jueves, 21 de septiembre de 2023

Salmo 90, el más antiguo, de Moisés, 1440 a. C.

SALMO 90 (89)

Oración de Moisés.

1 Dios nuestro,

¡tú siempre has sido nuestra casa!

2 Desde siempre y hasta siempre,

desde antes de que crearas

las montañas, la tierra y el mundo,

tú has sido nuestro Dios.

3 Tú marcas el fin de nuestra existencia

cuando nos ordenas volver al polvo.

4 Para ti, mil años pasan pronto;

pasan como el día de ayer,

pasan como unas horas de la noche.

5 Nuestra vida es como un sueño

del que nos despiertas al amanecer.

Somos como la hierba:

6 comienza el día,

y estamos frescos y radiantes;

termina el día,

y estamos secos y marchitos.

7 Si te enojas, nos asustas;

si te enfureces, nos destruyes.

8 Tú conoces nuestros pecados,

aun los más secretos.

9 Si te enojas, termina nuestra vida;

los años se nos escapan

como se escapa un suspiro.

10 Si las fuerzas nos ayudan,

podemos vivir setenta años,

y aun llegar a los ochenta;

pero no tiene sentido

que vivamos tanto tiempo:

esa vida de angustias y problemas

pasa pronto, lo mismo que nosotros.


11 La fuerza de tu furia

nadie ha llegado a conocerla.

¡Es tan grande tu enojo

como el temor que nos inspiras!

12 Enséñanos a pensar cómo vivir

para que nuestra mente

se llene de sabiduría.


13 Dios nuestro,

¿hasta cuándo vas a abandonarnos?

¡Vuelve a ser nuestro Dios!

¡Compadécete de nosotros

pues somos tu pueblo!

14 ¡Permítenos comenzar el día

llenos de tu amor,

para que toda la vida

cantemos llenos de alegría!

15 Ya hemos tenido días de tristeza

y muchos años de aflicción;

¡devuélvenos esa alegría perdida!

16 ¡Permite que nosotros y nuestros hijos

podamos ver tu grandeza y tu poder!


17 Dios nuestro,

¡muéstranos tu bondad,

y bendice nuestro trabajo!

¡Sí, bendice nuestro trabajo!

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