A APOLO, SIGUIENDO A DAFNE
Bermejazo Platero de las cumbres
A cuya luz se espulga la canalla:
La ninfa Dafne, que se afufa y calla,
Si la quieres gozar, paga y no alumbres.
Si quieres ahorrar de pesadumbres,
Ojo del Cielo, trata de compralla:
En confites gastó Marte la malla,
Y la espada en pasteles y en azumbres.
Volvióse en bolsa Júpiter severo,
Levantóse las faldas la doncella
Por recogerle en lluvia de dinero.
Astucia fue de alguna Dueña Estrella,
Que de Estrella sin Dueña no lo infiero:
Febo, pues eres Sol, sírvete de ella.
SI HIJA DE MI AMOR MI MUERTE FUESE
Si hija de mi amor mi muerte fuese,
¡qué parto tan dichoso que sería
el de mi amor contra la vida mía!
¡Qué gloria, que el morir de amar naciese!
Llevara yo en el alma adonde fuese
el fuego en que me abraso, y guardaría
su llama fiel con la ceniza fría
en el mismo sepulcro en que durmiese.
De esotra parte de la muerte dura,
vivirán en mi sobra mis cuidados,
y más allá del Lethe mi memoria.
Triunfará del olvido tu hermosura
mi pura fe y ardiente, de los hados;
y el no ser, por amar, será mi gloria.
AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;
mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido:
su cuerpo dejará no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
CONOCE LA DILIGENCIA CON QUE SE ACERCA LA MUERTE
Ya formidable y espantoso suena
dentro del corazón el postrer día,
y la última hora negra y fría
se acerca de temor y sombras llena.
Si agradable descanso, paz serena
la muerte en forma de dolor envía,
señas da su desdén de cortesía:
más tiene de caricia que de pena.
¿Qué pretende el temor desacordado
de la que a rescatar piadosa viene
espíritu en miserias anudado?
Llegue rogada, pues mi bien previene
hálleme agradecido, no asustado:
mi vida acabe y mi vivir ordene.
SONETO AMOROSO
A fugitivas sombras doy abrazos;
en los sueños se cansa el alma mía;
paso luchando a solas noche y día
con un trasgo que traigo entre mis brazos.
Cuando le quiero más ceñir con lazos,
y viendo mi sudor, se me desvía,
vuelvo con nueva fuerza a mi porfía,
y temas con amor me hacen pedazos.
Voyme a vengar en una imagen vana
que no se aparta de los ojos míos;
búrlame, y de burlarme corre ufana.
Empiézola a seguir, fáltanme bríos;
y como de alcanzarla tengo gana,
hago correr tras ella el llanto en ríos.
ADVERTENCIA A ESPAÑA DE QUE ASÍ COMO SE HA HECHO SEÑORA DE MUCHOS, ASÍ SERÁ DE TANTOS ENEMIGOS ENVIDIADA Y PERSEGUIDA, Y NECESITA DE CONTINUA PREVENCIÓN POR ESA CAUSA
Un Godo, que una cueva en la Montaña
Guardó, pudo cobrar las dos Castillas;
Del Betis y Genil las dos orillas,
Los Herederos de tan grande hazaña.
A Navarra te dio justicia y maña;
Y un casamiento, en Aragón, las Sillas
Con que a Sicilia y Nápoles humillas,
Y a quien Milán espléndida acompaña.
Muerte infeliz en Portugal arbola
Tus castillos; Colón pasó los godos
Al ignorado cerco de esta Bola;
Y es más fácil, oh España, en muchos modos,
Que lo que a todos les quitaste sola,
Te puedan a ti sola quitar todos.
ADVIERTE CON SU PELIGRO A LOS QUE LEYEREN SUS LLAMAS
Si fuere que después, al postrer día
Que negro y frío sueño desatare
Mi vida, se leyere o se cantare
Mi fatiga en amar, la pena mía,
Cualquier que de talante hermoso fía
Serena libertad, si me escuchare,
Si en mi perdido error escarmentare,
Deberá su quietud a mi porfía.
Atrás se queda, Lisi, el sexto año
De mi suspiro: yo, para escarmiento
De los que han de venir, paso adelante.
¡Oh en el Reino de Amor huésped extraño!
Sé docto con la pena y el tormento
De un ciego y sin ventura fiel amante.
AFECTOS VARIOS DE SU CORAZÓN, FLUCTUANDO EN LAS ONDAS DE LOS CABELLOS DE LISI
En crespa tempestad del oro undoso
Nada golfos de luz ardiente y pura
Mi corazón, sediento de hermosura,
Si el cabello deslazas generoso.
Leandro, en mar de fuego proceloso,
Su amor ostenta, su vivir apura;
Ícaro, en senda de oro mal segura,
Arde sus alas por morir glorioso.
Con pretensión de Fénix encendidas
Sus esperanzas, que difuntas lloro,
Intenta que su muerte engendre vidas.
Avaro y rico y pobre, en el tesoro
El castigo y la hambre imita a Midas,
Tántalo en fugitiva fuente de oro.
REPRESÉNTASE LA BREVEDAD DE LO QUE SE VIVE, Y CUÁN NADA PARECE LO QUE SE VIVIÓ
«¡Ah de la vida!»... ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
Las Horas mi locura las esconde.
¡Que sin poder saber cómo ni adónde
La Salud y la Edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
Y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; Mañana no ha llegado;
Hoy se está yendo sin parar un punto:
Soy un fue, y un será, y un es cansado.
En el Hoy y Mañana y Ayer, junto
Pañales y mortaja, y he quedado
Presentes sucesiones de difunto.
ALGUNOS AÑOS ANTES DE SU PRISIÓN ÚLTIMA, ME ENVIÓ ESTE EXCELENTE SONETO, DESDE LA TORRE
Retirado en la paz de estos desiertos,
Con pocos, pero doctos libros juntos,
Vivo en conversación con los difuntos,
Y escucho con mis ojos a los muertos.
Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
O enmiendan, o fecundan mis asuntos;
Y en músicos callados contrapuntos
Al sueño de la vida hablan despiertos.
Las Grandes Almas que la Muerte ausenta,
De injurias de los años vengadora,
Libra, ¡oh gran Don Josef, docta la Imprenta.
En fuga irrevocable huye la hora;
Pero aquélla el mejor cálculo cuenta,
Que en la lección y estudios nos mejora.
AMANTE AGRADECIDO A LAS LISONJAS MENTIROSAS DE UN SUEÑO
¡Ay Floralba! Soñé que te... ¿Dirélo?
Sí, pues que sueño fue, que te gozaba;
¿Y quién sino un amante que soñaba,
Juntara tanto infierno a tanto cielo?
Mis llamas con tu nieve y con tu hielo,
Cual suele opuestas flechas de su aljaba,
Mezclaba Amor, y honesto las mezclaba,
Como mi adoración en su desvelo.
Y dije: «Quiera Amor, quiera mi suerte,
Que nunca duerma yo, si estoy despierto,
Y que si duermo, que jamás despierte».
Mas desperté del dulce desconcierto,
Y vi que estuve vivo con la muerte,
Y vi que con la vida estaba muerto.
AMANTE DESESPERADO DEL PREMIO Y OBSTINADO EN AMAR
¡Qué perezosos pies, qué entretenidos
Pasos lleva la Muerte por mis daños!
El camino me alargan los engaños,
Y en mí se escandalizan los perdidos.
Mis ojos no se dan por entendidos;
Y por descaminar mis desengaños,
Me disimulan la verdad los años
Y les guardan el sueño a los sentidos.
Del vientre a la prisión vine en naciendo,
De la prisión iré al sepulcro amando,
Y siempre en el sepulcro estaré ardiendo.
Cuantos plazos la Muerte me va dando,
Prolijidades son que va creciendo,
Porque no acabe de morir penando.
AMANTE AUSENTE DEL SUJETO AMADO, DESPUÉS DE LARGA NAVEGACIÓN
Fuego a quien tanto Mar ha respetado
Y que en desprecio de las ondas frías
Pasó abrigado en en las entrañas mías,
Después de haber mis ojos navegado,
Merece ser al Cielo trasladado,
Nuevo esfuerzo del Sol y de los días;
Y entre las siempre amantes Jerarquías
En el Pueblo de luz arder clavado.
Dividir y apartar puede el camino;
Mas cualquier paso del perdido Amante
Es quilate al Amor puro y divino.
Yo dejo el Alma atrás: llevo adelante,
Desierto y solo el cuerpo peregrino,
Y a mí no traigo cosa semejante.
HASTÍO DE UN CASADO AL TERCERO DÍA
Antiyer nos casamos, hoy querría
Doña Pérez, saber ciertas verdades:
Decidme ¿cuánto número de edades
Enfunda el Matrimonio en sólo un día?
Un antiyer soltero ser solía,
Y hoy casado, un sinfín de Navidades
Han puesto dos marchitas voluntades
Y más de mil antaños en la mía.
Esto de ser marido un año arreo,
Aun a los azacanes empalaga,
Todo lo cotidiano es mucho y feo.
Mujer que dura un mes se vuelve plaga,
Aun con los diablos fue dichoso Orfeo,
Pues perdió la mujer que tuvo en paga.
CONTIENE UNA ELEGANTE ENSEÑANZA DE QUE TODO LO CRIADO TIENE SU MUERTE DE LA ENFERMEDAD DEL TIEMPO
Falleció César, fortunado y fuerte;
ignoran la piedad y el escarmiento
señas de su glorioso monumento:
porque también para el sepulcro hay muerte.
Muere la vida, y de la misma suerte
muere el entierro rico y opulento;
la hora, con oculto movimiento,
aun calla el grito que la fama vierte.
Devanan sol y luna, noche y día,
del mundo la robusta vida, ¡y lloras
las advertencias que la edad te envía!
Risueña enfermedad son las auroras;
lima de la salud es su alegría:
Licas, sepultureros son las horas.
DESENGAÑO DE LA EXTERIOR APARIENCIA, CON EL EXAMEN INTERIOR Y VERDADERO
¿Miras este Gigante corpulento
Que con soberbia y gravedad camina?
Pues por de dentro es trapos y fajina,
Y un ganapán le sirve de cimiento.
Con su alma vive y tiene movimiento,
Y adonde quiere su grandeza inclina,
Mas quien su aspecto rígido examina
Desprecia su figura y ornamento.
Tales son las grandezas aparentes
De la vana ilusión de los Tiranos,
Fantásticas escorias eminentes.
¿Veslos arder en púrpura, y sus manos
En diamantes y piedras diferentes?
Pues asco dentro son, tierra y gusanos.
A UN AMIGO QUE RETIRADO DE LA CORTE PASÓ SU EDAD
Dichoso tú, que alegre en tu cabaña,
Mozo y viejo espiraste la aura pura,
Y te sirven de cuna y sepultura,
De paja el techo, el suelo de espadaña.
En esa soledad que libre baña
Callado Sol con lumbre más segura,
La vida al día más espacio dura,
Y la hora sin voz te desengaña.
No cuentas por los Cónsules los años;
Hacen tu calendario tus cosechas;
Pisas todo tu mundo sin engaños.
De todo lo que ignoras te aprovechas;
Ni anhelas premios ni padeces daños,
Y te dilatas cuanto más te estrechas.
FUNERAL ELOGIO AL PADRE MAESTRO FR. HORTENSIO FÉLIX PARAVICINO Y ARTEAGA, PREDICADOR DE SU MAJESTAD
El que vivo enseñó, difunto mueve,
y el silencio predica en él difunto:
en este polvo mira y llora junto
la vista cuanto al púlpito le debe.
Sagrado y dulce, el coro de las nueve
enmudece en su voz el contrapunto:
faltó la admiración a todo asunto,
y el fénix que en su pluma se renueve.
Señas te doy del docto y admirable
Hortensio, tales, que callar pudiera
el nombre religioso y venerable.
La Muerte aventurara, si le oyera,
a perder el blasón de inexorable,
y si no fuera sorda, le perdiera.
ENSEÑA CÓMO TODAS LAS COSAS AVISAN DE LA MUERTE
Miré los muros de la Patria mía,
Si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
De la carrera de la edad cansados,
Por quien caduca ya su valentía.
Salíme al Campo, vi que el Sol bebía
Los arroyos del hielo desatados,
Y del Monte quejosos los ganados,
Que con sombras hurtó su luz al día.
Entré en mi Casa; vi que, amancillada,
De anciana habitación era despojos;
Mi báculo más corvo y menos fuerte.
Vencida de la edad sentí mi espada,
Y no hallé cosa en que poner los ojos
Que no fuese recuerdo de la muerte.
Francisco de Quevedo y Villegas, 1630
EPITAFIO DE UNA DUEÑA, QUE IDEA TAMBIÉN PUEDE SER DE TODAS
Fue más larga que paga de tramposo,
Más gorda que mentira de Indiano,
Más sucia que pastel en el verano,
Más necia y presumida que un dichoso,
Más amiga de pícaros que el coso,
Más engañosa que el primer manzano,
Más que un coche alcahueta, por lo anciano,
Más pronosticadora que un potroso.
Más charló que una Azuda y una Aceña,
Y tuvo más enredos que una araña,
Más humos que seis mil hornos de leña.
De mula de alquiler sirvió en España,
Que fue buen noviciado para Dueña,
Y muerta pide, y enterrada engaña.
SIGNIFÍCASE LA PROPIA BREVEDAD DE LA VIDA, SIN PENSAR, Y CON PADECER, SALTEADA DE LA MUERTE
Fue sueño Ayer; Mañana será tierra:
Poco antes nada, y poco después humo,
¡Y destino ambiciones, y presumo
Apenas punto al cerco que me cierra!
Breve combate de importuna guerra,
En mi defensa soy peligro sumo:
Y mientras con mis armas me consumo,
Menos me hospeda el cuerpo, que me entierra.
Ya no es Ayer; Mañana no ha llegado;
Hoy pasa, y es, y fue, con movimiento
Que a la muerte me lleva despeñado.
Azadas son la hora y el momento,
Que a jornal de mi pena y mi cuidado,
Cavan en mi vivir mi monumento.
A UN TRATADO IMPRESO QUE UN HABLADOR ESPELUZNADO DE PROSA HIZO EN CULTO
Leí los rudimentos de la Aurora,
Los esplendores lánguidos del día,
La Pira y el construye y ascendía,
Y lo purpurizante de la hora,
El múrice y el Tirio y el colora,
El Sol cadáver cuya luz yacía,
Y los borrones de la sombra fría,
Corusca Luna en ascua que el sol dora,
La piel del Cielo cóncavo arrollada,
El trémulo palor de enferma Estrella,
La fuente de cristal bien razonada.
Y todo fue un entierro de doncella,
Doctrina muerta, letra no tocada,
Luces y flores, grita y zacapella.
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