martes, 6 de marzo de 2007

SI ALGÚN PLACER TIENE EL HOMBRE, Catulo

Si algún placer tiene el hombre que recuerda los favores de antaño, cuando medita que es pío, que ni violó la sagrada confianza ni ningún pacto, ni hizo mal uso del poder de los dioses para engañar a los hombres, entonces muchas felicidades te aguardan preparadas para vos en una larga vida, Catulo, debido a este ingrato amor. Pues cualquier cosa que los hombres puedan decir o hacer en bien de alguien, esto lo hiciste y lo dijiste, todo lo cual pereció al ser confiado a una mente ingrata.

¿Por qué te torturás tanto por este asunto? ¿Por qué no endureces tu espíritu y te retiras de ahí, y, ya que los dioses se oponen, dejas de estar triste? Es difícil echar a un lado súbitamente un largo amor. Es difícil; pero hazlo, sea como fuere. Esta es la única salvación, esto es lo que debes dominar completamente. Hazlo, puedas o no puedas. Dioses, si es propio de ustedes compadecerse o si alguna vez proporcionaron a algunos una última ayuda en el momento mismo de la muerte, préstenme atención, triste de mí, y si viví con pureza, arranquen esta peste y este mal de mí, que deslizándose subrepticiamente como una parálisis en lo hondo de mis miembros arrancó de todo mi pecho la felicidad. No pretendo ya que ella retribuya mi amor, ni que, puesto que no es posible, quiera ser honesta. Deseo curarme yo y hacer a un lado esta funesta enfermedad. ¡Dioses, concédanmelo a mí, por mi piedad!

...Pero sus palabras están escritas en el viento y en el agua rápida...

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