miércoles, 6 de diciembre de 2017

Arte de lo posible, de Robert Lowell

 "Arte de lo posible", de Robert Lowell (Estados Unidos, 1917-1977)

"Empeñarte en hacer cuanto no puede ser hecho,
es lo único que tú puedes hacer..."

En la casa adosada de mis padres
había un patio chico, de dos metros por tres,
recubierto por una claraboya
que surtía de luz a los cuartos de baño,
uno encima de otro, que había en cada piso.
El de la parte alta, de vidrio transparente
y de cristal traslúcido. Más púdico, el de abajo;
eran esas ventanas ventanas incitantes.
Allí, en aquella casa,
durante, más o menos, un invierno,
cuando tenía yo once o doce años,
casi a falta de uno para la catastrófica
llegada inexorable de mi adolescencia,
yo disfrutaba con el baño nocturno de mi madre...
No se trataba de lujuria en sí,
sino de un cierto modo de incipiente lujuria,
sólo la de mi vista y muy difusa.

Estábamos bebiendo, pinchando mejillones,
una mujer y un hombre
(ella tres años más joven que él),
que durante veinte años
habían sido sólo compañeros de mesa,
removiendo a conciencia el inventario
de nuestra relación... Agradecidos
porque nuestros estudiantiles eufemismos
ocultan el temblor de nuestras manos,
temerosas de alzar un tenedor en público.
"Papá Freud ha lavado tu cerebro
para que odies a tu madre."
Nos levantamos para despedirnos
y tus senos han rozado mi pecho;
bajo nuestros vestidos nuestros cuerpos
son cuerpo solamente.
Sobre el hielo delgado de nuestra edad pesada,
maligna en sus sorpresas, nuestro interior escuece
y lo atempera el frío porque ya conocemos
los sufrimientos de la seducción...
Mañana la unidad,
repugnante, de nuestro cuerpo profanado
a plena luz del día irá descomponiéndose.

Nada de compromisos, yo me marcho...
La oscuridad alza su mano inerte,
los insomnios encuentran cien justificaciones
para explicar la frase imperdonable.
Tras muchos avatares durante el matrimonio,
ardientes dormitorios por la sangre,
me produce alegría
convertir esta alcoba en polo norte...
Un solitario yermo me descubre
las zonas frías que la cama tiene
mientras se regodea con su expiración gélida.

Robert Lowell en Día a día (1977), (Editorial Losada, Madrid, 2010, trad. de Luis Javier Moreno).

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