martes, 20 de febrero de 2007

La enfermedad de sí mismo, de Pedro Calderón de la Barca

(Sale don Juan con un pan)
JUAN
Por alcanzar este pan
que traerte, me han seguido
los moros y me han herido
con los palos que me dan.

FERNANDO

Esa es la herencia de Adán.

JUAN

Toma.

FERNANDO

Ya, amigo leal,
tarde llegas, que mi mal
es ya mortal.

JUAN


¡Deme el cielo
en tantas penas consuelo!
FERNANDO
Pero... ¿qué mal no es mortal,
si mortal el hombre es,
y en este confuso abismo
la enfermedad de sí mismo
le viene a matar después?
Hombre, mira que no estés
descuidado; la verdad
sigue, que hay eternidad,
y otra enfermedad no esperes
que te avise, pues tú eres
tu mayor enfermedad.

Pisando la tierra dura
de continuo el hombre está
y cada paso que da
es sobre su sepultura.
Triste ley, sentencia dura
es saber que en cualquier caso
cada paso —¡gran fracaso!—
es para andar adelante,
y Dios no es a hacer bastante
que no haya dado aquel paso.


De El príncipe constante, de Pedro Calderón de la Barca

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