,

y me daban

seis duros para pagar: 

y de sesenta reales gastaba treinta, o un poco más, 

y lo que me sobraba me lo guardaba un melitar

Yo no sé como fue 

que un domingo después de comer, 

yo no sé qué pasó, 

que mi ama a la calle me echó; 

pero al darme el señorito 

la cartilla y el parné,

me decía por lo bajo: 

"Te espero en Eslava tomando café, 

tomando café, tomando café." 

Después de este lance serví a un boticario, 

serví a una señora que andaba muy mal; 

me vine a esa casa y aquí estoy al pelo, 

pues sirvo a un abuelo 

que el pobre está lelo 

y yo soy el ama; 

y punto final.


La Gran Vía, segunda edición aumentada. Tango de doña Virtudes.


Pobres-amas

las que tienen que sufrir

a esas-truchas

de criadas de servir;

porque si una no tiene

por las mañanas mucho de acá,

crea usted, caballero,

que la dividen por la mitad.

El domin-go pasao

a un pendón que es de al lao de Bilbao,

el permi-so la di

para ir al teatro Madrid;

y le dije en la escalera

cuando ya se iba a marchar:

-"Cuidadito que te vengas

así que se acabe,

por si hay que fregar".

¿Usted se figura que vino a las ocho,

que vino a las nueve, que vino a las diez?

pues vino a las doce con un artillero,

y dijo el grosero

con tono altanero:

-"Señora Virtudes...

dispénsela usted".

Tuve-otra

que era de Valladolí,

y tenía unos bigotes así.

y mi señor marido,

que es peluquero... por afición,

me dijo: -"A ésta la pago

con la navaja y con el jabón".

Pues, al mes-no cabal

me faltó un cucharón de metal

y una fal-da de tul

que hallé registrando un baúl.

Me faltaron dos pendientes de azabache superior,

y, por fin de tantas faltas,

faltome mi esposo, que fue lo peor.

Después tuve una que a poco me pega;

después tuve otra que sí me pegó,

y, en fin, tuve una tan buena persona,

que friega, que barre,

que lava, que cose,

que plancha, que guisa,

porque esa soy yo.

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