miércoles, 14 de julio de 2021

Traducción del Stabat Mater del franciscano Jacopone da Todi por Lope de Vega en sus Rimas sacras (1614)

(El original latino, debajo)


1.  La Madre piadosa paraba

junto a la cruz y lloraba

mientras el Hijo pendía.

Cuya alma, triste y llorosa,

traspasada y dolorosa,

fiero cuchillo tenía.

2.

¡Oh, cuán triste y cuán aflicta

se vio la Madre bendita,

de tantos tormentos llena!

Cuando triste contemplaba

y dolorosa miraba

del Hijo amado la pena.

3.

Y ¿cuál hombre no llorara,

si a la Madre contemplara

de Cristo, en tanto dolor?

Y ¿quién no se entristeciera,

Madre piadosa, si os viera

sujeta a tanto rigor?

4.

Por los pecados del mundo,

vio a Jesús en tan profundo

tormento la dulce Madre.

Vio morir al Hijo amado,

que rindió desamparado

el espíritu a su Padre.

5.

¡Oh dulce fuente de amor!,

hazme sentir tu dolor

para que llore contigo.

Y que, por mi Cristo amado,

mi corazón abrasado

más viva en él que conmigo.

6.

Y, porque a amarle me anime,

en mi corazón imprime

las llagas que tuvo en sí.

Y de tu Hijo, Señora,

divide conmigo ahora

las que padeció por mí.

7.

Hazme contigo llorar

y de veras lastimar

de sus penas mientras vivo.

Porque acompañar deseo

en la cruz, donde le veo,

tu corazón compasivo.

8.

¡Virgen de vírgenes santas!,

llore ya con ansias tantas,

que el llanto dulce me sea.

Porque su pasión y muerte

tenga en mi alma, de suerte

que siempre sus penas vea.

9.

Haz que su cruz me enamore

y que en ella viva y more

de mi fe y amor indicio.

Porque me inflame y encienda,

y contigo me defienda

en el día del juicio.

10.

Haz que me ampare la muerte

de Cristo, cuando en tan fuerte

trance vida y alma estén.

Porque, cuando quede en calma

el cuerpo, vaya mi alma

a su eterna gloria. Amén.


Versión original en latín


1.

Stabat Mater dolorosa

Iuxta crucem lacrimosa,

Dum pendebat filius.

Cuius animam gementem

Contristatam et dolentem

Pertransivit gladius.

2.

O quam tristis et afflicta

Fuit illa benedicta

Mater unigeniti

Quae maerebat et dolebat.

Et tremebat, cum videbat

Nati poenas incliti.

3.

Quis est homo qui non fleret,

Matrem Christi si videret

In tanto supplicio?

Quis non posset contristari,

Piam matrem contemplari

Dolentem cum filio?

4.

Pro peccatis suae gentis

Jesum vidit in tormentis

Et flagellis subditum.

Vidit suum dulcem natum

Morientem desolatum

Dum emisit spiritum.

5.

Eja mater fons amoris,

Me sentire vim doloris

Fac ut tecum lugeam.

Fac ut ardeat cor meum

In amando Christum Deum,

Ut sibi complaceam.

6.

Sancta mater, istud agas,

Crucifixi fige plagas

Cordi meo valide.

Tui nati vulnerati

Tam dignati pro me pati,

Poenas mecum divide!

7.

Fac me vere tecum flere,

Crucifixo condolere,

Donec ego vixero.

Juxta crucem tecum stare

Te libenter sociare

In planctu desidero.

8.

Virgo virginum praeclara,

Mihi jam non sis amara,

Fac me tecum plangere.

Fac ut portem Christi mortem,

Passionis eius sortem

Et plagas recolere.

9.

Fac me plagis vulnerari,

Cruce hac inebriari

Ob amorem filii,

Inflammatus et accensus,

Per te virgo sim defensus

In die judicii.

10.

Fac me cruce custodiri,

Morte Christi praemuniri,

Confoveri gratia.

Quando corpus morietur

Fac ut animae donetur

Paradisi gloria.

Amen

martes, 13 de julio de 2021

Tangos de la Menegilda y de doña Virtudes, del libreto de La Gran Vía por Felipe Pérez y González

Felipe Pérez y González (1854 -1910), letrista del tango de la Menegilda, de la zarzuela La Gran Vía. Autores de la música: Federico Chueca Robles / Joaquín Valverde Durán.


¡Pobre chica, la que tiene que servir! 

Más valiera que se llegase a morir; 

porque si una no sabe por las mañanas brujulear, 

aunque mil años viva, su paradero es el hespital

Cuando yo vine aquí 

lo primero que al pelo aprendí 

fue a fregar, a barrer, 

a guisar, a planchar y a coser; 

pero viendo que estas cosas 

no me hacían prosperar, 

consulté con mi conciencia 

y al punto me dijo: "Aprende a sisar, 

aprende a sisar, aprende a sisar." 


Salí tan mañosa, que al cabo de un año 

tenía seis trajes de seda y satén. 

A nada que ustedes discurran un poco, 

ya saben o al menos se lo han figurao

de dónde saldría 

para ello el parné


Yo iba sola

por la mañana a comprar,

y me daban

seis duros para pagar: 

y de sesenta reales gastaba treinta, o un poco más, 

y lo que me sobraba me lo guardaba un melitar

Yo no sé como fue 

que un domingo después de comer, 

yo no sé qué pasó, 

que mi ama a la calle me echó; 

pero al darme el señorito 

la cartilla y el parné,

me decía por lo bajo: 

"Te espero en Eslava tomando café, 

tomando café, tomando café." 

Después de este lance serví a un boticario, 

serví a una señora que andaba muy mal; 

me vine a esa casa y aquí estoy al pelo, 

pues sirvo a un abuelo 

que el pobre está lelo 

y yo soy el ama; 

y punto final.


La Gran Vía, segunda edición aumentada. Tango de doña Virtudes.


Pobres-amas

las que tienen que sufrir

a esas-truchas

de criadas de servir;

porque si una no tiene

por las mañanas mucho de acá,

crea usted, caballero,

que la dividen por la mitad.

El domin-go pasao

a un pendón que es de al lao de Bilbao,

el permi-so la di

para ir al teatro Madrid;

y le dije en la escalera

cuando ya se iba a marchar:

-"Cuidadito que te vengas

así que se acabe,

por si hay que fregar".

¿Usted se figura que vino a las ocho,

que vino a las nueve, que vino a las diez?

pues vino a las doce con un artillero,

y dijo el grosero

con tono altanero:

-"Señora Virtudes...

dispénsela usted".

Tuve-otra

que era de Valladolí,

y tenía unos bigotes así.

y mi señor marido,

que es peluquero... por afición,

me dijo: -"A ésta la pago

con la navaja y con el jabón".

Pues, al mes-no cabal

me faltó un cucharón de metal

y una fal-da de tul

que hallé registrando un baúl.

Me faltaron dos pendientes de azabache superior,

y, por fin de tantas faltas,

faltome mi esposo, que fue lo peor.

Después tuve una que a poco me pega;

después tuve otra que sí me pegó,

y, en fin, tuve una tan buena persona,

que friega, que barre,

que lava, que cose,

que plancha, que guisa,

porque esa soy yo.

domingo, 6 de junio de 2021

Monólogo de "La ola" en Miedo y asco en Las Vegas de Hunter S. Thompson

Hunter S. Thompson, fragmento tomado de la versión de Miedo y asco en las Vegas, editada por Epublibre, y traducida por J. M. Álvarez Flórez & Ángela Pérez.

Extraños recuerdos en esta inquietante noche de Las Vegas. ¿Cinco años después? ¿Seis? Parece toda una vida, o al menos una Era Básica: el tipo de punto culminante que no se repite. San Francisco a mitad de los sesenta fueron una época y un lugar muy especiales para quienes los vivieron. Quizá significase algo, quizá no, a la larga… pero ninguna explicación, ninguna combinación de palabras o música o recuerdos puede rozar esa sensación de saber que tú estabas allí y vivo en aquel rincón del tiempo y del mundo. Significase lo que significase…

La historia es algo difícil de conocer, debido a todos esos cuentos pagados, pero aun sin estar seguro de la «Historia» parece muy razonable pensar que de vez en cuando la energía de toda una generación se lanza al frente en un largo y magnífico fogonazo, por razones que no entiende nadie, en realidad, en el momento… y que nunca explican, retrospectivamente, lo que de verdad sucedió.

Mi recuerdo básico de esa época parece anclarse en una o cinco o quizá cuarenta noches (o mañanas muy temprano) que salí del Fillmore medio loco y, en vez de irme a casa, enfilaba el gran Lightning 650 por el puente de la Bahía a ciento sesenta ataviado con unos pantalones cortos y una zamarra de pastor… y cruzaba zumbando el túnel de Treasure Island bajo las luces de Oakland y Berkeley y Richmond, sin saber a ciencia cierta qué vía tomar cuando llegase al otro lado (el coche se calaba siempre en la barrera de peaje, yo iba demasiado pasado para encontrar el punto muerto mientras buscaba cambio)… pero absolutamente seguro de que fuese en la dirección que fuese, encontraría un sitio donde habría gente tan volada y cargada como yo: de esto no había duda…

Había locura en todas direcciones, a cualquier hora. Si no al otro lado de la Bahía, por Golden Gate arriba, o hacia abajo, de 101 a Los Altos o La Honda… en todas partes saltaban chispas. Había una fantástica sensación universal de que hiciésemos lo que hiciésemos era correcto, de que estábamos ganando…

Y esto, creo yo, fue el motivo… aquella sensación de victoria inevitable sobre las fuerzas de lo Viejo y lo Malo. No en un sentido malvado o militar; no necesitábamos eso. Nuestra energía prevalecería sin más. No tenía ningún sentido luchar… ni por parte nuestra ni por la de ellos. Teníamos todo el impulso; íbamos en la cresta de una ola alta y maravillosa…

Así que, en fin, menos de cinco años después, podías subir a un empinado cerro en Las Vegas y mirar al Oeste, y si tenías vista suficiente, podías ver casi la línea que señalaba el nivel de máximo alcance de las aguas… aquel sitio donde el oleaje había roto al fin y había empezado a retroceder.


martes, 30 de marzo de 2021

Mario Benedetti, A morir

Mario Benedetti


A vivir


Quisiera conocerme y conocerte

y calmar esta sed entre tus labios

olvidarne de todos los resabios

y jugar sin el miedo de perderte.

No es cosa de aceptar la mala suerte

y llenar el vacío con agravios

lo mejor es quedarse con los sabios,

lo más lejos posible de la muerte.


No está de más un poco de lujuria

para alegrar las tardes de la siesta

y desarmar la próxima penuria

con tus señas de azar o con las mías

el amor tiene siempre algo de fiesta

a vivir a vivir, que son dos días.

La Bienpagá, letra de Ramón Perelló música de Juan Mostazo

Na te pido,

na te debo

me voy de tu vera,

olvídame ya,

que he pagao con oro

tu carne morena,

no maldigas, paya,

estamos en paz.


No te quiero,

no me quieras.

Si to me lo diste,

yo na te pedí.

No me eches en cara

que to lo perdiste

también a tu vera

yo to lo perdí.


Bien pagá,

si tu eres la bien pagá,

porque tus besos compré

y a mí te supiste dar

por un puñao de parné

bien pagá, bien pagá,

bien pagá fuiste mujé.

 No te engaño,

quiero a otra.

No creas por eso

que te traicioné:

no cayó en mis brazos,

me dio sólo un beso,

el único beso

que yo no pagué.


Na te pido,

na me llevo

entre esas paredes

dejo sepultás

penas y alegrías

que te he dao y me diste

y esas joyas que ahora

otro lucirá.


Bien pagá,

si tu eres la bien pagá,

porque tus besos compré

y a mí te supiste dar

por un puñao de parné

bien pagá, bien pagá

bien pagá fuiste mujé.

sábado, 27 de marzo de 2021

Joaquín Sabina, Academia de corte y confección

Joaquín Sabina

Academia de corte y confección


Sabañones, aceite de ricino

Gasógeno, zapatos Topolino

El género dentro por la calor

Para primores galerías Piquer

Para la inclusa niños con anginas

Para la tisis caldo de gallina

Para las extranjeras Luis Miguel

Para el socio del limpia un carajillo

Para el estraperlista dos barreras

Para el corpus retales amarillos

Que aclaren el mora'o de las banderas

Tercer año triunfal, con brillantina

Los señoritos cierran alazán

Y, en un barquito, Miguel de Molina

Se embarca, caminito de ultramar

Habían pasado ya los nacionales

Habían rapado a la señá Cibeles

Cautivo y desarmado

El vaho de los cristales

A la hora de la zambra, en los grabieles

Por ventas madrugaba el pelotón

Al día siguiente hablaban los papeles

De Celia, de Pemán y del bayón

Enseñando las garras de astracán

Reclinaba en la barra de chicote

La bien pagá derrite, con su escote

La crema de la intelectualidad

Permanén, con rodete Eva Perón

Parfait amour, Rebeca azul marino

Maestro, le presento a Lupe sino

Lo dejo en buenas manos, matador

Y, luego, el reserva'o en gitanillos

Y, después, la paella de riscal

Y, la tarde del manso de saltillo

Un anillo y unas medias de cristal

Niño, sube a la suite dos anisetes

Que, hoy, vamos a perder los alamares

De purísima y oro, Manolete

Cuadra al toro, en la plaza de linares

Habían pasado ya los nacionales

Habían rapado a la señá Cibeles

Volvían a sus cuidados

Las personas formales

A la hora de la conga, en los burdeles

Por San Blas descansaba el pelotón

Al día siguiente hablaban los papeles

De Gilda y del Atleti de aviación.

domingo, 14 de marzo de 2021

Percibo lo secreto y ¿A dónde iremos? Nezahualcóyotl. Versión bilingüe.

Percibo lo secreto


Percibo lo secreto, lo oculto:

¡Oh vosotros señores!

Así somos, somos mortales,

de cuatro en cuatro nosotros los hombres,

todos habremos de irnos,

todos habremos de morir en la tierra.


Nadie en jade,

nadie en oro se convertirá:

En la tierra quedará guardado.

Todos nos iremos

allá, de igual modo.

Nadie quedará,

conjuntamente habrá que perecer,

nosotros iremos así a su casa.


Como una pintura

nos iremos borrando.

Como una flor,

nos iremos secando

aquí sobre la tierra.

Como vestidura de plumaje de ave zacuán,

de la preciosa ave de cuello de hule,

nos iremos acabando

nos vamos a su casa.


Se acercó aquí.

Hace giros la tristeza

de los que en su interior viven.

Meditadlo, señores,

águilas y tigres,

aunque fuérais de jade,

aunque fuérais de oro,

también allá iréis,

al lugar de los descarnados.

Tendremos que desaparecer,

nadie habrá de quedar.


Nezahuacoyotltzin, 1402-1472, Tlatoani de Texcoco.


II

¿A dónde iremos

donde la muerte no existe?

Mas, ¿por esto viviré llorando?

Que tu corazón se enderece:


Aquí nadie vivirá por siempre.

Aun los príncipes a morir vinieron,

Los bultos funerarios se queman.

Que tu corazón se enderece:

aquí nadie vivirá para siempre.


 ¿Can nelpa tonyazque

canon aya micohua?

¿Ica nichoca?

Moyoliol xi melacuahuacan:

ayac nican nemiz.

Tel ca tepilhuan omicoaco,

netlatiloc.

Moyoliol xi melacuahuacan:

ayac nican nemiz.


sábado, 13 de marzo de 2021

El amor ascendía entre nosotros. Miguel Hernández

 El amor ascendía entre nosotros

como la luna entre las dos palmeras

que nunca se abrazaron.


El íntimo rumor de los dos cuerpos

hacia el arrullo un oleaje trajo,

pero la ronca voz fue atenazada,

fueron pétreos los labios.


El ansia de ceñir movió la carne,

esclareció los huesos inflamados,

pero los brazos al querer tenderse

murieron en los brazos.


Pasó el amor, la luna, entre nosotros

y devoró los cuerpos solitarios.

Y somos dos fantasmas que se buscan

y se encuentran lejanos.

Dame. Carlos Edmundo de Ory

Dame algo más que silencio o dulzura

Algo que tengas y no sepas

No quiero regalos exquisitos

Dame una piedra


No te quedes quieto mirándome

como si quisieras decirme

que hay demasiadas cosas mudas

debajo de lo que se dice


Dame algo lento y delgado

como un cuchillo por la espalda

Y si no tienes nada que darme

¡dame todo lo que te falta!


-Dame, de Carlos Edmundo de Ory-

Es verdad. Pedro Calderón de la Barca.

 Es verdad; pues reprimamos

esta fiera condición,

esta furia, esta ambición,

por si alguna vez soñamos;

Y lo haremos, pues estamos

en mundo tan singular,

donde el vivir sólo es soñar;

y la experiencia me enseña

que el hombre que vive, sueña

lo que es, hasta despertar.


Sueña el rey que es rey, y vive

con este engaño mandando,

disponiendo y gobernando;

y este aplauso, que recibe

prestado, en el viento escribe

y en cenizas le convierte

la muerte ¡desdicha fuerte!:

¿que hay quien intente reinar

viendo que ha de despertar

en el sueño de la muerte?


Sueña el rico en su riqueza,

que más cuidados le ofrece;

sueña el pobre que padece

su miseria y su pobreza;

sueña el que a medrar empieza,

sueña el que afana y pretende,

sueña el que agravia y ofende,

y en el mundo, en conclusión,

todos sueñan lo que son,

aunque ninguno lo entiende.


Yo sueño que estoy aquí,

destas prisiones cargado,

y soñé que en otro estado

más lisonjero me vi.

¿Qué es la vida?, un frenesí.

¿Qué es la vida?, una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño:

pues toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.

Comisión de servicio. Jaime Siles.

Comisión de servicio.  Jaime Siles. 


Ahora que soy aún mi todavía,

ahora que soy aún y que no sé

si el autobús me lleva a la ballena

de Jonás me conduce al Quai d'Orsay;

ahora que soy aún el que te mira,

ahora que soy aún el que te ve,

ahora que todavía nos admira

El Oro de sus cuerpos de Gauguin;

ahora que aún ardemos en la pira,

ahora que aún el vértigo es un bien,

ahora que la carne aún delira,

imitemos al mundo en su vaivén.

No sé si pájaro o jaula. Alejandra Pizarnik.

 Alejandra Pizarnik


No sé si pájaro o jaula

mano asesina

o joven muerta jadeando en la gran garganta oscura

o silenciosa

pero tal vez oral como una fuente

tal vez juglar

o princesa en la torre más alta.

Larga noite de pedra. Celso Emilio Ferreiro

 Celso Emilio Ferreiro.


O teito é de pedra.

De pedra son os muros

i as tebras.

De pedra o chan

i as reixas.

As portas,

as cadeas,

o aire,

as fenestras,

as olladas,

son de pedra.

Os corazós dos homes

que ao lonxe espreitan,

feitos están

tamén

de pedra.

I eu, morrendo

nesta longa noite

de pedra.

A la efigie de un capitán de los ejércitos de Cromwell. Jorge Luis Borges

 A la efigie de un capitán de los ejércitos de Cromwell


No rendirán de Marte las murallas

a este, que salmos del Señor inspiran;

desde otra luz (desde otro siglo) miran

los ojos, que miraron las batallas.


La mano está en los hierros de la espada.

Por la verde región anda la guerra;

detrás de la penumbra está Inglaterra,

y el caballo y la gloria y tu jornada.


Capitán, los afanes son engaños,

vano el arnés y vana la porfía

del hombre, cuyo término es un día;


Todo ha concluido hace ya muchos años.

El hierro que ha de herirte se ha herrumbrado;

estás (como nosotros) condenado.


Jorge Luis Borges, El hacedor (1960)

Despedida. Jorge Teillier

Jorge Teillier

Despedida


...El caso no ofrece

ningún adorno para la diadema de las Musas.

Ezra Pound


Me despido de mi mano

que pudo mostrar el paso del rayo

o la quietud de las piedras

bajo las nieves de antaño.


Para que vuelvan a ser bosques y arenas

me despido del papel blanco y de la tinta azul

de donde surgían ríos perezosos,

cerdos en las calles, molinos vacíos.


Me despido de los amigos

en quienes más he confiado:

los conejos y las polillas,

las nubes harapientas del verano,

mi sombra que solía hablarme en voz baja.


Me despido de las virtudes y de las gracias del planeta:

los fracasados, las cajas de música,

los murciélagos que al atardecer se deshojan

de los bosques de casas de madera.


Me despido de los amigos silenciosos

a los que sólo les importa saber

dónde se puede beber algo de vino

y para los cuales todos los días

no son sino un pretexto

para entonar canciones pasadas de moda.


Me despido de una muchacha

que sin preguntarme si la amaba o no la amaba

camino conmigo y se acostó conmigo

cualquiera tarde de esas en que las calles se llenan

de humaredas de hojas quemándose en las acequias.

Me despido de una muchacha

cuya cara suelo ver en sueños

iluminada por la triste mirada de linternas

de trenes que parten bajo la lluvia.


Me despido de la memoria

y me despido de la nostalgia

-la sal y el agua

de mis días sin objeto-


y me despido de estos poemas:

palabras, palabras -un poco de aire

movido por los labios- palabras

para ocultar quizás lo único verdadero:

que respiramos y dejamos de respirar.


De "El árbol de la memoria" 1961

Esteban Salgado, Mientras la oscura noche se termina

Esteban Salgado



Mientras la oscura noche se termina

recordaremos nuestras utopías

nuestros sueños rotos, nuestras heridas

mientras buscamos sentido a la vida

Mis ideales y expectativas

se desintegran al pasar los días,

la muerte me acecha, ella está aquí.

Todo se acaba, todo tiene un fin.

Vamos recorriendo está ciudad fría

donde espectros te roban vida;

es como las flores que se marchitan

o como la lluvia cuando finaliza;

mi oscuro sendero llega a su fin.

Recuerdos pasados vienen a mí:

ya no queda nada, solo el olvido:

mi gloria se acaba, no quedan latidos

Letanía de mis defectos. Pita Amor.

 Letanía de mis Defectos. Pita Amor:


Soy vanidosa, déspota, blasfema;

soberbia, altiva, ingrata, desdeñosa;

pero conservo aún la tez de rosa.

La lumbre del infierno a mi me quema.


Es de cristal cortado mi sistema.

Soy ególatra, fría, tumultuosa.

Me quiebro como frágil mariposa.

Yo misma he construido mi anatema.


Soy perversa, malvada, vengativa.

Es prestada mi sangre y fugitiva.

Mis pensamientos son muy taciturnos.


Mis sueños de pecado son nocturnos.

Soy histérica, loca, desquiciada;

pero a la eternidad ya sentenciada

Ha sido, ocurrió, es verdad. Pedro Salinas.

 HA SIDO, OCURRIÓ, ES VERDAD

Ha sido, ocurrió, es verdad.

Fue en un día, fue una fecha

que le marca el tiempo al tiempo.

Fue en un lugar que yo veo.

Sus pies pisaban el suelo

este que todos pisamos.

Su traje

se parecía a esos otros

que llevan otras mujeres.

Su reló

destejía calendarios,

sin olvidarse una hora:

como cuentan los demás.

Y aquello que ella me dijo

fue en un idioma del mundo,

con gramática e historia.

Tan de verdad,

que parecía mentira.

No.

Tengo que vivirlo dentro,

me lo tengo que soñar.

Quitar el color, el número,

el aliento todo fuego,

con que me quemó al decirmelo.

Convertir todo en acaso,

en azar puro, soñándolo.

Y así, cuando se desdiga

de lo que entonces me dijo,

no me morderá el dolor

de haber perdido una dicha

que yo tuve entre mis brazos,

igual que se tiene un cuerpo.

Creeré que fue soñado.

Que aquello tan de verdad,

no tuvo cuerpo, ni nombre.

Que pierdo

una sombra, un sueño más.

En este mismo instante. José Agustín Goytisolo

 JOSE AGUSTÍN GOYTISOLO…


En este mismo instante

hay un hombre que sufre,

un hombre torturado

tan sólo por amar

la libertad. Ignoro

dónde vive, qué lengua

habla, de qué color

tiene la piel, cómo

se llama, pero

en este mismo instante,

cuando tus ojos leen

mi pequeño poema,

ese hombre existe, grita,

se puede oír su llanto

de animal acosado,

mientras muerde sus labios

para no denunciar

a los amigos. ¿Oyes?

Un hombre solo

grita maniatado, existe

en algún sitio. ¿He dicho solo?

¿No sientes, como yo,

el dolor de su cuerpo

repetido en el tuyo?

¿No te mana la sangre

bajo los golpes ciegos?

Nadie está solo. Ahora,

en este mismo instante,

también a ti y a mí

nos tienen maniatados.

Contra la muerte. Gonzalo Rojas

 Contra la muerte (Gonzalo Rojas)


Me arranco las visiones y me arranco los ojos cada día que pasa.

No quiero ver ¡no puedo! ver morir a los hombres cada día.

Prefiero ser de piedra, estar oscuro,

a soportar el asco de ablandarme por dentro y sonreír

a diestra y a siniestra con tal de prosperar en mi negocio.


No tengo otro negocio que estar aquí diciendo la verdad

en mitad de la calle y hacia todos los vientos:

la verdad de estar vivo, únicamente vivo

con los pies en la tierra y el esqueleto libre en este mundo,


¿Qué sacamos con eso de saltar hasta el sol con nuestras máquinas

a la velocidad del pensamiento, demonios: qué sacamos

con volar más allá del infinito

si seguimos muriendo sin esperanza alguna de vivir

fuera del tiempo oscuro?


Dios no me sirve. Nadie me sirve para nada.

Pero respiro, y como, y hasta duermo

pensando que me faltan unos diez o veinte años para irme

de bruces, como todos, a dormir en dos metros de cemento allá abajo.


No lloro, no me lloro. Todo ha de ser así como ha de ser,

pero no puedo ver cajones y cajones

pasar, pasar, pasar, pasar cada minuto

llenos de algo, rellenos de algo, no puedo ver

todavía caliente la sangre en los cajones .


Toco esta rosa, beso sus pétalos, adoro

la vida, no me canso de amar a las mujeres: me alimento

de abrir el mundo en ellas. Pero todo es inútil,

porque yo mismo soy una cabeza inútil

lista para cortar, por no entender qué es esto

de esperar otro mundo de este mundo


Me hablan del Dios o me hablan de la Historia. Me río

de ir a buscar tan lejos la explicación del hambre

que me devora, el hambre de vivir como el sol

en la gracia del aire, eternamente.