Otra vez el cansancio: aquí en mis manos,
aquí en mi corazón, aquí en mi frente.
El cansancio, Señor, en estos llanos
de humana tierra sin rumor de fuente.
Melancólica tierra: tu simiente
yo sé cómo se agosta los veranos.
Y yo sé, vida, los esfuerzos vanos
para ponerte el ceño sonriente.
Busco el amanecer, y cuando espero
la llamada del sol en mi ventana
sólo encuentro el rescoldo de su ocaso.
Es la noche, otra vez. Y otra vez veo,
cansado de soñar con la mañana,
cómo me hundo en la sombra, paso a paso...
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