Primera jornada:
I
DON JUAN
No me consueles, Tristán,
que daré voces al cielo.
TRISTÁN
Pues ¿qué has de hacer sin consuelo
en tal desdicha, don Juan?
DON JUAN
Matarme, perder la vida
en que mi pena consiste,
porque una cosa tan triste
mejor estará perdida.
Hoy me han llevado a Valencia
el aliento en que respiro,
la misma luz con que miro,
del alma, la misma esencia,
el movimiento con quien
se sustenta el corazón,
mi propia imaginación
y mis discursos también.
Hoy, la junta y armonía
que para vivir iguales
los instrumentos vitales
con tal concierto tenía.
Hoy no soy; y si algo soy,
es una sombra de mí,
un retrato del que fui.
TRISTÁN:
¿Hoy dices?
DON JUAN:
¿Luego no es hoy?
TRISTÁN:
Ha un mes que falta de aquí
Fulgencia, y hoy te parece.
DON JUAN:
Si lo mismo se padece,
hoy es ayer para mí;
hoy es, aunque pase un mes,
si en la misma pena estoy,
que lo que atormenta hoy,
tan hoy como entonces es.
Allá me estaba en mi aldea
que mi mal no presumía,
aunque el alma me decía
que no hay bien que firme sea.
Vine a Salamanca a ver
lo que no veré jamás,
muerto soy.
****
II
MARÍN
Lo que enflaquece es deber,
es fïar y es confïar;
mujer que quiere mandar,
que basta decir mujer.
El servir a ingrato dueño,
el pleitear con razón,
el forzar la inclinación,
el poco sustento y sueño.
El andar en opiniones
la honra, que hartos padecen,
los estudios enflaquecen
y las largas pretensiones.
Enflaquece el intentar
y el sufrir verse sujeto,
y a un necio que por discreto
le quieren canonizar.
También enflaquece oír
malos versos, cantar mal;
y, al que era ayer vuestro igual,
hoy mandar y hoy presumir.
Enflaquece una visita
si no os da mucho contento;
un noble lleno de viento
que a nadie el sombrero quita.
Un lindo, todo alfeñique,
hecho mujer con bigotes,
y unos ciertos marquesotes
que os hablan por alambique.
El ver a un tonto reír,
y el querer a una mujer
que, habiendo pedido ayer,
también hoy vuelve a pedir.
***
Tercera jornada
III
MARÍN
Quiero, para entretenerlos,
esforzar lo que comienzan.
Dime, estudioso Riselo,
ya que del cielo tratamos:
¿cuál es la causa que vemos,
cuántas naciones se saben,
tantos ingenios diversos?
¿Es el cielo el que lo causa?
RISELO
Las influencias del cielo
vencen los hombres; ni hay patria
donde algún sabio no hallemos.
Mira en la Scitia a Anacarsis;
Plinio refiere unos versos
en sus epístolas, tales
que: "Como el escultor diestro
hace de cera una imagen,
formándola con los dedos,
así las artes, con docta
mano, forman los ingenios".
La razón dentro del hombre,
como lo dijo Galeno
(De usu partium, libro primo)
comprehende los sujetos
de las artes; lo que dijo
Julio Fírmico no creo,
porque fue por alabar
sus astrólogos efetos,
dándoles a los planetas
las causas de los sucesos.
Pero, si quisieres ver
de mil naciones y pueblos
la calidad y, en España,
la condición que tenemos
del uso de astrología,
leerás a Levinio Lemnio.
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