Los lógicos naturales
suponen que un hombre esté
en un desierto que solo
haya pisadas en él.
Naturalmente este hombre
tal silogismo ha de hacer:
"Aquí hay pisadas: aquí
ha habido gente". Y también,
naturalmente, es forzoso
que haya de seguirlas, pues
ha de ir donde fueren ellas,
discurso que suele hacer
un bruto (si es que los brutos
discurren), pues que se ve
por las estampas seguirse
unos a otros tal vez.
Este principio asentado,
la aplicacion oye dél:
en el monte de Fortuna
perdido estoy, pues no sé
por dónde he llegado a verme
en su eminencia ni quien
me guíe; pero, animoso,
subir quise cuando hallé
en el camino la estampa
de un desafirmado pie
que me decía: "No subas,
pues que yo bajo. ¿No ves
en mis avisos que vas
a subir para caer?"
Y era la verdad, pues cuantas
señales consideré,
todas hacia mí venían.
Pues, si un bruto capaz es
de un instinto que le enseña
este argumento, ¿por qué
ha de faltarme a mí, cuando
voy por camino que en él
estan vivas las memorias
de Don Pedro? Luego es bien
que dude, tema y procure
seguirle, perdido, a él,
o que espere a que se borren
las estampas de sus pies.
No hay comentarios:
Publicar un comentario