Botijo con bonete clerical,
que viertes la doctrina a borbollón,
falto de voz, de efectos, de emoción,
lleno de furia, ardor y odio fatal;
la cólera y despique por igual
dividen en dos partes tu sermón,
que, por tosco, punzante y sin razón,
debieras predicárselo a un zarzal.
¿Qué prendas de orador en ti se ven?
Zazoso acento, gesto pastoril,
el metal de la voz cual de sartén,
tono uniforme cual de tamboril.
Para orador te faltan más de cien;
para arador te sobran más de mil.
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