martes, 27 de febrero de 2007

LUJURIA, Joaquín Dicenta

Cuando murmuras con nervioso acento
tu cuerpo hermoso que a mi cuerpo toca
y recojo en los besos de tu boca
las abrasadas ondas de tu aliento,

cuando más que ceñir, romper intento
una frase de amor que amor provoca
y a mí te estrechas delirante y loca,
todo mi ser estremecido siento.

Ni gloria, ni poder, ni oro, ni fama,
quiero entonces, mujer. Tú eres mi vida,
ésta y la otra, si hay otra; y sólo ansío

gozar tu cuerpo que a gozar me llama,
ver tu carne a mi carne confundida
y oír tu beso respondiendo al mío.

No hay comentarios: