sábado, 13 de marzo de 2021

El amor ascendía entre nosotros. Miguel Hernández

 El amor ascendía entre nosotros

como la luna entre las dos palmeras

que nunca se abrazaron.


El íntimo rumor de los dos cuerpos

hacia el arrullo un oleaje trajo,

pero la ronca voz fue atenazada,

fueron pétreos los labios.


El ansia de ceñir movió la carne,

esclareció los huesos inflamados,

pero los brazos al querer tenderse

murieron en los brazos.


Pasó el amor, la luna, entre nosotros

y devoró los cuerpos solitarios.

Y somos dos fantasmas que se buscan

y se encuentran lejanos.

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