jueves, 20 de agosto de 2015

Federico García Lorca, dos poemas

Largo espectro de plata conmovida
el viento de la noche suspirando,
abrió con mano gris mi vieja herida
y se alejó: yo estaba deseando.

Llaga de amor que me dará la vida
perpetua sangre y pura luz brotando.
Grieta en que Filomela enmudecida
tendrá bosque, dolor y nido blando.

¡Ay qué dulce rumor en mi cabeza!
Me tenderé junto a la flor sencilla
donde flota sin alma tu belleza.

Y el agua errante se pondrá amarilla,
mientras corre mi sangre en la maleza
mojada y olorosa de la orilla


Al oído de una muchacha.

No quise.

No quise decirte nada.

Vi en tus ojos
dos arbolitos locos.

De brisa, de risa y de oro.
Se meneaban.

No quise.



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