Monólogo de la dama Mayor en Tirso de Molina, Desde Toledo a Madrid
LUIS
A tener los celos tino,
no anduvieran siempre a ciegas;
pero si lo son los míos,
¿a qué propósito agora,
cuando yo os busco molido,
temeroso vuestro padre,
sentados y entretenidos
favorecéis amorosa
a un bárbaro con indignos
desaciertos y esperanza,
cuando menos, de marido?
MAYOR
¡Andad, que no estáis en vos!
¡Es el tonto más sencillo
el Lucas, que vio Toledo!
Hasta aquí la mula vino
sin parar desatinada
y él, a las ancas asido,
ya que no pudo tenerla,
me tuvo a mí, que os afirmo
que, si de mí se apartara,
mil veces hubiera sido
malogro a vuestros deseos
y lástima a nuestro siglo.
Cansose, en fin, y canseme,
de suerte que me convino
sosegar aquí este rato;
y él a mi lado, perdido
de correr sentado y necio,
que estaba sin seso dijo
por mí y dispuesto a casarse,
consintiese o no, conmigo.
Propúsome su linaje
(que es, por lo menos, cortito)
su patrimonio, sus deudos,
sus gracias, sus ejercicios...
Y yo, por entretenerme,
di ensanchas a su capricho
ofreciéndole informarme
y abonándole testigos,
mejorar con él mis bodas.
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