miércoles, 21 de febrero de 2007

De un caminante enfermo que se enamoró donde fue hospedado, Luis de Góngora

Descaminado, enfermo, peregrino
en tenebrosa noche, con pie incierto,
la confusión pisando del desierto,
voces en vano dio, pasos sin tino.

Repetido latir, si no vecino,

distincto oyó de can siempre despierto,
y en pastoral albergue mal cubierto
piedad halló, si no halló camino.

Salió el sol, y entre armiños escondida,

soñolienta beldad con dulce saña
salteó al no bien sano pasajero.

Pagará el hospedaje con la vida;
más le valiera errar en la montaña,
que morir de la suerte que yo muero.

No hay comentarios: